Vida De Esperanza 14

El Poder De La Esperanza

By Richard Martinez, Pastor Principal, December 08, 2019

INTRODUCCIÓN

Seguimos con la Serie Vida de Esperanza, y el hablar de la esperanza es importante porque si somos sinceros antes de esta serie muchas personas veían la esperanza como algo simbólico o superficial. Sabíamos qué era la esperanza, hablábamos que hay que tener esperanza, pero no conocíamos del todo el poder de la esperanza.

Pero la realidad es que la esperanza es mucho más impresionante que lo que pensamos.

La esperanza nos mantiene anclados a las promesas y el propósito de Dios en medio de las mayores dificultades que podemos enfrentar en la vida.

En medio de las dificultades y los momentos dolorosos la esperanza dice: No me gusta; pero yo sé que hay algo mejor, yo sé que me espera algo más, porque Dios es eternamente fiel.

MENSAJE

Cediendo El Control De Nuestras Vidas

Hace varias semanas pudimos ver en el libro de Habacuc 1 cómo Habacuc se queja de lo que estaba ocurriendo con ellos, de cómo parecía que Dios no los escuchaba o que Dios estaba ausente.

Habacuc comenzó a quejarse con Dios pero en el proceso Dios le contestó a Habacuc en Habacuc 1: 5 – 11 que levantaría a los Babilonios que eran crueles y malvados para arremeter contra el pueblo de Dios, que no había escapatoria para esto y que los Babilonios definitivamente llegarían.

Habacuc reconoce en el v. 12 que esto venía como corrección de parte de Dios.

Luego de esto Dios le informa que luego de este proceso que ellos atravesarían, él destruiría a los Babilonios, y ahí vemos que Habacuc en Habacuc 3: 1 – 15 comienza a recordar en oración todo lo que Dios ha hecho en el pasado. Pero a pesar de todo eso nos dice el v. 16 que Habacuc cuando reflexionó el proceso que atravesarían y de la forma en que Dios los entregaría a los Babilonios y cómo los Babilonios arremeterían contra ellos, Habacuc dice:

¨Al oír esto, me estremecí por dentro; mis labios temblaron de miedo. Se me doblaron las piernas, caí y temblé de terror. Esperaré en silencio el día venidero cuando la catástrofe golpee al pueblo invasor.¨

Aunque Habacuc sabía que eventualmente Dios los liberaría de los Babilonios y los destruiría, eso no evitó que Habacuc cayera de rodillas temblando de terror a tal punto que sus labios temblaban de miedo y sus rodillas se doblaron; pero en el proceso nos muestra que lo que lo mantuvo firme, lo que le dio fuerza fue la esperanza porque dijo:

Esperaré en silencio el día…; la RV1960 dice:

¨Si bien estaré quieto en el día de la angustia…¨

En otras palabras, Habacuc estaba diciendo: Señor yo voy a pasar este proceso cuando lleguen los Babilonios, yo estaré quieto y voy a esperar en silencio el día de la catástrofe. Porque cuando en la oración Habacuc recordaba todo lo que Dios había hecho, eso fortalecía su esperanza.

Recordemos que esperanza es la seguridad y la garantía de que algo que no ha sucedido sucederá.

Sin embargo aunque Habacuc sabia que Dios eventualmente los libraría, a pesar de que el tenia esperanza y confianza en Dios por lo que Dios había hecho, aun así eso no lo dejaba de conmover.

El asunto es que

la esperanza no es la garantía de que algo no nos conmueva, sino que la esperanza siempre nos llevará a entregarle el control de nuestras vidas a Dios

y esto es lo que Habacuc estaba haciendo; él estaba profundamente conmovido, pero estaba cediendo el control de su vida a Dios. Por eso dijo: Estaré quieto y guardaré silencio.

Temblando Pero Confiando

Esto es importante, porque a muchos nos ha sucedido que las situaciones y las circunstancias arremeten contra nosotros; nos llegan situaciones inesperadas que nos duelen y afectan gravemente; situaciones que nos confunden y nos marcan; pero cuando todo esto llegue y nos duela, y nos conmueva no perdamos la esperanza y la confianza en el Señor.

La esperanza no es una actitud de deseo imaginario de que algo sucederá; sino que la esperanza nos ancla a la convicción de que lo que Dios dijo que sucederá, sucederá.

Como dice en

Salmos 37: 3 – 7 dice: ¨3 Confía en el Señor y haz el bien; entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás. 4 Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. 5 Entrega al Señor todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará. 6 Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer, y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía. 7 Quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia a que él actúe….¨

Esto nos demuestra que

en medio del desespero, la confusión y la incertidumbre, la esperanza nos ayuda a esperar con paciencia y mantener nuestra confianza segura en Dios.

Por eso vemos que a Habacuc le temblaron los labios, se debilitaron sus rodillas y cayó en el suelo temblando, pensando en lo doloroso que sería ese proceso; pero Habacuc no perdió la esperanza, no porque fuera fuerte; sino porque él tomó la decisión de estarse quieto y confiar en el Señor.

Habacuc tomó la decisión de que por difícil que fuera la situación, el pelearía contra él mismo para mantenerse anclado a la esperanza; por eso el dijo en

Habacuc 3: 17 – 19 ¨ 17 Aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque se pierda la cosecha de oliva y los campos queden vacíos y no den fruto, aunque los rebaños mueran en los campos y los establos estén vacíos, 18 ¡aun así me alegraré en el Señor! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación! 19 ¡El Señor Soberano es mi fuerza! Él me da pie firme como al venado, capaz de pisar sobre las alturas».¨

Habacuc declaró, aunque las cosas vayan de mal en peor, aunque las cosas no vayan de acuerdo como yo esperaba, aunque me vea tentado a rendirme y tirar la toalla; yo he decidido alegrarme en el Señor, aunque parezca un loco porque las cosas me van tan mal que se supone que esté llorando y deprimido, aunque me duela aún así yo tomo la decisión de gozarme en el Dios de mi salvación. Mi Dios y Señor es Soberano y en medio de todo yo sé que Él me va a dar la fuerza porque ÉL es mi fuerza y Él me afirma mis pies para pisar sobre las alturas.

Habacuc estaba tomando la mejor decisión que podemos tomar en momentos dolorosos, porque

en los momentos de dolor, somos nosotros los que decidimos que es lo que permitiremos que el dolor produzca en nosotros, si esperanza o queja, si fe o resentimiento

y Habacuc decidió que su dolor no cambiaría su perspectiva de Dios, él decidió que él mantendría su esperanza en Dios.

Nosotros debemos tomar esta decisión cuando aún no estamos en crisis, cuando aún las cosas nos van bien; debemos tomar la decisión de que no importa lo que suceda, no importa lo que venga nosotros no dejaremos que la esperanza nos abandone, tomemos la decisión de que no importa cuánto nos duela, no vamos a cambiar nuestra perspectiva de Dios; que nos vamos a gozar y alegrar en el Señor.

El dolor y la calamidad no tienen la habilidad de determinar nuestra pasión, nuestra devoción, nuestra alabanza, nuestra entrega, nuestras convicciones, esa es nuestra decisión.

Por eso jamás permita que el dolor limite tu alabanza, apague tu pasión, contradiga tus convicciones, ni distraiga tu devoción.

El Señor Es Nuestra Fuerza

Habacuc decidió que no permitiría que su dolor determinara su devoción.

El nombre de Habacuc en hebreo es Chabaquq que significa: abrazar; hace referencia del abrazo que lucha por no soltarte.

Posiblemente por eso que Habacuc decidió mantenerse firme en su esperanza; porque su nombre le recordaba que Dios lo tenía abrazado y no lo soltaría en la situación que enfrentaría.

En el v. 19 Habacuc dice: 19 ¡El Señor Soberano es mi fuerza!.

Esta declaración es poderosa; porque es precisamente lo que hace la esperanza, la esperanza nos mantiene dependiendo de Dios; porque reconocemos que es ¡El Señor Soberano nuestra fuerza!.

Meditemos en esto por un momento. Habacuc sabía que por dura y difícil que fuera la circunstancia Dios lo abrazaba, que Dios no lo soltaba; por eso él declara que su fortaleza no venía de Él, sino que Dios mismo era su fuerza.

Lo mismo hace Dios con nosotros; en los momentos dolorosos, Dios nos abraza, Dios no nos suelta. Inclusive dice en

Deuteronomio 33: 26 – 27 ¨No hay nadie como el Dios de Israel. Él cabalga por el firmamento para ir en tu ayuda, a través de los cielos, con majestuoso esplendor. 27 El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen.¨

Dios llega en el momento en que lo necesitas para ayudarte, para sostenerte, para abrazarte; Él es tu refugio y son sus brazos eternos que te sostienen.

La mejor ilustración que puedo darte de esto fue una situación que atravesé con mi hijo Jonathan. Un día estábamos trabajando en el patio del frente de casa; él tenía como algunos 6 años y mientras él jugaba en una silla; yo le dije: ¨Jonathan bájate de ahí que te vas a caer¨. Como no hizo caso y yo me distraje, un rato más tarde se fue para atrás y cayó en la calle y se abrió la cabeza y tenía una cantidad de piedritas pequeñas enterradas profundamente dentro de la herida en su cráneo.

Cuando lo llevamos al hospital, el doctor me pidió que lo sostuviera muy fuerte y comenzó él a esterilizar el área y con unas pinzas comenzó a remover piedrita por piedrita. En ese momento mi hijo gritaba de dolor, mientras el doctor apretaba la herida y sacaba cada piedrita de su cráneo.

Recuerdo a mi hijo gritando: Papi, Papi me duele, mientras lloraba gritaba, papi ayúdame, no dejes que él me haga eso; papi me duele, ayúdame papi. Pero papi más bien lo estaba sosteniendo para que el doctor siguiera haciendo aquello que él no entendía, porque le dolía.

Recuerdo la mirada de mi hijo confundido diciéndome: Papi perdón, ya me voy a portar bien, pero ayúdame papi, ayúdame, me duele papi, me duele; mientras gritaba y lloraba.

En ese momento, el dolor le estaba haciendo pensar que yo lo estaba castigando y que por eso lo sostenía y no lo ayudaba; él no entendía que lo menos que yo quería hacer era lastimarlo; que lo que estaba haciendo era por su bien.

Mientras él más gritaba y lloraba, yo más fuerte lo abrazaba y los sostenía; pero también lloraba con él; pero yo no lo soltaba, yo no lo dejaba escapar; yo lo sostuve fuerte, lo abracé fuerte, hasta que el médico sacó todas las piedras y cosió la herida para que sanara completamente. Porque si no le sacaban todas las piedras esto traería consecuencias mayores en el futuro que serían devastadoras.

Había dos razones principales a mi abrazo:

  • Sostenerlo hasta que el proceso se completara.
  • Hacer lo posible por consolarlo en medio de su dolor.

Así es que en ocasiones el Espíritu Santo hace con nosotros, en ocasiones pensamos que el Espíritu Santo nos viene a sacar del problema, del dolor, de la situación y en ocasiones lo que el Espíritu Santo hace es que nos abraza en el proceso, nos abraza para que atravesemos el proceso completo, nos abraza para que no perdamos la esperanza, nos abraza para consolarnos en medio del dolor.

# CONCLUSIÓN Es muy posible que algunas personas aquí estén pasando un momento difícil, un momento tan doloroso que no saben cómo reaccionar a ello o posiblemente hayas pasado por un momento doloroso donde pensabas que Dios no estaba contigo o que te había dejado; por eso es necesario que sepas que en esos momentos difíciles de tu vida, Dios te abraza, Dios te sostiene, así como yo sostuve a mi hijo; porque lo amo, así mismo Dios te sostiene a ti y a mí en los momentos de mayor dolor de nuestra vida.

No sólo que nos sostiene, sino que nos llenó con el Espíritu Santo y nos dice la Biblia en

Romanos 8: 26 ¨26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.¨

Así como el Señor fue la fuerza de Habacuc, así el Espíritu Santo nos fortalece y nos ayuda en la debilidad, no sólo nos ayuda en la debilidad sino que también intercede y ora por nosotros.

Es muy posible que no te hayas dado cuenta, pero en esos momentos difíciles de tu vida, cuando has tenido que atravesar por momentos desesperantes y dolorosos y piensas que los atravesaste solo o sola y que Dios no estaba contigo; te equivocas.

La realidad del caso es que aunque no te hayas dado cuenta; la razón por la que lo pudiste atravesar, no fue porque fuiste fuerte, sino porque el Espíritu Santo te abrazó, el Espíritu Santo no te soltó y lo maravilloso es que no te soltará jamás, porque te ama, te ama con todas sus fuerzas, te ama tanto que Él mismo se hace tu Consolador.

En mi experiencia, yo reconozco que ha sido el Espíritu Santo que me ha ayudado, que me ha fortalecido, que me ha socorrido, que me ha mantenido; en los momentos dolorosos de mi vida, en los momentos que he estado a punto de perder la esperanza, en que he querido tirar la toalla; yo puedo asegurar que he sentido como que el Espíritu Santo me ha abrazado, me ha sostenido, no me ha dejado escaparme y sentido como su gran amor me sostiene fuertemente y no me suelta.

La esperanza de Habacuc fue tan fuerte que él decidió que cuando llegara el momento doloroso que vendría pasara lo que pasara él no dejaría de confiar en Dios, él guardaría silencio y estaría quieto.

De igual forma nosotros podemos preparamos de antemano, podemos decidir hoy cómo vamos a reaccionar cuando lleguen los días y los momentos dolorosos a nuestra vida, para que como Habacuc podamos decir como dice:

Habacuc 3: 17 – 19 ¨ 17 Aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque se pierda la cosecha de oliva y los campos queden vacíos y no den fruto, aunque los rebaños mueran en los campos y los establos estén vacíos, 18 ¡aun así me alegraré en el Señor! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación! 19 ¡El Señor Soberano es mi fuerza! Él me da pie firme como al venado, capaz de pisar sobre las alturas».¨

Que podamos decir: Aunque mi matrimonio esté en crisis; aunque no consiga trabajo, aunque no logre sanar como quisiera, aunque mis hijos no los vea como anhelo; Yo hoy tomo la decisión de confiar en Dios, yo tomo la decisión de gozarme y alegrarme en mi Dios y mi Salvador.

Recordemos la esperanza nos fortalece para estar firmes en medio de las circunstancias más difíciles de nuestra vida y nos anima a vivir declarando que…

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO