Esperanza Viva 6

2 Pedro 1

By Marsol Reyes, November 15, 2018

2 Pedro 1

Lectura Bíblica: 2 Pedro 1. 1-7 “Yo, Simón[a] Pedro, esclavo y apóstol de Jesucristo, les escribo esta carta a ustedes, que gozan de la misma preciosa fe que tenemos. Esta fe les fue concedida debido a la justicia e imparcialidad[b] de Jesucristo, nuestro Dios y Salvador. 2 Que Dios les dé cada vez más gracia y paz a medida que crecen en el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor. 3 Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia; 4 y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos. 5 En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con conocimiento; 6 el conocimiento, con control propio; el control propio, con perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios; 7 la sumisión a Dios, con afecto fraternal, y el afecto fraternal, con amor por todos”.

Introducción:

Hoy vamos a comenzar a estudiar la 2da carta de Pedro la cual antes de entrar en contexto debemos explicar que muchos estudiosos debaten el hecho de que Pedro sea el autor de esta carta. Y entre las muchas cosas por las que piensan esto está: el vocabulario, el estilo y la atmósfera son muy distintas a la 1ra carta de Pedro; pero a pesar de las muchas objeciones, la autoría de Pedro sigue siendo hasta hoy la más convincente.

Pero vamos a enfocarnos en el mensaje profundo que Pedro escribió en esta carta, porque en aquel tiempo la Iglesia estaba siendo frecuentemente amenazada por el mundo y plagada de un sin número de ideologías que estaba confundiendo a la gente. Así que escribe en respuesta a algunos falsos maestros que se estaban levantando y que negaban la segunda venida del Señor y que en cambio defendían un estilo de vida de libertad abusiva, corrompiendo la fe y distorsionando el llamado de Jesús a la humanidad.

Y en este 1er capítulo Pedro decía que la generosidad de Dios, ese don gratuito debe llevar al hombre a la conversión, a abandonar la corrupción. Insistiendo en que no debemos quedarnos con el hecho de recibir la fe, sino debemos consolidarla. Ej de cuándo una madre tiene a su hijo.

Pedro incluso sostenía que la gracia de Dios era el cimiento, la base para una vida piadosa y que para vivir una vida que agradara a Dios era necesario obtener una recompensa eterna. Incluso Pedro quería hacerles entender que los que rechazan la venida de Cristo están negando la Soberanía de Dios, rechazan el poder divino en el mundo. Así que la esperanza de una definitiva segunda venida de Cristo debía animarnos a desarrollar la fe recibida.

Mensaje:

V.1 - Pedro comienza escribiendo a gentiles y a todos nosotros quienes anteriormente éramos despreciables y que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, que por la gracia de Dios tenemos privilegio de ciudadanía en el Reino y gozamos en común de una fe concedida con el mismo honor y privilegio, todos tenemos derecho de recibir la gracia, nadie es inferior. Y dice fe “concedida”, o sea que no nos la ganamos, nos la regalaron; ni la merecíamos sino que fuimos agraciados de recibir ese premio por la justicia de Dios.

Y ese recordatorio se los hace mencionando su nombre original Simón Pedro que aparte de Hechos 10 (cuando abrió la puerta a Cornelio el Centurión) esta es la segunda ocasión en que se menciona su nombre original de Simón en todo el NT, con la intención de recordarles de dónde Cristo le había sacado a él y cómo por Su gracia le había salvado. No se trata de uno que escuchó la historia, sino un testigo viviente que se remontaba al mismo Jesús con quien compartió su experiencia.

Pedro se llama así mismo esclavo, un título aparentemente humillante pero que los grandes hombres lo usaban como un honor. En la antigüedad un amo poseía a un esclavo de la misma manera que lo hacía con una herramienta. Un amo tenía derecho sobre su esclavo de lo que quisiera y hasta poder de vida o muerte. O sea era propiedad del amo y el amo lo usaba como, donde y cuando quisiera. Así que el Pedro llamarse esclavo de Jesucristo era como decir que estaba a Su disposición.

Es importante entender todo esto primero que Pedro en V.1 habla de una fe concedida, de llamarse esclavo de Jesucristo y decir su nombre original porque es la base que él utiliza para decirnos, yo era esto pero ahora por la gracia de Jesucristo soy quien soy.

Pedro estaba tan agradecido de cómo Dios le había transformado, la gracia recibida, la salvación obtenida por la justicia de Dios, que es como si quisiera decirnos: yo no tengo derechos propios porque Se los he rendido a Dios, estoy constantemente a Su servicio. En otras palabras significa que yo vaya donde vaya, yo haga lo que haga yo siempre voy a reflejar al Cristo al que pertenezco. Por eso continúa el

V.2- Luego Pedro expresa anhelando que la gracia y la paz se les multiplique a toda persona que llegue a conocer a Dios cada vez mejor. El conocer a Dios viene de una relación personal con Él, es conocerle cómo se conoce a una persona y entrar día a día en una relación más íntima con Él. Mientras más nos damos cuenta de quién es Dios en mí, más voy a apreciar la gracia y la experiencia de la paz.

De eso Pablo nos dice con gran convicción aún estando en prisión: “yo sé en Quién he creído”, no nos dice yo sé lo que he creído. Porque Pablo pudo experimentar al igual que Pedro una experiencia de amor invencible constantemente. Pero para conocer a una persona tú tienes que buscarla, pasar tiempo, hablarle y escucharle, abrirle tu corazón y pedirle consejo, buscar dirección, (eso es meterse en la Palabra, orar y hablar con Dios, tener comunión con el Espíritu Santo, es discipularte).

Ejemplo- En ocasiones conocemos más a nuestros enemigos dónde vive, dónde trabaja, dónde y con quién hangea, cómo viste, cómo habla, lee toda su vida en facebook y se interesa más por conocer cada detalle de su vida, que mostrarle cada detalle de su propia vida a quien nos ama con amor invencible y verdaderamente se interesa por mí.

V.3-7 - Comienza hablándonos de que Dios por Su poder y por Su generosidad, nos otorga todas las cosas necesarias para la vida verdadera; cuando conocemos a Dios no solamente Él nos dice lo qué es la vida sino que nos capacita para vivirla en rectitud. Y una vez conocemos de Su maravillosa gloria Él nos da unas preciosas promesas.

No es que Dios te da promesas, sino que en Él esas promesas se hacen realidad.

Pablo dijo en 2 Corintios 1.20 “todas las promesas de Dios son Sí y Amén en Cristo”;

lo que quiere decir que Él mismo las confirma y las garantiza.

Que nos dijo Jesús: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”,

no nos dice te doy esa promesa, nos dice YO SOY ESA PROMESA.

Por lo tanto, son esas promesas las que nos llevan a participar de la naturaleza divina y escapar de la corrupción del mundo. Todo lo que tenemos que hacer es vivir de acuerdo a la naturaleza divina de la que ya participamos. Pero y cómo hacemos eso si la experiencia que vivimos a diario en nuestros alrededores son: amargura, odio, crímenes, falta de moral, frustración, etc.

Juan 10.10 dice: Yo he venido porque “mi propósito es darles una vida plena y abundante”.

En otras palabras, Él se hizo lo que nosotros somos (Él conoció con lo que tú y yo batallamos a diario) para hacernos lo que Él es. Cualquiera de nosotros tiene la capacidad de participar de la naturaleza de Dios, pero eso únicamente lo podemos hacer realidad en Jesús. Y Pedro nos exhorta a crecer en la gracia y conocimiento de Jesús y no contentándonos con menos que una vida preciosa y de excelencia.

Cómo crecemos en la gracia y conocimiento de Jesús: V. 5-6

1- Viviendo en excelencia moral

Pedro nos dice que nos esforcemos y complementemos nuestra fe, o sea, nuestro esfuerzo personal debe cooperar con la gracia de Dios. No nos ganamos la salvación pero tenemos que poner todo nuestro empeño en tener una vida de amor.

Pablo dice en Filipenses 2. 12-13 “Esfuércense por demostrar los resultados de su salvación obedeciendo a Dios con profunda reverencia y temor. 13 Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada”.

Es cierto que todo es por fe, pero una fe que no termina en vida, no es verdaderamente fe. La fe no es solo entregarnos a confiar en las promesas de Dios, es también obedecer Sus mandatos. Nosotros ponemos el esfuerzo y Él produce el querer y el hacer en nosotros por Su voluntad.

2- Buscando el conocimiento

Definitivamente todo empieza por la fe, y la fe es la convicción de que lo que Jesús dice es verdad y por tal razón nos podemos entregar a Sus promesas. Eso incluye el que nosotros busquemos experimentar la realidad de Quién es Dios en mi propia vida. El conocimiento es un don espiritual que puede crecer, aumentar, llenar y hasta abundar.

Ej. La mente humana se concentra fácilmente en algo y eso es algo importante porque si pensamos en algo con tanta frecuencia e intensidad, llegará el punto en que no podamos dejar de pensar. Así que medita en la Palabra, en tu salvación por gracia y en la voluntad de Dios y tus pensamientos te cautivarán.

3- Tener control propio

Cuando la razón lucha con la pasión y los deseos y prevalece, se le llama dominio propio. Nuestra libertad en Cristo no nos da la libertad de abandonar todo lo moral, tampoco significa que te alejes totalmente del mundo.

Nuestro llamado es a vivir una vida de autodisciplina conforme al ejemplo que nos dio Cristo, que aunque estaba en el mundo no era del mundo. No tenemos que rechazar al mundo, tenemos que apartar lo que no glorifique a Dios de nuestra vida.

Ej. Ahí vienen las famosas preguntas: ir a un baile o escuchar música mundana es malo, (y tú te debes contestar, la pasión y el deseo que te presentan esas cosas se unirá a tu concuspicencia (a ese deseo oculto que hay dentro de ti), pasito a pasito suave suavecito te puede hacer caer? Ya te contestaste si glorifica o no a Dios, porque todo lo que glorifica a Dios es aquello que revela un corazón que ha experimentado la gracia y misericordia de Dios. Todo lo que te acerca al mundo y aleje de Dios no le glorifica.

4- Tener perseverancia

El dominio propio te lleva a mantenerte firme, a mantener tu fe aún en los momentos de prueba difíciles o de tentaciones. Un cristiano perseverante sabe que ha experimentado la gracia de Dios más allá de sus capacidades humanas.

El perseverar es un llamado a la fidelidad y una afirmación de que de alguna manera, Dios te llevará a través de las pruebas hasta el destino prometido en Cristo. Cuando uno obedece las pasiones, las emociones y los deseos no es más que un esclavo. Acepta con firmeza todo lo que la vida te pueda hacer y transforma hasta el peor suceso en otro paso hacia adelante y hacia arriba.

5- Buscar la sumisión a Dios

Una persona que reconoce Quién es Dios, y vive reconociendo que en Él mismo tenemos la promesa, y que a través de Él tenemos la gracia recibida no merecida, será una persona que siempre adore a Dios correctamente y Le da lo que es debido; está en una debida relación con Dios y con sus hermanos.

Debemos caminar con tanta devoción que no demos un sólo paso fuera de la voluntad de Dios, tan en control de nosotros mismos que en ninguna situación escogamos lo más agradable en lugar de lo mejor y tan sabios que podamos distinguir lo mejor de lo peor.

6- Crecer en afecto fraternal

Crecer en el amor hacia nuestros hermanos, que la vida de tu hermano quede expuesta en tus oraciones. Que no sea una carga para ti sino un privilegio, un gozo, el discipular, formar, dirigir a un hermano a través de la Palabra.

7- Amor por todos

Todo esto anterior debe llevarnos a anhelar un amor tan profundo como el de Dios que es un amor tan maravilloso que hace salir Su sol sobre los justos y los injustos y Su lluvia sobre malos y buenos. Un cristiano debe mostrar a otros en todo momento el mismo amor que Dios nos mostró a nosotros.

V. 8-11 Pedro nos anima a esforzarnos constantemente a crecer, a seguir subiendo la escala de conocimiento en todas las áreas porque el progreso es un camino que nos lleva a más progreso. Aprendemos de Dios cuando vivimos con Dios y para Dios y eso nos capacita para conocer más a Dios.

Conclusión:

Nosotros no nos ganamos la salvación, pero a la misma vez tenemos que poner todo nuestro esfuerzo para conseguir una vida de amor. Te lo pongo como ejemplo de esta manera; una lámpara de aceite, la llama es lo que Dios inicialmente pone sin ningún esfuerzo de nuestra parte, pero el aceite es lo que cada uno de nosotros debemos hechar para que esa llama siga creciendo y aumentando. Cuando el aceite se acabe, la luz se apaga y en la oscuridad no tenemos la misma vista. Nos iremos quedando ciegos y sin la lámpara del conocimiento de Dios que es la que ilumina nuestro camino, no podremos distinguir ese camino.

La fe no nos exime de hacer obras ni la generosidad de Dios te libera de hacer tu parte. Es cuando la mecha está bien empapada de aceite cuando mejor llama tendremos; o sea que cuando nosotros estemos empapados del conocimiento de Dios, es cuando mejor disfrutaremos de la experiencia de la gracia y la paz de Dios; si nuestro esfuerzo se une a la gracia de Dios tendremos la eternidad como recompensa.

V. 16-18 Pedro vuelve al mensaje que había sido su principal propósito de traer, recordarles a los creyentes la seguridad de una segunda venida de Jesucristo. Y Pedro lo habla con el derecho de quien estuvo con Jesús en El Monte de la Transfiguración y que allí vio la gloria y el honor de oír la voz de Dios.

Por lo que ahora no lo menciona como un adelanto a la Resurrección de Jesús sino como adelanto de la gloria triunfal de la Segunda Venida. Pedro nos dice: amados hermanos esfuércense por comprobar si realmente forman parte de los que Dios ha llamado y escogido.

Porque es fácil volverse corto de vista o ciego (demostrar cómo si recibimos la gracia y la salvación en un nivel, es necesario continuar dando un paso hacia adelante y hacia arriba para seguir viviendo anhelando la eternidad. Llegar a la eternidad debe ser nuestra meta y mostrar cómo si dejamos la lámpara en ese primer nivel recibido, llegará el momento que nuestro camino se hará oscuro, nuestra vista corta y quedaremos ciegos para ver el camino correcto a seguir. Volver a buscar la lámpara y seguir subiendo. Pero si yo mantengo mi lámpara encendida y no dejo que esa llama se apague podré avanzar y subir en el camino a un camino lleno de gracia, de gloria, de amor, un camino lleno de esperanza y podremos ver la misma Gloria de Dios resplandecer sobre mi vida.