Vida De Oración 6

La Oración Que Da Consuelo y Fortaleza

By Marisol Reyes, February 14, 2019

INTRODUCCIÓN

Mateo 26. 36-46

Estamos viviendo en unos tiempos tan difíciles, de tanta inseguridad, de incertidumbres, tiempos de tanta confusión que incluso nos llevan hasta a robarnos la paz cuando somos nosotros mismos los protagonistas, cuando son nuestras puertas las que toca. Los momentos de inseguridad y de incertidumbre se desarrollan, crecen y se nutren cuando hay momentos de verdad mezclados con momentos de mentiras. Si todo lo que llega a nuestra vida tendríamos la certeza de que es una verdad, podríamos tomar una decisión firme al actuar. De igual manera, si todo fuera mentira también pudiéramos tomar una decisión firme.

Pero cuando tenemos una mezcla de verdad y mentira, se crea la inseguridad, la incertidumbre. Pero si los intérvalos de la verdad permanecieran, nuestra fe se afirmaría. Por ejemplo, mi matrimonio está en crisis y ya esto no tiene solución. (Verdad- matrimonio en crisis, Mentira- no tiene solución).

Mis hijos están perdidos y no hay quién los cambie. (Verdad- hijos en mal camino, Mentira- nadie los cambia).

Tengo una enfermedad y no tendré sanación. (Verdad- enfermedad, Mentira- no tener sanación).

Y qué hacemos cuando esos tiempos difíciles y de incertidumbres tocan nuestra puerta, cuando afectan nuestra familia, cuando perturban nuestra paz? Cuando eso pasa lo que generalmente hacemos es preocuparnos, cargarnos, desesperarnos, angustiarnos, ponernos tristes y muchas otras formas de reaccionar que con toda sinceridad es normal que suceda, en cualquier persona no importando el nivel de fe o espiritualidad que esapersona tenga.

Permíteme darte una mala noticia dentro de una buena noticia. La buena noticia es que la oración consuela y da fortaleza. La mala noticia es que para que la oración te consuele tienes que estar pasando por una angustia, un dolor o una tristeza. De lo contrario, para qué necesitas consuelo?

Pero para que haya angustia, dolor o tristeza es porque antes conociste lo quees el gozo o la felicidad. Sino cómo conocemos que lo que estamos sintiendo nos causa dolor y no alegría?

Eso mismo es lo que hace una vida de intimidad con Dios. Nos lleva a conocer un amor tan invencible, que cuando lleguen los momentos difíciles o de pruebas, podremos experimentar el consuelo y la fortaleza de que el amor de Dios nunca deja de ser.

Pero la Biblia nos enseña diferentes ocasiones en que distintas personas recurrieron y dependieron de la oración en sus momentos de angustia, dolor o sufrimiento. Porque la oración tiene la capacidad de llenarnos del mismo Espíritu de Dios que consuela y da fortaleza a nuestros corazones.

MENSAJE

Uno de los ejemplos que mejor podemos ver de este tipo de momentos difíciles que enfrentamos, es el mismo Señor Jesucristo. En Mateo 26. 36-46

36 Entonces Jesús fue con ellos al huerto de olivos llamado Getsemaní y dijo: «Siéntense aquí mientras voy allí para orar». 37 Se llevó a Pedro y a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y comenzó a afligirse y angustiarse. 38 Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo».39 Él se adelantó un poco más y se inclinó rostro en tierra mientras oraba: «¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».40 Luego volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro: «¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? 41 Velen y oren para que no cedan ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».42 Entonces Jesús los dejó por segunda vez y oró: «¡Padremío! Si no es posible que pase esta copa[a] a menos que yo la beba, entonces hágase tu voluntad». 43 Cuando regresó de nuevo adonde estaban ellos, los encontró dormidos porque no podían mantener los ojos abiertos.***44 ***Así que se fue a orar por tercera vez y repitió lo mismo. 45 Luego se acercó a susdiscípulos y les dijo: «¡Adelante, duerman y descansen! Pero miren, hallegado la hora y el Hijo del Hombre es traicionado y entregado en manos de pecadores. 46 Levántense, vamos. ¡Miren, el que me traiciona ya está aquí!”.

Aquí vemos que Jesús comenzó a entristecerse y a sentir una gran angustia y con toda la sinceridad que lo caracterizaba le dijo a los 3 discípulos (Pedro, Santiago y Juan), quienes también estuvieron con Él en el Monte de la Transfiguración; y que había escogido ahora para que le acompañaran a velar mientras Él oraba, o sea, que oró en presencia de ellos pero NO con ellos; y les dice:

“Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte”.

Sin duda alguna Jesús, estaba sintiendo una angustia en Su alma Santa porque anticipaba que iba a ser una ofrenda por el pecado de nosotros. El sólo pensamiento del contacto con nuestros pecados fue causa del agudosufrimiento de Jesús.

Nosotros por nuestra naturaleza pecaminosa no podemos ni siquiera entender lo que eso significó para Él, que Él sin pecados, ser pecado por nosotros. Nuestros pecados fueron puestos sobre Él, pero no estuvieron en Él.

Alguna vez has experimentado el arrepentimiento por algo que hiciste o dijiste, y cuando entras en convicción y te arrepientes sientes un dolor profundo en tu corazón, un quebrantamiento, una tristeza difícil de quitar?

Yo recuerdo una ocasión cuando en el proceso de restauración de mi matrimonio, yo juzgué a mi esposo sin considerar un dolor profundo que él arrastraba desde pequeño y mi juicio causó un dolor aún mayor en él. Y cuando yo vi el quebranto de mi esposo, me arrepentí de mi falta y me dolió profundamente lo que hice. Y me duró días en sanar la tristeza que eso causó en mí.

Imagínate a Jesús, el Cordero sin manchas cargando cada uno de los pecados de cada uno de nosotros, cuando Él no conocía pecado para prepararse a hacernos justicia de Dios en Él. Esa era la angustia que Jesús sentía en aquel momento.

Podemos ver cómo en el momento de mayor aflicción y angustia, Jesús recurre a la oración y a buscar de la Presencia y el rostro del Padre. Aprendemos de Jesús en el Getsemaní a cómo orar y cómo en nuestra necesidad depender de Dios a través de la oración en los momentos másdifíciles de nuestra vida. Entre las cosas que podemos aprender está que Jesús:

Primer Punto

Jesús recurrió al Padre

Aunque Él le confesó a Sus discípulos su angustia,no dependió de ellos, dependió de Su Padre. Nadie más podría compartir Su sufrimiento ni orar Su oración. No era que Jesús estaba dando para atrás, cuando Él oraba al Padre que pasara esa copa de sufrimiento no estaba pidiendo Ser libre de la Cruz. Aquel era el propósito para el que Él había venido al mundo.

No era buscando una respuesta a ese pedido, era como decirle al Padre: no hay otra manera de que los pecadores puedan ser salvados y no mediante que Yo vaya a la Cruz? Si la hay revélala, pero como quiera quiero que sepas que se haga Tú Voluntad. No era la Cruz lo que le angustiaba a Jesús, era la carga de los pecados en Su alma Santa que estaba teniendo que llevar sobre Él.

Pero Jesús fue al Padre para buscar Su consuelo, Él conocía que aquel dolor y angustia podía ser consolado y fortalecido con el amor del Padre, y aunque su circunstancia no cambiara y no hubiera respuesta y el cielo permaneciera en silencio, porque no había otra forma en que Dios justificara a los pecadores excepto que Cristo, Papá consolaba Su alma cuando le mostraba que se glorificaría a través de El.

Segundo Punto

Prefirió estar a solas con Dios

Aunque Jesús buscó que los discípulos le apoyaran en la oración, Él no dependió de la oración de otros y sí en Su relación con Dios. Cuando regresaba y encontraba a los discípulos dormidos (y no seamos juzgadores de aquellos discípulos quienes realmente estaban agotados de las horas y días que llevaban con Jesús. Incluso no nos atrevamos a condenarlos cuando conocemos nuestra vida de oración, dormimos más de lo que oramos y nuestra mente vaga más en las cosas cotidianas que el estar en vela).

M ás y en ninguna de las 3 ocasiones Él les pidió que oraran con Él. Les pedía que se mantuvieran velando y orando ellos también para que no cayeran en la tentación, pero siempre se fue a solas a orar a Su Padre.

Hay cosas que una persona tiene que afrontar a solas o algunas decisiones que tiene que tomar hacer, porque en la soledad terrible del alma el que puede ayudar podría fallar y los consuelos se pueden disipar, pero en esa soledad está con nosotros Aquel que en el Getsemaní la experimentó y la superó. Si algo estaba seguro Jesús era de su necesidad de mantenerse orando para fortalecer su relación con Dios.

Tercer Punto

Insistió en encontrar consuelo en la oración

Podemos ver que Jesús oró por una hora V.40 y lo hizo en 3 ocasiones diferentes hasta encontrar consuelo. En ese tiempo de oración Jesús reconocía que iba al Padre, a Su amado, en Quien todo se hacía posible. A través de la oración Jesús buscaba mantenerse unido con el Padre y de esa manera glorificarlo.

Pero Él insistía en la oración porque reconocía que la respuesta de Dios sería consolar Su alma. Jesús conocía a Quien iba, Él conocía dónde encontraría esa paz que Su alma anhelaba en ese momento de angustia, Él sabía reconocer el fuerte abrazo que Su Padre le ofrecía que su corazón quedaba sorprendido, anonadado. Pero todo esto lo conocía porque tenía intimidad con Su Padre.

Cuántos aquí se han enfermado de gripa, de un virus, estómago o cualquier otra cosa donde han tenido que visitar un Doctor? Te pregunto, por qué fuiste a un Doctor y no fuiste a donde un Abogado? Porque conoces, tienes la certeza, la evidencia de que un Doctor es la persona que se preparó y capacitó para tratar enfermedades mientras un Abogado hizo lo mismo para tratar con asuntos de la ley.

Jesús tenía la convicción, la evidencia, la experiencia propia de que en la oración, en ese tiempo de intimidad con Su Padre, recibiría consuelo. Porque Jesús conocía al Padre por la relación que llevaba con Él. Y ciertamente lo que no conoces no lo puedes vivir.

Cuarto Punto

Aceptó la Voluntad de Dios

La oración no siempre cambia nuestra circunstancia, pero nos cambia a nosotros en la circunstancia. Pero cuando la oración no cambia nuestra situación, nos fortalece para enfrentarla. En Getsemaní Jesús oró a Dios que si era posible pasara de Él aquella copa de sufrimiento, como queriendo decir: líbrame de esta situación tan angustiosaen la que me encuentro.

Pero aquella petición no podía ser concedida, y cuando Jesús como respuesta se topó con el silencio del Cielo, encontró la capacidad para aceptar la situación y al aceptarla, la situación fue transformada. Y aquella agonía de la Cruz condujo directamente a la Gloria de la Resurrección.

Porque la oración te ofrece la capacidad para aceptar y al aceptar, transformar. La oración no necesariamente está diseñada para liberarnos de las situaciones, sino capacitarnos para aceptarlas y transformarlas. La oración no es seguir el camino más fácil, es recibir el poder para seguir ese camino difícil con la ayuda de Dios.

Si sólo fuera el canal para nosotros hacer las cosas más fáciles, puede ser tan perjudicial para nosotros mismos, que hasta nos volvamos perezosos de sólo ir a orar en el momento de la necesidad y sentarnos a esperar (y en el proceso hasta desilusionarnos al no ver respuesta positiva), sin desarrollar esa intimidad, esa relación con Dios que nos lleve a conocer y glorificar a Dios.

En 2 Corintios 12. 8-10

“8 En tres ocasiones distintas, le supliqué al Señor queme la quitara. 9 Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí. 10 Es por esto que me deleito en mis debilidades, y en los insultos, en privaciones persecuciones y dificultades que sufro por Cristo. Pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte”.

Aquí vemos que Pablo desesperadamente pidió ser librado del aguijón que tenía en su carne. Pero no fue librado de esa situación, fue capacitado para aceptarla. Y en aquella situación descubrió la fortaleza que se hacía perfecta en su necesidad y la gracia que era suficiente para asumir todas las cosas. Y en esa fuerza y gracia la situación no sólo fue aceptada sino transformada en Gloria.

La oración trae la capacidad para soportar. Es natural, es inevitable que en nuestra necesidad humana y debilidades haya cosas que temamos no poder soportar. Cuando vemos una situación desarrollarse, vemos algo trágico acercarse, vemos algo de frente que obviamente nos va a demandar más de lo que nosotros podemos soportar; nuestro sentir inevitable es: no voy a poder soportar.

CONCLUSIÓN

Moisés en el proceso de libertar al pueblo de Israel de la esclavitud a manos de Egipto, él vio cómo Dios fue enviando plagas para atacar la necedad del Faraón y su pueblo y por más duras que fueron esas pruebas, ninguna tocó en lo personal a Moisés, le hacían daño al Faraón y a los egipcios pero no a Moisés directamente. Pero cada vez que Dios iba a mandar una plaga, lo hacía a través de un tiempo de oración e intimidad que Moisés tenía con Dios, que a su vez iba desarrollando y afirmando su fe.

Pero cuando finalmente el pueblo de Israel tuvo la oportunidad de escapar de manos del Faraón, Dios los condujo por un camino y al final del mismo allí se toparon entre la espada (Faraón y su ejército) y la pared (Mar Rojo). Y ahora allí sí lo que estaba sucediendo le afectaba directamente a Moisés.

No sólo porque tenía a todo un pueblo de miles de personas gritándole y acusándole de que morirían por su culpa de haberlos llevado hasta allí. Recordemos que el Señor solamente le daba las instrucciones a Moisés pero no le daba el resultado, lo que él veía era Mar Rojo de frente, el Faraón con su ejército de espaldas y un pueblo gritando a sus oídos para qué me trajiste aquí a morir? Sino que realmente lo que él veía allí tenía que causarle cierta angustia y dolor.

Éxodo 14. 13-15

“13 Pero Moisés les dijo: No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el Señor los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos. 14 El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos. 15 Luego el Señor le dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Dile al pueblo que se ponga en marcha!”.

Era como si el Señor le dijera: por qué no confías, qué te angustia, qué te causa tanto temor que en lugar de actuar por lo que ya conoces de Mí, estás clamando. El actuar era sinónimo de aceptar la Voluntad del Señor.

V.19-20

“19 Entonces el ángel de Dios, que iba al frente del pueblo de Israel, se trasladó hacia atrás del campamento. La columna de nube también se cambió de lugar y pasó a estar detrás de ellos. 20 La nube se puso entre los egipcios y el campamento de los israelitas. Al atardecer, la nube se convirtió en fuego e iluminó la noche, pero los egipcios y los israelitas no se acercaron unos a otros en toda la noche”.

Recuerda que la columna de nube les guiaba durante el día y la columna de fuego durante la noche. Y aquí estamos viendo que Moisés clamó o sea entró en angustia durante horas del día y les llegó la noche y no fue hasta el amanecer que pudo ver la obra sobrenatural de Dios allí cuando finalmente el Mar Rojo fue abierto en dos y aquel pueblo fue librado de Egipto.

Fueron horas largas de angustia, de incertidumbre pero Moisés recurrió a Dios, estuvo a solas con Dios, en presencia del pueblo pero a solas con Dios, insistió en encontrar consuelo en la oración y finalmente aceptó la Voluntad de Dios. Dios no solamente cambió la situación a través de Su consuelo y fortaleza sino que transformó la circunstancia para Su Gloria.

Lo mismo sucedió con Jesús, seguramente momentos de angustia y dolor pasaron por Su mente en el momento de la crucifixión, tal vez la burla de aquellos hombres diciéndole: si eres el Hijo de Dios sálvate ahora.

Tal vez la risa de aquel pueblo lo llevaba a desesperarse; Su dolor, Su dificultad para respirar pudo haberlo llevado a angustiarse; porque recuerda que el vino a este mundo encarnado en hombre como tú y cómo yo, a Él le dolía. Pero su corazón estaba convincentemente conectado al Espíritu de Dios. El Espíritu le tenía que estar hablando a Su corazón y le tenía que estar diciendo:

TE AMO, ERES MÍO, ME PERTENECES, SOPORTA, RESISTE, ERES MI HIJO AMADO Y TE ESPERO EN EL TRONO PARA DISFRUTAR DE TU PRESENCIA POR LA ETERNIDAD.*

Cada uno de nosotros tiene su propio Getsemaní, pero cada uno tenemos que aprender a decir: “Hágase Tu Voluntad”. Yo no sé cuál es tu Getsemaní pero ven, ven al Getsemaní y póstrate, ora a Dios, humíllate y dile Papá si es posible pasa de mí esta copa pero sino que se haga Tú Voluntad. Capacítame para aceptar mi situación y que al aceptarla sea transformada.

La oración puede no quitar la tragedia, puede no evadir la situación; pero la oración te hará capaz de soportar lo insoportable, de aceptar lo que es difícilaceptar, te llevará más allá de tus posibilidades sin desfallecer. Siempre que consideres la oración para consolar y fortalecer tu alma, podrás ver el poderdivino y sobrenatural de Dios obrar en ti. Y seguirás declarando que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO