Una Vida Renovada 4

Renovando Nuestro Pasado

By Richard Martinez, Pastor, July 28, 2019

INTRODUCCIÓN

Estamos en la Serie de Mensajes Vida Renovada, y en esta serie estamos aprendiendo cómo es que el Espíritu Santo nos quiere mover de nuestro estado presente a uno mayor y mejor desarrollado.

Una Vida Renovada trata de un nuevo estilo de vida; una nueva forma de vivir, una nueva manera de pensar y si hay algo con lo que tenemos que tratar para poder renovar nuestras vidas es con el pasado y el resentimiento; porque si hay algo que nos limita de disfrutar una vida renovada y mejor desarrollada, es el resentimiento y las heridas pasadas.

Hoy queremos que miremos cómo el dolor del pasado, puede formar nuestro carácter para llevarnos a cumplir el propósito de Dios o puede limitarnos de alcanzarlo.

MENSAJE

El Peligro Del Dolor

Muchas personas en el pasado; en la niñez, en su matrimonio presente o en el pasado han sufrido heridas e injusticias y estas heridas, vituperios o situaciones que les han dolido son las que han formado su manera de pensar, su manera de actuar, su ánimo, su entrega y esto es muy peligroso.

Es muy peligroso cuando permitimos que el dolor y el resentimiento sea lo que llene nuestros pensamientos; cautiven nuestra mente y determinen nuestras decisiones.

Medite en esto

A cuántos les ha sucedido que alguien le hizo algo; alguien te insultó, murmuró de ti, posteó algo en las redes de ti, te engañó, lo que sea; y ahora tú aparentas que no te importa, que estás bien. Pero tú conoces tus pensamientos y aunque no le digas a nadie sabes que eso te está comiendo por dentro; pero tú sabes cómo esos pensamientos de dolor y resentimientos están llenando tu mente y ahora comienzas a tomar decisiones, pero esas decisiones son basadas en dolor.

¿Eso es con algo sencillo; pero cuánto más usted cree que nos ha afectado las heridas profundas que nos causaron en el pasado? Usted puede decir: Sí es cierto!, pero las cosas del pasado no me afectan. Lo que usted en realidad está diciendo es: Ya no me duelen!, pero sí le afectan. Porque si nos afecta lo sencillo que alguien nos hizo. ¿Cómo no nos va a afectar el dolor que por años nos causaron?

Jamás debemos permitir que nuestras decisiones y acciones sean dirigidas por el dolor que nos han causado.

Esto fue lo que le sucedió a Esaú en Hebreos 12:14–17

Nos explica que la injusticia, el engaño que Esaú atravesó fue tan duro que lo limitó en su vida; porque creó en él una raíz de amargura. Esaú fue engañado por su hermano Jacob y le robó su herencia. Esaú juró que mataría a Jacob, y su resentimiento llegó a tal punto que las decisiones que Esaú tomó en su vida eran basadas en su resentimiento y esto terminó afectando aún a su descendencia. Porque cuando estudia la vida de Esaú se fija que sus descendientes estaban llenos de enemistad y rebelión.

¿Cómo sucede esto?

Esto sucede cuando permitimos que las heridas pasadas llenen nuestra mente y pensamientos, cuando permitimos que las heridas nos lleven a tomar decisiones; nos dice que terminamos contaminando a otros, incluyendo a nuestros hijos y familia.

Por eso es, que el autor de Hebreos 12: 14 – 15 nos dice que nos esforcemos por vivir en paz unos con los otros y que no permitamos que en nosotros brote una raíz de amargura como sucedió con Esaú.

Por eso, no importa quién nos haya causado la herida o qué tan grave haya sido lo que nos hicieron; lo peor que nosotros podemos hacer es continuar permitiendo que el dolor pasado controle mis pensamientos, para que esos pensamientos cautiven mi mente y controle mis decisiones y acciones.

Enfoque En La Meta y No En El Dolor

Usted y yo, no podemos controlar las situaciones, ni evitar atravesar por situaciones dolorosas; pero sí podemos decidir qué efecto permitiremos que tenga en nuestros corazones.

En otras palabras, yo no puedo evitar que me lastimen; que me traicionen, que me engañen, que me maldigan, que me critiquen; eso está fuera de mi control y capacidades, pero sí puedo determinar qué yo permita que eso forme dentro de mí, qué efecto yo le permito a ese dolor que tenga en mi vida y mi corazón.

Por eso la pregunta es:

¿Qué puedo hacer para no permitir que el dolor del pasado o futuro cautive mi mente, determine mis acciones y continúe limitando y afectando mi vida?

El Apóstol Pablo dice en Filipenses 3: 13 – 14: ¨13 No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así 14 avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús.¨

Él explica que la forma en que él lidiaba con el pasado es, primeramente reconociendo que no ha llegado a donde Dios Le ha llamado y ha determinado que debe llegar. Él dice: Aún no lo he logrado, aún no he llegado a donde Dios me ha llamado a llegar.

Por esa razón es que me concentro únicamente en esto; en otras palabras está diciendo: Yo no puedo desviar mis pensamientos al dolor y el pasado, lo que cautiva mis mente y pensamientos no son las heridas que me causaron sino que: Yo tomo la decisión constantemente de olvidar el pasado, heridas, traiciones, vituperios, comentarios, engaños; y decido mantener la mirada fija y bien puesta en lo que tengo por delante, y esa es la única manera de llegar al final de la carrera y recibir el premio Celestial al cual Dios nos llama a obtener por medio de Cristo Jesús.

Esto molesta a la gente a tu alrededor, porque:

A la gente le choca que no te afecte las críticas, las murmuraciones, los chismes, las heridas, los comentarios; pero si te dejas llevar por eso, quitarás tu mirada de la meta, y continuarás reviviendo el pasado.

Si usted quiere alcanzar en la vida el destino que Dios determinó para usted, tendrá que decidir qué efecto permitirá que el dolor tenga en usted. Permitirá que el dolor le limite o le impulse, le debilite o le fortalezca; esa decisión es mía, es tuya, no de quien nos hiere o nos daña.

Por eso es que el Apóstol Pablo dice: Como yo no he logrado aun lo que tengo que lograr, ni he alcanzado lo que tengo que alcanzar, yo no tengo tiempo para estarme enfocando en el dolor que me causan o que me causarán, más bien en lo único que yo me concentro es en lo que tengo por delante y para poderme concentrarme en lo que tengo por delante, tengo que dejar atrás mi pasado.

Cuando nos seguimos enfocando en lo que las personas nos hicieron, cómo fuimos afectados, lo que atravesamos en la niñez, en la relación pasada; es como tomar una cuerda y dárselas a las personas que nos hirieron para que desde la distancia me sigan limitando de alcanzar lo que Dios tiene para mí. No estoy hablando ministerialmente, sino que el dolor del pasado nos puede limitar como padres, como esposos, profesionalmente, emocionalmente, espiritualmente, etc.

Nuestra vida es demasiada valiosa como para entregarle el control de nuestros pensamientos, mente y decisiones a las personas que nos han herido o tienen la intención de hacerlo.

Si me heriste o me hieres, no voy a seguir atado a ese dolor, sino que es mi decisión romper con la atadura del resentimiento para así ser libres y llegar a la meta que Dios ha dispuesto para mí.

Firmes En El Dolor

La solución para no permitir que el pasado nos continúe afectando, es que debemos perdonar. El perdonar es más fácil cuando reconocemos que al final de todo el dolor que enfrentamos Dios tenía un propósito mayor para nuestro dolor.

Tomemos por ejemplo a José; lo que José atravesó fue injusto, fue devastador; sus hermanos quisieron matarlo, luego lo vendieron como esclavo, luego de eso fue echado en la cárcel. En otras palabras, José pasó unos procesos muy difíciles a causa de la maldad de sus hermanos.

Cuando usted estudia la vida de José usted se va a dar cuenta que:

En todo los procesos dolorosos que José atravesó, José decidió no cambiar; decidió que no permitiría que el dolor le definiera y por eso nos dice la Biblia que Dios tenía favor con José, que Dios seguía estando con José.

Por eso es, que José pudo llegar a la meta que Dios tenía preparada para él; porque José no se dejó afectar por el dolor al punto que permitiera que el dolor controlara sus acciones y decisiones.

Por esa razón en Génesis 50: 18 vemos que cuando los hermanos de José se percatan de quién es José, ellos temían por sus vidas y creían que José se vengaría de ellos; por eso cuando llegaron donde José se postraron y le dijeron:

¨Mira, somos tus esclavos¨ Ellos pensaban que José tomaría la justicia en sus propias manos; pero lo que José contestó, lo vemos en los V. 19 – 21 ¨No me tengan miedo. ¿Acaso soy Dios para castigarlos? 20 Ustedes se propusieron hacerme mal, pero Dios dispuso todo para bien. Él me puso en este cargo para que yo pudiera salvar la vida de muchas personas. 21 No, no tengan miedo. Yo seguiré cuidando de ustedes y de sus hijos. Así que hablándoles con ternura y bondad, los reconfortó¨.

Al parecer José entendía que la falta de perdón limita la operación del propósito de Dios en nuestras vidas, porque José le dijo a sus hermanos que él no tenía ningún derecho a castigarlos, ni de vengarse, ni desearles el mal; porque aunque ellos se propusieron hacerle mal, Dios dispuso todo ese mal para bien.

Luego él les dijo: Inclusive el mal que ustedes me trataron de causar, sirvió para llevarme al destino que Dios me había mostrado y prometido. Lo que sucede es, que Dios le mostró a José que él alcanzaría grandes cosas y por esa razón sus hermanos lo odiaban; porque José sabía y conocía que Dios haría algo impresionante con él.

Al final de todo, José se percató que todo lo que él atravesó Dios lo utilizó para llevarlo al lugar que Dios había prometido que lo llevaría. Posiblemente esa haya sido la razón por la que José no se dejó contaminar por el dolor de la maldad de sus hermanos; porque posiblemente José confiaba en Dios y que Dios cumpliría Su promesa sobre su vida, por encima de la maldad de sus hermanos.

Así sucede con nosotros,

Si nosotros nos dejamos llevar por el dolor y tomamos decisiones basadas en resentimientos, no llegaremos a cumplir el propósito de Dios en nuestras vidas.

Pero si nosotros no permitimos que el dolor, las criticas, las heridas nos definan, y nos mantenemos enfocados en Dios; entonces todo eso, simplemente funciona como parte del proceso que Dios utilizará para formar nuestro carácter y llevarnos al destino y propósito que tiene para nuestras vidas.

José no pudo evitar que sus hermanos lo odiaran y lo despreciaran; no pudo evitar que lo trataran de matar, no pudo evitar que lo vendieran como esclavo, no pudo evitar que lo acusaran falsamente, no pudo evitar la cárcel; pero lo que sí pudo evitar fue el permitir que eso lo definiera, que todo eso lo limitara de creer que Dios estaba en control y que Dios no lo había dejado.

Por eso tú tampoco! Nosotros no podemos evitar las heridas, los dolores, las críticas; no podemos cambiar el pasado, pero podemos decidir si eso nos definirá o si creeremos que Dios sigue en control y que lo que atravesamos es parte de un plan mayor de Dios para nosotros.

CONCLUSIÓN

Dios no está ajeno a nuestro dolor; por eso si no permites que el dolor te cambie, te contamine, sucederá como dijo José: Lo que las personas posiblemente dispusieron para mal, Dios lo sabe cambiar para bien; para hacer que logremos lo que Él ha determinado que hagamos.

La Biblia nos promete en Romanos 8: 28 que: ¨Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que Dios tiene para ellos¨.

Es ahí donde este versículo tiene sentido, es ahí donde nosotros podemos aplicar este versículo. Es analizando que como todavía no he llegado a la meta, como todavía no he logrado mi propósito; y aún en medio del dolor, las criticas, los vituperios, los chismes y la maldad:

Dios siempre encuentra y encontrará la manera de hacer que todo eso funcione para la formación y el bien de los que Lo aman y reconocen que tienen un propósito.

Ahora bien, es importante que entendamos cómo es que funciona esto, cómo es que Dios hace que todas las cosas cooperen para bien; y esto es importante porque hay personas que piensan que este versículo significa que Dios nos dice: No te preocupes, no llores, que todo va a estar bien.

Pero es mucho más profundo que eso y lo explica en Romanos 8: 26 – 28 y nos dice que:

1. Tú y yo no estamos lidiando con el dolor solos; sino que el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Lo que significa que en el proceso de dolor cuando tú piensas que no tienes fuerzas para soportar, la Biblia nos dice que el Espíritu Santo es quien nos ayuda.

2. En los momentos de dolor cuando no sabemos ni cómo orar; nos dice que el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no se pueden expresar con palabras.

3. El Espíritu Santo no sólo ora por nosotros, sino que también intercede por nosotros. Esto significa que se posiciona ante Dios a favor nuestro.

Esto significa que en el dolor, en la angustia, en medio de la injusticia, Dios jamás te ha dejado, ni te dejará jamás; sino que mientras el diablo está celebrando nuestra derrota, nuestro fracaso, nuestro desánimo; cuando el diablo ya está celebrando que prevaleció, porque nos vé enfrentando ese dolor y ese proceso tan difícil.

El Espíritu Santo nos está dando la fortaleza que necesitamos;

  • El Espíritu Santo está ahí con nosotros.
  • El Espíritu Santo está orando a Dios por nosotros.
  • El Espíritu Santo está intercediendo por nosotros.
  • El Espíritu Santo está consolándonos, levantándonos, animándonos, ministrándonos, amándonos.
  • El Espíritu Santo está gritándonos: resiste, vamos resiste, que hay un plan perfecto de parte de Dios en todo esto. Así que no te rindas, vamos resiste; alaba a Dios, vamos adora, porque el Dios que te ama está haciendo que este dolor que estás atravesando coopere para tu bien. Porque Él te ama y Él sabe que tú Lo amas.

Seamos libres del dolor del pasado y vivamos declarando que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO