Gálatas 2

Gálatas

By Marisol Reyes, Ministro Grupos CAFE, June 06, 2019

INTRODUCCIÓN

Comenzamos la semana pasada a estudiar la Carta a los Gálatas y debemos recordar que esta carta el Apóstol Pablo la escribió para confrontar un conflicto entre los Gálatas en donde falsos maestros se habían infiltrado y estaban introduciendo falsas doctrinas. Ellos enseñaban que la salvación era por la fe en Cristo y por observar la ley, en otras palabras era una mezcla de cristianismo y judaísmo y, de gracia y ley.

Aquella Iglesia entendía que el sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario, les había dado la salvación a todo aquel que creyera. Sin embargo, seguían sometidos a cumplir los requisitos de la ley o del Judaísmo, como se le conocía. Y qué suponía el Judaísmo? Que para que un gentil (gentil era cualquier persona que no fuera judío o cualquier persona que no nació en Israel pueblo escogido de Dios), pudiera ser un cristiano se tenía que hacer judío primero, y regirse por ritos y prácticas a la hora de comer y compartir con judíos.

Y qué suponía eso? Que se tenía que circuncidar y asumir la carga de la Ley. Y todo esto era una locura para Pablo y contrario a lo que quería decir el Evangelio. Porque entonces eso significaba que la salvación de una persona dependía de su capacidad para cumplir la Ley, y que entonces podía ganársela por sus propios medios sin la ayuda de nadie. Esto hoy día crea muchas polémicas en las Iglesias, porque todavía hoy existen muchas Iglesias o movimientos que le añaden al Evangelio.

Pero Pablo estaba completamente convencido que la salvación era totalmente dependiente de la GRACIA y creía que ninguna persona podía merecer nunca el favor de Dios. Todo lo que tenemos que hacer es aceptar en un acto de Fe el amor que Dios nos ofrece y someternos a Su misericordia.

En la Ley sería: aquí está mi circuncisión, éstas son todas mis buenas obras, dame la salvación que me he ganado. Pero para Pablo lo esencial no era lo que una persona pudiera hacer por Dios, sino lo que Dios había hecho por esa persona.

Está mal la Ley? NO, lo vimos la semana pasada que la Ley o los mandamientos fue dada por Dios y tiene su propósito dentro del plan de Dios. Primero, porque la Ley le dice a la humanidad lo que es pecado (no supiéramos que matar, robar o adulterar es pecado si la Ley no lo hubiera establecido); por lo tanto, si no hubiera Ley nadie podría quebrantarla y no existiría el pecado. Pero lo cierto es que la misma Ley nos conduce a la Gracia de Dios. Por qué?

Nuestra naturaleza humana es pecaminosa, así que como somos pecadores. No podemos cumplir la Ley perfectamente nunca. Como resultado la Ley nos muestra nuestra incapacidad de cumplimiento y nos lleva a desesperarnos así mismo y a confiar únicamente en la misericordia de Dios.

Por lo tanto, la Ley nos convence de nuestra propia insuficiencia pero a su vez nos lleva a admitir que lo único que nos puede salvar es la Gracia de Dios. Por eso es que la Ley es una etapa esencial en el camino a la Gracia.

Ejemplo: Quiero compararte esto con la dieta. Existen cientos de dietas, y cuando estamos un poco pasaditos de peso y queremos bajar de peso, comenzamos a buscar cuál dieta hacer. Y comienzas a buscar información entre tus amistades y el internet.

Finalmente te decidiste por un estilo de dieta que se adaptó a tu gusto, la comenzaste y después del tercer mes cuando comenzaste a ver los cambios como resultado de tu persistencia, te emocionaste y hasta te dio una nueva fuerza para continuar adelante. Pasaron 6 meses y ya la dieta te cansó, te aburrió, te desesperó y te rindió.

Imagínate, si duras 75 años, estarás 75 años haciendo dieta? NO, no vas a poder! Porque lo que tenemos que lograr entender; es que lo que se requiere es hacer una renovación de mi mente y crear un estilo de vida donde coma saludable y en proporciones pequeñas para mantener mi cuerpo saludable, los Médicos están convencidos de eso. Porque no se trata de lo que yo pueda hacer con una dieta, sino lo que un estilo de vida saludable puede hacer por mi cuerpo.

Y Pablo estaba convencido de que sólo la Gracia de Dios podía salvar a una persona, no hay manera alguna de poder salvarnos a nosotros mismos; sólo Dios nos ofrece la salvación por medio de Jesucristo y por Su sola Gracia. A lo que te quiero llevar es que sí hay una diferencia en los requisitos para ser salvos y los requisitos para vivir en Cristo. Somos salvos por gracia a través de un acto de fe de amor que Dios nos ofrece pero no podemos estar añadiendo al Evangelio.

Si ahora esta persona por su salud desea bajar de peso y se convence de comenzar a vivir en un estilo de vida saludable y encuentra trabas en el camino como: come tocineta de pavo pero tienes que comprar la de Sprout no en Walmart, come mucha fruta pero las que venden en Sprout que son orgánicas no en el Rancho, toma mucha agua pero compra estas CORE por el Ph, no cualquiera. Estás limitando a esta persona de verdaderamente entrar en una convicción de comer mejor.

De igual forma, cuando una persona se le habla del Evangelio no podemos estar diciéndole a esa persona te presento a Cristo, confía en Cristo pero cambia tu manera de vestir, cambia tu manera de hablar, cambia tu manera de comportar, cambia esto y lo otro para que demuestres que eres salvo. No se trata de si se pierde o no la salvación, eso es una posición que no debe afectar nuestra adoración a Cristo.

MENSAJE

Gálatas 2. 1-10 “2 Luego, catorce años más tarde, regresé a Jerusalén, esta vez con Bernabé; y Tito también vino. 2 Fui a Jerusalén, porque Dios me reveló que debía hacerlo. Durante mi tiempo allí, me reuní en privado con los que eran reconocidos como los dirigentes de la iglesia y les presenté el mensaje que predico a los gentiles. Quería asegurarme de que estábamos de acuerdo, porque temía que todos mis esfuerzos hubieran sido inútiles y que estaba corriendo la carrera en vano. 3 Sin embargo, ellos me respaldaron y ni siquiera exigieron que mi compañero Tito se circuncidara, a pesar de que era griego. 4 Incluso esa cuestión surgió solo a causa de unos supuestos creyentes en realidad, falsos que se habían infiltrado entre nosotros. Se metieron en secreto para espiarnos y privarnos de la libertad que tenemos en Cristo Jesús. Pues querían esclavizarnos y obligarnos a seguir los reglamentos judíos, 5 pero no nos doblegamos ante ellos ni por un solo instante. Queríamos preservar la verdad del mensaje del evangelio para ustedes.6 Los líderes de la iglesia no tenían nada que agregar a lo que yo predicaba. (Dicho sea de paso, su fama de grandes líderes a mí no me afectó para nada, porque Dios no tiene favoritos). 7 Al contrario, ellos comprendieron que Dios me había dado la responsabilidad de predicar el evangelio a los gentiles tal como le había dado a Pedro la responsabilidad de predicar a los judíos. 8 Pues el mismo Dios que actuaba por medio de Pedro, apóstol a los judíos, también actuaba por medio de mí, apóstol a los gentiles.9 De hecho, Santiago, Pedr y Juan quienes eran considerados pilares de la iglesia reconocieron el don que Dios me había dado y nos aceptaron a Bernabé y a mí como sus colegas. Nos animaron a seguir predicando a los gentiles mientras ellos continuaban su tarea con los judíos. 10 La única Nsugerencia que hicieron fue que siguiéramos ayudando a los pobres, algo que yo siempre tengo deseos de hacer”.

PABLO, UNO QUE NO SE DEJABA INTIMIDAR:

Ahora Pablo comienza el capítulo 2 defendiendo su Apostolado ya que muchas personas estaban dudando o poniendo en tela de juicio su llamado y autoridad, por él no ser parte de los 12 discípulos que originalmente caminaron con Jesús.

Aquellos falsos maestros enseñaban a los gentiles que le entregaban su vida a Cristo, que también tenían que cumplir con otros requisitos para poder ser salvos verdaderamente. Y para lograr eso lo que hacían era que desacreditaban los credenciales de Pablo diciendo que no era uno de los 12, y que por eso no enseñaba la Fe completa y era la razón de que al ellos no practicar los requisitos, no podían ser salvos del todo.

Pero ahora 14 años después, Pablo escribe que regresó a Jerusalén para reunirse con aquellos Apóstoles por una revelación de Dios junto a Bernabé su colaborador y Tito un gentil convertido durante el ministerio de Pablo, y para asegurarse de que tanto los Apóstoles de Jerusalén como su propio Apostolado, estaban de acuerdo y que sus esfuerzos y la carrera corrida no habían quedado en vano.

Se reunió en privado con personas reconocidas como dirigentes de la Iglesia, con estas personas que los judaizantes llamaban verdaderos Apóstoles y que sí tenían según ellos la reputación que Pablo no tenía, y les presentó el mensaje que predicaba a los gentiles. Pablo estaba defendiendo su Apostolado no porque tuviera alguna inseguridad de sí mismo. Pablo no tenía duda de que el mensaje que predicaba era revelación divina y era la verdad.

Pero Pablo muy inteligentemente y evitando que en una multitud de personas se suscitara una gran disputa que a su vez provocara una división de la Iglesia entre judíos y gentiles, y que frustrara el propósito de Pablo, busca el respeto de aquellos Apóstoles en privado para convencerlos de la genuinidad del Evangelio y que si ellos tenían algunas cuestiones o dificultades, él pudiera responderles al momento.

De esta manera cuando se presentara frente a la Iglesia, tendría el pleno apoyo de los otros Apóstoles y sabría que sus esfuerzos y carrera no fueron en vano. Tal parece que así transcurrió en su reunión privada donde Pablo presentaba su autoridad apostólica y después de alguna discusión o debate, los Apóstoles decidieron que Tito no se circuncidara.

Es posible que aquellos Apóstoles hubieran tratado de persuadirlo, de ablandar a Pablo diciendo está bien aceptamos el Evangelio pero creemos que Dios no concede ningún privilegio a los que no son judíos; pero aún así Pablo se mantuvo firme como una roca, no cedió ante lo que sabía podía ser someterse a la esclavitud de la ley y dar la espalda a la libertad que hay en Cristo y finalmente obtuvo la victoria.

Y un punto muy impresionante aquí en V.6 es que aquellos considerados líderes de la Iglesia en Jerusalén no pudieron añadir nada nuevo ni al mensaje del Evangelio que Pablo les presentó ni aún a Pablo mismo. En otras palabras, estuvieron de acuerdo en que el Evangelio era el correcto y no tenía nada de incorrecto.

Que aunque Pablo fue independiente de ellos, no fue enseñado por ellos; el Evangelio que predicaba era exactamente el mismo que el de ellos. Pablo no estaba minimizando a aquellos Apóstoles, él estaba queriendo decir que el hecho de que ellos fueron compañeros de Jesús cuando estuvo en la tierra, no les daba la autoridad superior en su estima. Porque Dios no hace acepción de personas!

  1. 11-13 “11 Pero cuando Pedro llegó a Antioquía, tuve que enfrentarlo cara a cara, porque él estaba muy equivocado en lo que hacía. 12 Cuando llegó por primera vez, Pedro comía con los creyentes gentiles, quienes no estaban circuncidados; pero después, cuando llegaron algunos amigos de Santiago, Pedro no quiso comer más con esos gentiles. Tenía miedo a la crítica de los que insistían en la necesidad de la circuncisión. 13 Como resultado, otros creyentes judíos imitaron la hipocresía de Pedro, e incluso Bernabé se dejó llevar por esa hipocresía”.

1. LA UNIDAD ESENCIAL

Cuando Pedro fue a Antioquía por primera vez se celebraba allí una “Fiesta del Amor” y allí toda la congregación se juntaba para disfrutar de una comida en común. Pedro comía con los gentiles en el pleno goce de la libertad cristiana; algo que por la tradición judía no había podido disfrutar antes.

Pero después llegaron unos supuestos amigos de Santiago y en ese momento Pedro dejó de tener comunión con aquellos gentiles, porque tuvo miedo de que su nueva conducta llegara a los oídos de los legalistas. Esa forma de actuar lo llevaba a negar que todos los creyentes son uno en Cristo y que las diferencias no afectan la comunión. Esto llevó a otros a imitarlo incluyendo a Bernabé.

Fue entonces cuando Pablo habló con toda la intensidad de que era capaz su naturaleza apasionada, porque Pablo era un celoso del Evangelio. No esperó, intervino! No se dejó amedrentar con el hecho de que se trataba de Pedro; era algo malo y eso era todo lo que importaba a Pablo.

Una Iglesia deja de ser cristiana cuando hace discriminación de cualquier clase; porque en la Presencia de Dios una persona no es ni judía ni gentil, ni rica ni pobre; es un pecador por quien Cristo murió.

  1. 14-17 “14 Cuando vi que ellos no seguían la verdad del mensaje del evangelio, le dije a Pedro delante de todos los demás: «Si tú, que eres judío de nacimiento, dejaste a un lado las leyes judías y vives como un gentil, ¿por qué ahora tratas de obligar a estos gentiles a seguir las tradiciones judías?15 »Tú y yo somos judíos de nacimiento, no somos “pecadores” como los gentiles. 16 Sin embargo, sabemos que una persona es declarada justa ante Dios por la fe en Jesucristo y no por la obediencia a la ley. Y nosotros hemos creído en Cristo Jesús para poder ser declarados justos ante Dios por causa de nuestra fe en Cristo y no porque hayamos obedecido la ley. Pues nadie jamás será declarado justo ante Dios mediante la obediencia a la ley»[a].17 Pero supongamos que intentamos ser declarados justos ante Dios por medio de la fe en Cristo y luego se nos declara culpables por haber abandonado la ley.

¿Acaso esto quiere decir que Cristo nos ha llevado al pecado?

¡Por supuesto que no!!!

2. EL FIN DE LA LEY

Pedro sabía que Dios no reconocía ya más las diferencias porque él mismo había vivido como un gentil, comiendo sus alimentos y compartiendo con ellos. Al hacer esto Pedro implicaba que el observar las leyes y costumbres judías era necesario para la santidad. En otras palabras, decía que los judíos eran superiores y menospreciaba la condición de los gentiles. Y eso para Pablo era terrible.

Es como si Pablo le dijera a Pedro: “Tú compartiste la mesa con los gentiles, tú comiste con ellos, tú aceptaste en un principio de que no hay sólo un camino tanto para los judíos como gentiles”.

Y Pablo le recuerda a Pedro que también ellos como judíos habían llegado a la conclusión de que la salvación es basado en la fe en Cristo y no en las obras de la ley. Es como diciéndole a Pedro: mira, la ley le dice a la gente lo que deben hacer pero no les da el poder para hacerlo. La ley fue dada para revelar el pecado, pero no para ser salvadora.

Si Pablo y Pedro quienes habían tenido la justificación en Cristo y sólo en Cristo; el Pedro regresar a la ley era como decir que no estaba del todo justificado y tenía que volver para entonces completar su salvación. Entonces Cristo no es un Salvador perfecto y suficiente.

Si acudimos a Él para que nos sean perdonados los pecados y luego tenemos que acudir a algo más adicional, Cristo sería un Ministro de Pecados y no llegaría a cumplir Sus promesas. Si declaramos que dependemos de Cristo para justificación y ahora tengo que vestirme de cierta manera, comer ciertos alimentos, hablar palabras religiosas; estoy diciendo que Cristo no es suficiente en mí y que sólo puede ministrar mi pecado, eso es hipocresía!

En los últimos versículos de este capítulo Pablo finaliza diciendo que la pena por quebrantar la ley es la muerte. Él dice que era un pecador que había quebrantado la ley y que estaba condenado a morir; pero que Cristo mismo pagó la pena por la ley que Pablo quebrantó muriendo por él en su lugar.

Así que Pablo le dice que cuando Cristo murió, él también murió a la ley. Eso significa que tengo libertad para quebrantar los Mandamientos cuando quiera? NO, sino que vivo una vida santa pero no por temor a la ley, sino por amor a Aquel que murió por mí. Si Pedro pudiera obtener el favor ante Dios mediante observar la ley, entonces Cristo murió por nada, literalmente desperdició Su vida.

CONCLUSIÓN

En los últimos versículos de este capítulo Pablo finaliza diciendo que la pena por quebrantar la ley es la muerte. Él dice que era un pecador que había quebrantado la ley y que estaba condenado a morir; pero que Cristo mismo pagó la pena por la ley que Pablo quebrantó muriendo por él en su lugar.

Así que Pablo le dice que cuando Cristo murió, él también murió a la ley. Eso significa que tengo libertad para quebrantar los Mandamientos cuando quiera? NO, sino que vivo una vida santa pero no por temor a la ley, sino por amor a Aquel que murió por mí. Si Pedro pudiera obtener el favor ante Dios mediante observar la ley, entonces Cristo murió por nada, literalmente desperdició Su vida.

La única forma en que podemos vivir para Dios es muriendo a la ley; porque la ley nunca pudo producir una vida santa, Dios no la dio para eso. El creyente queda identificado con Cristo en Su muerte. Por eso cuando Pablo dice: “No sólo fue Él crucificado en la Cruz, sino yo también fui crucificado allí en Él”, está diciendo este es mi fin como pecador delante de Dios.

Significa el fin de mí como persona tratando de merecer o de ganar la salvación por mis propios esfuerzos. Significa el fin del hombre bajo la condenación de la ley, el fin de mi vieja vida y mi viejo yo; ya nada de esto tiene demanda sobre mi vida diaria. Si todo esto es cierto en cuanto a mi posición ante Dios; debería ser cierto ante mi conducta.

Entonces pudiéramos decir: “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí”. Jesús no murió por mí para que yo viviese a mi placer; murió por mí para que de ahora en adelante Él pudiese vivir Su vida en mí. Y lo que ahora vivo en este cuerpo humano lo viva en la fe del Hijo de Dios. La Fe significa confianza o dependencia; vivir continuamente dependiendo de Cristo, rindiéndose a Él y dejando que Cristo viva Su vida en ti.

Te pregunto. . .

Has entregado tu vida a Dios pidiendo en oración que Su vida se manifieste en tu cuerpo?

Jesús no murió por ti para que tú vivas a tu placer;

Jesús murió por ti para que de ahora en adelante Él viva Su vida en ti.

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO