Santiago 3

Santiago

By Richard Martinez, Pastor, August 15, 2019

INTRODUCCIÓN

La Carta de Santiago fue escrita a los dispersos en las diferentes áreas, a personas que estaban pasando por un sin número de circunstancias, problemas, necesidades y situaciones extremadamente difíciles.

En los capítulos anteriores vimos cómo Santiago anima a los dispersos a que se mantengan enfocados en la Fe, a que mantengan y persistan en su gozo. Santiago les enseña que deben ser hacedores de la Palabra y no solamente oidores.

En este día estaremos hablando de algo muy importante que ha causado la mayoría de conflictos y bendiciones en la Iglesia y en el mundo, porque hoy estaremos hablando del poder de la lengua.

Un Corazón Correcto

Santiago 3: 1

Es importante recordar que cuando Santiago escribe esta carta no le puso capítulos, versículos, títulos a los temas, etc. Sino que escribió toda una carta completa, lo que significa que el contexto no ha cambiado. Aquí Santiago hace una exhortación fuerte, no podemos olvidar que Santiago está enseñando cómo el pueblo en dispersión debía de comportarse, debían actuar aún en medio de su condición. Entonces él continua en el Cap. 3 haciendo una declaración que nos puede traer confusión si la miramos fuera de contexto.

Santiago continua esta porción de la carta haciendo una observación poderosa en los

  1. 1 – 2: ¨Amados hermanos, no muchos deberían llegar a ser maestros en la iglesia, porque los que enseñamos seremos juzgados de una manera más estricta. 2 Es cierto que todos cometemos muchos errores. Pues, si pudiéramos dominar la lengua, seríamos perfectos, capaces de controlarnos en todo sentido.¨

En realidad lo que Santiago está diciendo, no es que si no tienes la habilidad de predicar entonces no enseñes o que si no te sientes capacitado entonces no lo hagas; porque todos nosotros estamos llamados a hablar de Cristo. Esto no trata de nuestra habilidad para predicar o enseñar una clase, sino que es mucho más allá de eso. Básicamente lo que está diciendo aquí es: Si no tienes el corazón correcto; no enseñes!

¿Cómo llego a esta conclusión? Porque Santiago inmediatamente que habla acerca de los maestros entra en el tema de las ofensas y cómo podemos ofender con nuestras palabras.

Santiago estaba aclarando que debemos tener mucho cuidado de tomar una posición de enseñar, no solamente porque no conocemos todos los conceptos doctrinales, sino que

Debemos cuidar de cómo está nuestro corazón a la hora de enseñar; porque cuando tenemos un corazón dañado podemos hacer mucho daño con lo que enseñamos.

Esto es así dentro de la Iglesia y aún en la familia. Muchas veces cuando tenemos un corazón herido y dañado, enseñamos a nuestros hijos desde nuestras heridas y resentimientos y lo que hacemos es que los dañamos.

Pero en la Iglesia también sucede esto; en la Iglesia hay personas que están heridas y enseñan desde sus heridas, otras aprenden algunas cosas y toda su vida gira alrededor de eso, sin abrirse a la oportunidad de seguir aprendiendo; otros piensan que ya lo saben todo y enseñan lo que saben sin rebuscar y continuar aprendiendo.

El mejor maestro es el que no deja de aprender; se deja enseñar y tiene el corazón correcto.

Si uno enseña y su corazón no está en el lugar correcto, la realidad es que no solamente traemos confusión a nosotros mismos, sino a los oyentes. Por eso es que Pablo dice a Timoteo en

1 Timoteo 1: 5 – 7 le dice: ¨5 El propósito de mi instrucción es que todos los creyentes sean llenos del amor que brota de un corazón puro, de una conciencia limpia y de una fe sincera; 6 pero algunos no lo entendieron. Se desviaron de estas cosas y pasan el tiempo en debates sin sentido. 7 Quieren ser reconocidos como maestros de la ley de Moisés, pero no tienen ni idea de lo que están diciendo a pesar de que hablan con mucha seguridad.¨

Notemos lo que dice él:

  1. 5 ¨El propósito de mi instrucción es que todos los creyentes sean llenos del amor que brota de un corazón puro, de una conciencia limpia y de una fe sincera ¨

Tenemos que saber cómo está nuestro corazón a la hora de enseñar, tenemos que arreglar nuestro corazón a la hora de enseñar, sino lo que causaremos es daño.

En las Iglesias vemos cantidad de personas que están heridas, que los han herido en la misma Iglesia y como ellos están heridos, ahora contaminan a otros y el problema con esto es que ellos continúan su camino sin medir las consecuencias del daño que causaron. Esto que está hablando aquí no tiene nada que ver con posiciones ministeriales.

Todos tenemos un nivel de influencia con alguien más que podemos usarlo para bendecir o para dañar.

Por eso es que tenemos que tener el corazón correcto, porque tenemos una gran responsabilidad al enseñar y ser un ejemplo para los demás; esto no es para tenerle miedo a hacer discípulos o a enseñar, pero sí es para arreglar los asuntos de nuestro corazón a la hora de enseñar.

Para que podamos entender la importancia de lo que Santiago estaba hablando aquí; en

Hechos 8: 4 nos dice: ¨Así que los creyentes que se esparcieron predicaban la buena noticia de Jesús a dondequiera que iban¨.

Santiago también sabía que muchos de ellos estaban heridos y confundidos por su condición; lo que nos enseña que algunos de ellos posiblemente estaban predicando el Evangelio y enseñando de Jesús desde una perspectiva de dolor y con un corazón dañado.

Donde quiera que usted y yo nos paramos, representamos a Cristo, lo que significa que todo lo que decimos, como nos comportamos representa no solo a nosotros, sino también a Cristo,

y por eso debemos escudriñar nuestros corazones y resolver los asuntos del corazón no sólo para predicar o enseñar en una tarima o un grupo, sino todo el tiempo, porque queramos o no, nuestra vida está siendo evaluada por todos los que nos rodean incluyendo nuestros hijos.

Lo que significa que la conducta de ellos era importante para ellos poder cumplir el propósito de Dios en sus vidas; por eso es que Santiago les hacía conciencia de cómo es que debían conducirse y comportarse y si hay algo que puede afectar su testimonio para no predicar el Evangelio era la manera en que hablaban o la manera en que utilizaban su lengua.

El Poder De La Lengua

Santiago 3: 2 – 12

Es por eso que Santiago inmediatamente pasa a hablar del poder que tiene la lengua, y cómo es que se determina el nivel de madurez. Si usted quiere medir el nivel de madurez de una persona; solo déjelo que hable y escuche lo que dice. Si la persona lo que hace es criticar, juzgar, quejarse, renegar, chismear, justificarse con los demás; diciendo cosas como: Es que en la Iglesia son así o asá; es que la gente es chismosa, etc.; no se ofenda, sólo está revelando su nivel de madurez.

Santiago afirma esto en el v. 2: que es por medio de lo que decimos que se demuestra quiénes somos y en qué nivel estamos; él dice:

¨2 Es cierto que todos cometemos muchos errores. Pues, si pudiéramos dominar la lengua, seríamos perfectos, capaces de controlarnos en todo sentido.¨

Si queremos ser personas que queremos ser efectivos en el Reino tenemos que velar lo que decimos y cómo nos comportamos.

Santiago les comienza a hacer conciencia con tres ilustraciones en los

  1. 3 – 5 ¨ 3 Podemos hacer que un caballo vaya adonde queramos si le ponemos un pequeño freno en la boca. 4 También un pequeño timón hace que un enorme barco gire adonde desee el capitán, por fuertes que sean los vientos. 5 De la misma manera, la lengua es algo pequeño que pronuncia grandes discursos. Así también una sola chispa puede incendiar todo un bosque¨.

Le hace conciencia en cómo un caballo que pesa aproximadamente 1,000 libras puede ser controlado por un ser humano que pesa aproximadamente 200 libras con algo tan pequeño como el freno; cómo un barco que es un medio de transporte masivo son dirigidos por algo tan pequeño como el timón.

Estas primeras 2 ilustraciones que usa Santiago nos está mostrando de cómo podemos ser controlados por la lengua, está llamándonos a hacer conciencia del poder que tiene la lengua para controlar nuestra vida y el poder tan grande que hay en la lengua, y en lo que decimos.

Luego en la última ilustración nos muestra cómo un espacio de terreno tan masivo como un bosque, puede encenderse con algo tan pequeño como una llamita de fuego. Esta ilustración es la más que me impresiona, porque:

Mucha gente no acaba de darse cuenta del daño tan grande que pueden hacen con su lengua; muchas personas que no miden o analizan bien lo que dicen; no se percatan de que el daño que causan en la vida de las personas puede ser devastador.

Es tan así que:

Proverbios 18: 21 dice: ¨La lengua puede traer vida o muerte¨.

Por eso Santiago añade en el

  1. 6 ¨De todas las partes del cuerpo, la lengua es una llama de fuego. Es un mundo entero de maldad que corrompe todo el cuerpo. Puede incendiar toda la vida, porque el infierno mismo la enciende.¨

CRISTO dijo algo similar en

Mateo 15: 11; Él dijo: ¨Lo que entra por la boca no es lo que los contamina; ustedes se contaminan por las palabras que salen de la boca.¨

Aun luego él mismo dio la explicación a sus discípulos en los

  1. 17 – 20 y les dice: ¨17 Todo lo que comen pasa a través del estómago y luego termina en la cloaca, 18 pero las palabras que ustedes dicen provienen del corazón; eso es lo que los contamina. 19 Pues del corazón salen los malos pensamientos, el asesinato, el adulterio, toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la calumnia. 20 Esas cosas son las que los contaminan. Comer sin lavarse las manos nunca los contaminará¨.

Luego en

Santiago: 3: 9 – 12 Santiago hace esta declaración: ¨ 9 A veces alaba a nuestro Señor y Padre, y otras veces maldice a quienes Dios creó a su propia imagen. 10 Y así, la bendición y la maldición salen de la misma boca. Sin duda, hermanos míos, ¡eso no está bien! 11 ¿Acaso puede brotar de un mismo manantial agua dulce y agua amarga? 12 ¿Acaso una higuera puede dar aceitunas o una vid, higos? No, como tampoco puede uno sacar agua dulce de un manantial salado.¨

Santiago está haciendo una poderosa declaración y nos está enseñando una gran verdad.

Es nuestra decisión para lo que utilizamos nuestra lengua; la podemos usar para traer bendición y edificación o la podemos usar para traer muerte y maldición; la raíz de todo está en el corazón.

Cuando hablamos de este tema hay personas que no piensan en ellos, sino que comienzan a pensar en alguien más, en alguien que debe escuchar este mensaje; hay personas que piensan: Yo espero que fulano o sultano esté escuchando este mensaje, eso ahí revela lo que hay en su corazón.

Con esto no estamos diciendo que no debemos llamar a cuenta a las personas cuando entendemos que tenemos que llamar a cuenta, o que debemos ocultar la verdad de lo que tenemos que decir; pero lo que sí es que tenemos que analizar cómo es que está nuestro corazón, cuándo lo vamos a hacer, porque el problema está en el corazón; si su corazón está dañado lo que va a manifestar es lo dañado de su corazón.

Lo que quiero explicar es por ejemplo: ¿Alguna vez ha estado usted tan contento porque algo bueno le sucedió y usted está súper feliz y lo comparte con alguien y esa persona le dice algo negativo, y eso que le dijo le robó el gozo? Todo por las palabras de esa única persona que le robó el gozo que tenía. ¿Por qué? Porque las palabras tienen un poder impresionante.

A mí me sucedió que un día yo estaba contento; se habían convertido como 7 y estando súper feliz; una persona se me acerca y me dice: Pastor puedo hablar con usted? Y yo le contesté seguro y yo lleno de alegría y gozo, cuando de repente me dice: Pastor, yo sé que todo el mundo cree en usted, pero yo a la verdad no creo en usted. ¡Se imagina cómo me hizo sentir esas palabras! Notemos la declaración de esa mujer: TODO el mundo cree en usted; pero YO no creo en usted. O sea que todo el mundo cree en mí, pero la opinión de una sola persona fue suficiente como para dañarme el día. ¿Por qué? Porque así de poderosas son las palabras.

Yo quisiera que meditemos no en quién nos ha dañado con sus palabras, sino: ¿A quién hemos dañado con las nuestras? Porque,

Nos enfocamos demasiado en las personas que nos han dañado con sus palabras y muy poco en las personas que hemos dañado con nuestras palabras.

Porque Jesús nos enseñó que no son las palabras que nos dicen las que nos contaminan, nos afectan pero no nos contaminan; pero sí las palabras que salen de nosotros son las que nos contaminan. Usted no tiene que haber insultado a nadie para contaminarlo. Por ejemplo, cuando usted se queja de alguien con alguien más, ya usted contaminó y dañó a esa persona.

Recordemos siempre que…

Es nuestra decisión cómo es que decidimos utilizar nuestra lengua, si la utilizamos para bendición o maldición, si la utilizamos para producir vida o muerte, si la utilizamos para edificar o para destruir; pero antes de usarla, analicemos cómo está nuestro corazón,

porque lo que está en el corazón es lo que determina lo que decimos.

Tenemos la habilidad de destruir con nuestras palabras, pero también la habilidad de dar vida, de traer consuelo, corrección, paz, ánimo, de mostrar amor con mis palabras.

Santiago estaba exhortando a los dispersos a que utilizaran sus palabras para producir vida, para cuidar su testimonio y por medio de su testimonio que ellos pudieran predicar el Evangelio.

En CAFE somos una Iglesia que hace discípulos y cómo se hace discípulos; con palabras de vida, con palabras de aliento, con palabras de exhortación, con palabras de paz, con palabras de amor. Seamos personas que bendicen, que exhortan, que aman, que edifican, que transforman, que animan, que predican el Evangelio de Salvación y Amor de CRISTO, que con nuestras palabras traigamos vida a los que nos rodean, a los compañeros de trabajo, a la familia, al que está sumergido en su pecado, al que está débil en la Fe, esa es la clase de persona que Santiago estaba animando a los dispersos a ser y el tipo de personas que debemos nosotros ser.

CONCLUSIÓN

Son tan poderosas las palabras que Santiago añade en los

  1. 13 – 16 ¨13 Si ustedes son sabios y entienden los caminos de Dios, demuéstrenlo viviendo una vida honesta y haciendo buenas acciones con la humildad que proviene de la sabiduría; 14 pero si tienen envidias amargas y ambiciones egoístas en el corazón, no encubran la verdad con jactancias y mentiras. 15 Pues la envidia y el egoísmo no forman parte de la sabiduría que proviene de Dios. Dichas cosas son terrenales, puramente humanas y demoníacas. 16 Pues, donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad.¨

Santiago continúa en el mismo contexto y en otras palabras está diciendo: El que de verdad es sabio y entendido, demuéstrelo viviendo una vida honesta y haciendo buenas acciones. En otras palabras: Muestra qué tan sabio y entendido eres por tu manera de vivir. Pero luego hace una declaración demasiado fuerte, porque él dice:

14 pero si tienen envidias amargas y ambiciones egoístas en el corazón, no encubran la verdad con jactancias y mentiras. 15 Pues la envidia y el egoísmo no forman parte de la sabiduría que proviene de Dios. Dichas cosas son terrenales, puramente humanas y demoníacas.¨.

Santiago estaba explicando que no permitieran que la condición en la que estaban viviendo, les llevara a comportarse de forma que los convirtiera en personas llenas de envidia y egoísmo; porque aunque estuvieran pasando por un momento doloroso esas actitudes son producto de influencias demoníacas.

Por eso en este día, pensemos en cuántas personas hemos dañado con nuestras palabras, cuántas personas hemos ofendido, cuántas personas hemos afectado, cuántas personas hemos herido y lastimado y pidamos perdón a Dios en este momento.

Pensemos también cuántas palabras nos han marcado, nos han herido, nos han lastimado y solo perdonemos a los que nos hirieron, a los que nos marcaron con sus palabras, a los que nos ofendieron, perdonemos para podernos despojar de esas mentiras que nos fueron sembradas.

Santiago termina diciendo en los

  1. 17 – 18 ¨17 Sin embargo, la sabiduría que proviene del cielo es, ante todo, pura y también ama la paz; siempre es amable y dispuesta a ceder ante los demás. Está llena de compasión y del fruto de buenas acciones. No muestra favoritismo y siempre es sincera. 18 Y los que procuran la paz sembrarán semillas de paz y recogerán una cosecha de justicia.¨

Esa es la sabiduría que todos debemos anhelar y manifestar, una sabiduría pura, pacífica, amable, llena de compasión y buenas acciones; que procuremos la paz y así recojamos cosechas de justicia.

Para esto hacemos discípulos para traer vida a los corazones y las vidas de los demás, para producir por nuestras palabras la vida de CRISTO en la vida de los demás y que todos declaren que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO.