INTRODUCCIÓN Todos en algún momento hemos atravesado a atravesamos momentos difíciles, duros de asimilar, donde buscamos a Dios en oración, ponemos toda nuestra esperanza pero sentimos que Él no llegó, que no nos contestó. Este puede ser uno de los eventos más traumáticos y trágicos que una persona puede enfrentar. Puede despertar en nosotros sentimientos de rechazo, de abandono, de incredulidad, resentimientos y un sin número de emociones muy difíciles de absorber. Es frustrante estar en una situación desesperante y haber escuchado toda la vida “que Dios contesta nuestras oraciones, si le pedimos con fe y creyendo” pero al ponerlo en práctica y esperar que funcionen las cosas no salen como queremos o esperamos. Esto se incrementa aún más cuando las situaciones que atravesamos son tan desesperantes, tan difíciles de asimilar. He visto pastores caer en crisis nerviosas, depresivas, clamaron por una situación específica y parece que Dios no responde; he visto padres que con un hijo enfermo y ponen toda la confianza en Dios y oran pero simplemente sienten que no responde. Pero más que sentir que Dios no responde a nuestra oración, el punto más doloroso y de mayor confusión es cuando escuchamos el testimonio de alguien que cuenta que Dios si actuó de forma efectiva en su vida. Llegan las preguntas en ese momento: ¿Por qué a él si y a mi no? ¿Por qué Dios, porque no me contestate a mi? ¿Qué mal hice para que no me contestaras a mi?. # MENSAJE La contestación a esta pregunta puede ser tan variada y tan diversa que es peligroso dar una respuesta; por un lado podemos decir: Es que Dios contestó, pero no contestó como esperábamos; podemos decir, no oramos con fe; podemos decir, Dios conoce el desenlace y hace que todo obre para bien y muchas otras contestaciones que podemos tener, pero la realidad es que ninguna de estas nos dan o producen paz en el momento difícil. Hay algo que debemos conocer en cuanto a la oración y Dios y es muy importante para entender este dilema, pero no necesariamente da paz a la persona que ha enfrentado un momento doloroso, donde oró y clamó y piensa que no recibió la contestación. Cuando hablamos de la oración y Dios tenemos que entender que Dios es soberano, que Dios no opera, ni existe para nosotros, sino que nosotros existimos para y por El. Y esto afecta y les molesta a muchas a las personas aun más cuando han tenido que enfrentar una situación difícil. Marcos 11: 24 Les digo, ustedes pueden orar por cualquier cosa y si creen que la han recibido, será suya. Cuando leemos versículos como estos, nos confunden porque cuando oramos y no recibimos respuesta, lo que termina sucediendo es que: Sentimos que nuestra fe es tan insignificante que no somos escuchados. Que no somos dignos de ser escuchados. Que la oración es más compleja de lo que podemos comprender o que no es verdaderamente efectiva. El mayor problema es que estamos muy confundidos con el propósito de la oración, no queremos aceptar que la oración no fue diseñada para Dios hacer o cumplir todo lo que nosotros pedimos, queremos o necesitamos, sino que fue para que pudiéramos tener una herramienta de comunicación, relación e intimidad con Dios. Cuando leemos los versículos nuestra mente procesa esa información de la siguiente manera: ok, dame un millón de dólares, ok, dame una casa, o hazme este milagro. Si recordamos en contexto, Marcos 11: 24 era una explicación que Jesús le estaba dando a sus discípulos luego de haber maldecido la higuera. Jesús maldijo la higuera porque estando frondosa no estaba dando fruto; luego cuando llega al templo, estaba hermoso, grande, lleno de lujos por fuera, pero por dentro era un mercado de ladrones y negocios, ni los enfermos podían entrar allí. En ese momento Él corrió a todos del templo; (la higuera era representación del templo). Por eso cuando los discípulos le hicieron la observación de la higuera, Jesús les aclara que podían pedir cualquier cosa. La Fe del pueblo estaba representada en el Templo, pero al ver la higuera marchita, es decir el Templo destruido, la FE debe ahora pasar a donde empezaria habitar el Espíritu Santo y es el corazón de las personas. Ya no tendrias que orar en el Templo, dentro de poco el velo sería rasgado. Esto de pedir “cualquier cosa en oración”, es más profundo que el simple contexto. 1 Juan 5: 14 – 15 14 Y estamos seguros de que él nos oye cada vez que le pedimos algo que le agrada; 15 y como sabemos que él nos oye cuando le hacemos nuestras peticiones, también sabemos que nos dará lo que le pedimos. Juan 14: 12 – 14 12 »Les digo la verdad, todo el que crea en mí hará las mismas obras que yo he hecho y aún mayores, porque voy a estar con el Padre. 13 Pueden pedir cualquier cosa en mi nombre, y yo la haré, para que el Hijo le dé gloria al Padre. 14 Es cierto, pidanme cualquier cosa en mi nombre, ¡y yo la haré! Ahora bien, la realidad del caso es que aun así, esto no resuelve el sentimiento de abandono, de dolor, de decepción que sentimos cuando Dios no contesta nuestras oraciones y hay personas que han sufrido muchísimo a causa de esta situación. Pero lo que sí nos puede dar paz en medio de todo esto son el analizar algunas cosas que retan nuestro sentimiento, decepcion, coraje etc. Por ejemplo: Nosotros somos seres finitos y Dios es infinito. Significa que Dios tiene mucha más información que yo en cuanto a la situación que tengo delante de mí, y por lo que le estoy pidiendo a Dios. Esteban pudo haber orado para que Dios lo salvara; pero más bien oró para que Dios no le tomara en cuenta el pecado que estaban cometiendo los que lo apedreaban. En otras palabras Esteban estaba creyendo que de ese momento doloroso Dios podía producir algo mayor y Dios lo hizo porque la muerte de Esteban produjo un avivamiento. El segundo puntos es la cruz. Romanos 8: 31 – 32 31 ¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como estas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra? 32 Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás? Esto nos demuestra que Dios está por nosotros, la cruz es el anuncio eterno de cuanto Dios nos ama. Y eso a mi me consuela, porque me recuerda que si Él me amó cuando yo estaba muerto en mis delitos y pecados entonces lo que estoy pasando, es parte de algo mayor para mi vida. Lo último que nos ayuda a tener paz cuando sentimos que Dios no nos contesta, es que el propósito de Dios para nuestras vidas no está limitado a este mundo, sino que es eterno. Si hay algo que nos da paz, es que Dios cuando piensa en mi, no piensa en calidad de esta vida limitada al espacio y tiempo, sino que cuando Dios piensa en mí lo hace a través de la luz de la eternidad. La oración no es una garantía de que saldremos de los problemas pero si es una de que seremos consolados en medio de ellos. 2 Corintios 1: 3 – 7 3 Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Dios es nuestro Padre misericordioso y la fuente de todo consuelo. 4 Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros. 5 Pues, cuanto más sufrimos por Cristo, tanto más Dios nos colmará de su consuelo por medio de Cristo. 6 Aun cuando estamos abrumados por dificultades, ¡es para el consuelo y la salvación de ustedes! Pues, cuando nosotros somos consolados, ciertamente los consolaremos a ustedes. Entonces podrán soportar con paciencia los mismos sufrimientos que nosotros. 7 Tenemos la plena confianza de que, al participar ustedes de nuestros sufrimientos, también tendrán parte del consuelo que Dios nos da.