Vida De Oración 8

En La Busqueda De Su Presencia

By Richard Martinez, Pastor, February 28, 2019

INTRODUCCIÓN

Yo creo que la oración es uno de los más grandes privilegios que tenemos como Cristianos y uno de los que menos usamos y aprovechamos. La oración es una de esas cosas que todos sabemos que necesitamos hacer continuamente, pero que buscamos formas y maneras de evitarlo.

Pero la oración es indispensable, es importantísimo; hay unos beneficios impresionantes en la oración que nos deben motivar a orar.

Por ejemplo;

  • La oración nos mantiene con una convicción de la Presencia de Dios.
  • Elimina la ansiedad y nos produce paz.
  • Nos ayuda a tomar decisiones correctas, porque envolvemos a Dios en ellas.
  • Nos impulsa a confiar en Dios en nuestros procesos.
  • Nos da fuerza cuando estamos débiles o cuando no tenemos ninguna.

Esto son sólo algunos beneficios de los miles de beneficios que obtenemos cuando tenemos una vida de oración.

Pero algunas personas dirán: Pero ¿yo no experimento eso cuando oro? Si no experimenta algunas o todas estas cosas cuando ora, es porque posiblemente no estamos orando para buscar el rostro de Dios. Una de las cosas que a mí más me fascinan de la oración, no es lo que produce la oración, sino que por medio de la oración me permite tener acceso y estar con Dios.

MENSAJE

Buscar El Rostro De DIOS

Quisiera explicar qué significa cuando decimos: buscar el rostro de Dios; porque hay ocasiones que utilizamos frases y decimos cosas que las hacemos más complicadas que lo que verdaderamente son y ésta siento que es una de ellas.

Por ejemplo, hay personas que cuando dicen que: tenemos que buscar el rostro de Dios; lo hacen ver como que si no oramos por lo menos cierto tiempo como una hora o algo así, no encontraremos el rostro de Dios; otros piensan que si no sentimos algo en la piel es porque no hemos encontrado el rostro de Dios, otros piensan que si no lloramos no encontramos el rostro de Dios.

Aunque todas estas cosas se pueden manifestar cuando buscamos el rostro de Dios, no son una regla, porque la Biblia no nos especifica que es una regla llorar o sentir algo en el cuerpo cuando buscamos el rostro de Dios; más afirmo que cuando buscamos el rostro de Dios, sí se pueden dar estas manifestaciones y otras más.

Por ejemplo, a mí me ha pasado que cuando he buscado el rostro de Dios, he comenzado a llorar y llorar desconsoladamente y he pasado no sé cuantos minutos llorando; en otras ocasiones he sentido un amor tan impresionante que me da como un cierto gozo o risa; mientras que en ocasiones simplemente no he sentido nada; pero el hecho de que no haya sentido nada, no significa que no busqué o que no encontré el rostro de Dios.

Tomemos un ejemplo para poder entender esto;

la palabra BUSCAR en hebreo es BAQASH, esta palabra tiene muchos significados como: buscar a; consultar, procurar información de, investigar y cuando habla del rostro es la palabra paneh que se refiere a: presencia.

Entonces en otras palabras, el buscar el rostro de Dios, es el buscar la Presencia de Dios y para experimentar los beneficios de la oración, es necesario que nuestra intención sea la búsqueda de la Presencia de Dios, porque el mayor beneficio de la oración es el estar en la Presencia de Dios.

La razón por lo que la Biblia utiliza esta expresión es porque los judíos viven bajo la convicción de que lo que está dentro de una persona, se refleja en su rostro; ellos entendían que cuando una persona es sincera refleja en su rostro su verdadera esencia y que al buscar el rostro de Dios, esto nos lleva a la esencia de Dios, Su Presencia.

Si usted dice: ¿Pero cómo hago eso? ¿cómo busco el rostro de Dios? El buscar el rostro de Dios o la Presencia de Dios, es mucho más que una práctica medida por el tiempo, o manipulada por las intenciones. Es mucho más que orar una hora, o orar para que Dios conteste esta petición.

Para poder ver esto más de cerca leamos el Salmo 27: 4 – 8 que dice:

¨Lo único que le pido al Señor —lo que más anhelo— es vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida, deleitándome en la perfección del Señor y meditando dentro de su templo. 5 Pues él me ocultará allí cuando vengan dificultades; me esconderá en su santuario. Me pondrá en una roca alta donde nadie me alcanzará. 6 Entonces mantendré mi cabeza en alto, por encima de los enemigos que me rodean. En su santuario ofreceré sacrificios con gritos de alegría, y con música cantaré y alabaré al Señor. 7 Escúchame cuando oro, oh Señor; ¡ten misericordia y respóndeme! 8 Mi corazón te ha oído decir: Ven y conversa conmigo. Y mi corazón responde: «Aquí vengo, Señor».

Aquí aprendemos:

  • En el V. 1 el Salmista reconocía la Soberanía de Dios.
  • El Salmista tenía un anhelo genuino de estar diariamente con Dios.
  • La Presencia de Dios era su mayor deleite.
  • Él ponía su confianza totalmente en Dios.
  • Él amaba alabar y adorar a Dios.

Por eso vemos que ahora Dios le hace la invitación en el V. 8 que él explica que Dios le dijo:

¨Mi corazón te ha oído decir: Ven y conversa conmigo¨. O sea, que fue Dios quien le hizo la invitación a Su Presencia, fue Dios el que tuvo la iniciativa de hacerse accesible al Salmista y por eso el Salmista dice: ¨Aquí vengo Señor¨.

Tenemos que entender que la iniciativa de nuestra relación con Dios no nace de nosotros, sino que nace de Dios mismo y esto es lo que nos debe llevar y motivar a desarrollar un anhelo genuino de Su Presencia, un deseo vivo por estar con Él.

Vemos que lo que llevó al Salmista a una invitación de Dios fue:

  • Fue un reconocer Quién es Dios,
  • Fue un anhelo genuino de estar con Dios,
  • Fue un deseo real de deleitarse en Dios,
  • Fue una confianza absoluta en Dios,
  • Fue una costumbre indispensable de alabar y adorar a Dios.

En otras palabras, lo que llevó al Salmista a buscar la Presencia de Dios fue que el amaba a Dios, porque Dios era, es y siempre será Dios. Esa es la clave, antes de orar, es el nosotros decidir en nuestros corazones que lo más importante en nuestras vidas es Dios.

La búsqueda del rostro y la Presencia de Dios se pudiera resumir de forma práctica de esta manera:

Es una decisión de concentrar nuestros pensamientos y nuestros corazones en Dios. Es el enfocar nuestras conciencias, mentes y corazones en Dios.

Como le explica David a los líderes de Israel cuando les estaba dando las instrucciones de que apoyaran a Salomón en la construcción del templo; él les dice que para traer el arca del pacto del Señor tenían que:

Buscar al Señor con todo el corazón y con toda el alma (1 Crónicas 22: 19).

Nuestra carne, distracciones y situaciones que sirven como obstáculos.

Tenemos que entender que Dios siempre está en medio nuestro, no es que Él está en el cielo ignorando lo que sucede aquí en la tierra o en nuestras vidas. Sin embargo, cuando las personas hablan de buscar el rostro de Dios hacen ver como si Dios se escondiera, como si Dios se alejara, como si Dios le fascinara evitarnos y hacernos esforzarnos por encontrar su rostro.

Pero en lo que vimos del Salmo 27 nos dimos cuenta, cómo es que Dios sí anhela que le busquemos; el problema no es que Dios nos evite, el problema es que de muchas formas nosotros evitamos a Dios; somos nosotros los que levantamos obstáculos para no ver el rostro de Dios.

La razón por la que se nos dificulta buscar o encontrar el rostro de Dios, es porque para buscar el rostro de Dios dijimos que envuelve una decisión de concentrar nuestros pensamientos y corazones en Dios. Es el enfocar nuestras conciencias, mentes y corazones en Dios y la mayoría de las ocasiones nuestros pensamientos y nuestras mentes están tan ocupadas en tantas cosas que nos limitamos de enfocarlas en Dios.

Si miramos en Génesis 32 nos damos cuenta que Dios le salió al encuentro a Jacob y luchó con Jacob, con el fin de quebrantar a Jacob, para luego transformar a Jacob y que luego Jacob pudiera encontrar el rostro de Dios. Esa lucha de Dios con Jacob fue lo que le dio acceso a Jacob al rostro de Dios; como nos dice en Génesis 32: 30

¨Jacob llamó a aquel lugar Peniel (que significa «rostro de Dios»), porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y sin embargo, conservó la vida¨.

La razón por la que Dios peleó con Jacob para transformar a Jacob nos ayuda a entender cómo es que Dios trata con nosotros, porque nuestras mayores limitaciones de la Presencia de Dios, son nuestra carne, nuestras actitudes, nuestros pecados, etc. Nuestra carne, nuestras actitudes y pecados son las que buscan mantenernos apartados o limitados de la Presencia de Dios.

Por ejemplo leamos lo que dice Santiago 4: 5 – 10

¨ 5 ¿Acaso piensan que las Escrituras no significan nada? Ellas dicen que Dios desea fervientemente que el espíritu que puso dentro de nosotros le sea fiel. 6 Y él da gracia con generosidad. Como dicen las Escrituras: «Dios se opone a los orgullosos pero da gracia a los humildes». 7 Así que humíllense delante de Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. 8 Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes. Lávense las manos, pecadores; purifiquen su corazón, porque su lealtad está dividida entre Dios y el mundo. 9 Derramen lágrimas por lo que han hecho. Que haya lamento y profundo dolor. Que haya llanto en lugar de risa y tristeza en lugar de alegría. 10 Humíllense delante del Señor, y él los levantará con honor.¨

Aquí podemos ver que:

  • Dios deposita Su Espíritu en nosotros para atraernos a Él.
  • Nuestro orgullo nos limita de encontrar el rostro de Dios.
  • La humildad y el reconocer nuestra dependencia de Dios, es la clave a la Presencia de Dios.
  • Si nos acercamos a Él; Él se acerca a nosotros.

Pero aquí nos enseña que lo que verdaderamente nos limita de la Presencia de Dios, es el hecho que nuestra lealtad esta dividida entre Dios y el mundo.

Cuando dice el mundo no necesariamente está hablando de pecado, sino que cuando dice el mundo lo que está hablando es de cómo nuestro enfoque está dividido entre Dios y los placeres del mundo.

Por eso es que Santiago dice que:

¨Derramen lágrimas por lo que han hecho. Que haya lamento y profundo dolor. Que haya llanto en lugar de risa y tristeza en lugar de alegría. 10 Humíllense delante del Señor, y él los levantará con honor.¨

Él lo resume diciendo que: Debemos humillarnos delante del Señor para ser levantados por Dios. Dios anhela que le busquemos, no sólo que le busquemos Su Espíritu en nosotros para que nosotros lo busquemos fervientemente.

Inclusive ese fue el mismo consejo que David le dio su hijo Salomón en 1 Crónicas 28: 9 le dijo:

¨Y tú, Salomón, hijo mío, aprende a conocer íntimamente al Dios de tus antepasados. Adóralo y sírvelo de todo corazón y con una mente dispuesta. Pues el que busquemos Su rostro, que disfrutemos de Su Presencia, es por eso que Él puso Su Espíritu Señor ve cada corazón y conoce todo plan y pensamiento. Si lo buscas, lo encontrarás; pero si te apartas de él, te rechazará para siempre.¨

Fijémonos que el consejo fue que:

  • Lo conociera íntimamente;
  • Que lo adorara de todo corazón;
  • Que tuviera una mente dispuesta para DIOS;
  • Que recordara que DIOS ve los corazones;
  • Que no olvidara que DIOS conoce nuestros pensamientos;
  • Que si lo buscaba lo encontraría;
  • Si se apartaba de Él, DIOS lo rechazaría eternamente.

Nuestros obstáculos para descubrir el rostro de Dios no están en Dios, están en nosotros mismos, somos nosotros los que ponemos obstáculos entre nosotros y Dios; inclusive por la razón por la que se nos dificulta encontrar y disfrutar la Presencia de Dios, es por la batalla constante que tenemos contra esos obstáculos.

Me explico; piense en cuando usted tiene un tiempo de oración, invertimos la primera parte del tiempo, quitando obstáculos que nos distraen; dejando de meditar en los problemas que tenemos, en los planes que tenemos, en las cosas que tenemos, en las distracciones de la mente; para entonces enfocarnos en Él.

CONCLUSIÓN

Por eso, en este día insisto que busquemos la Presencia de Dios. Meditemos en lo que vimos en el Salmos 27 de cómo el Salmista nos enseña; que antes de orar; en el Salmista había un vivo deseo, un anhelo genuino de estar con Dios; para el Salmista no había nada más importante que la Presencia de Dios; nada tenía lugar sobre el rostro de Dios.

Entonces él nos muestra que lo más importante antes de orar es crear una expectativa, un anhelo, un ferviente deseo por la Presencia de Dios. De cómo tenemos que eliminar todos los obstáculos y barreras de nuestra mente, nuestras conciencias, nuestras intenciones; quitar todo esto; para que una vez que nos postremos a buscar su rostro; no tengamos interrupciones ni limitaciones.

Esto es algo que podemos hacer de antemano, esto es algo que no necesitamos estar postrados para hacer; si quiere tener un tiempo de oración intenso en la Presencia de Dios.

Practique estos principios antes de orar:

  • Comience a meditar en la Soberanía de Dios.
  • Antes de orar, tome un tiempo si está en el carro, bañándose, cocinando, haciendo lo que sea, comience a meditar cuán grande es Dios, cuán grande es su amor, etc.
  • Comencemos a anhelarlo Su Presencia y medite en el deleite de Su Presencia.

Como cuando uno va a ir a un restaurante que tienen el postre que más a usted le gusta. ¿Qué usted hace, usted comienza a hacer planes de no comer demasiado, pensando en el postre; inclusive comienza a saborear el postre antes de ordenar, etc.

Del mismo modo debemos hacer con Dios:

  • Medite en cómo será ese tiempo de oración;
  • Medite en lo hermoso que será ese tiempo;
  • Vaya concentrando sus pensamientos en Dios;
  • Piense como: Señor cuando llegue ese momento voy a sentirte, voy a estar contigo, yo se que Tú estás conmigo, pero voy a tenerte a Ti;
  • Comience a poner su confianza en Dios;
  • Comience a meditar en el hecho de que usted puede confiar en Dios, antes de postrarse;
  • Vaya meditando diciendo cosas como: Señor yo pongo en Ti todas mis situaciones, yo pongo en ti mis problemas (cuéntele el problema).

Dígale algo así:

  • Señor, Tú conoces que estoy teniendo problemas en mi familia, o en mi trabajo y yo confío en Ti, yo sé que todo va a salir bien;
  • Yo te pido que seas Tú resolviendo esta situación, Señor yo presento mi carga delante de ti;
  • Porque cuando me postre a buscar tu rostro; lo único que quiero es enfocarme en Ti y no en mí.
  • Comience a alabar y adorar a Dios.

Desde antes de postrarse a buscar el rostro de Dios, inclusive camino a tener ese tiempo con Dios, comience a alabar a Dios, cante un canto, expresa al Señor cuanto el ama; esto le mantendrá enfocado en Él.

Si desarrollamos esta disciplina antes de postrarnos, antes de tan siquiera comenzar a orar; encontraremos con facilidad el rostro de Dios, y nos deleitamos en Su Presencia. No dejemos de pensar en lo que el Salmista dijo porque esa debe ser nuestra actitud; él dijo:

Lo que más anhelo es la Presencia de Dios.

Es Su Presencia la que nos motiva a vivir declarando que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO