Vida De Esperanza 16

La Esperanza Para El Mundo

By Richard Martinez, Pastor Principal, December 22, 2019

INTRODUCCIÓN

Estamos en los últimos mensajes de esta Serie que le hemos llamado Vida de Esperanza. Nuestro deseo y oración ha sido que por medio de estos mensajes desarrollemos una relación más íntima, intensa y más apasionada por y con Cristo.

Me encanta la Navidad, porque en mi casa ponemos luces, árboles, hacemos comida, tenemos un tiempo en familia; pero lo más que me gusta de la Navidad es ver a mis hijos abrir los regalos que yo les doy a ellos. Aunque este año la cosa ha cambiado, sino que es ver a la nieta abrir regalos.

Yo creo que al Padre también le fascina dar regalos. Porque en Colosenses 1: 26 – 27 nos dice que el Padre también nos dio un regalo y ese regalo es que:

Cristo vive en nosotros y eso nos da la seguridad de que participaremos de su gloria o como dice la RV1960:“Es Cristo en vosotros la esperanza de gloria”. Por eso le titulé a este mensaje: La Esperanza Para El Mundo.

MENSAJE

El Precio De La Esperanza

La esperanza se mantiene recordándonos que lo mejor de Dios está por venir a nuestro favor.

Por eso es que vemos que el Apóstol Pablo dice en

Romanos 15: 13 ¨Le pido a Dios, fuente de esperanza, que los llene completamente de alegría y paz, porque confían en él. Entonces rebosarán de una esperanza segura mediante el poder del Espíritu Santo.¨

Esto nos enseña que,

para poder disfrutar de la bendición de la esperanza, tenemos que aprender a alegrarnos y tener paz en medio de cualquier situación o circunstancia, no porque somos fuertes sino porque confiamos en Dios

y no en nuestra situación; ni en la gente, ni en las circunstancias, ni en las finanzas, sino que aprendemos a tener alegría y paz en medio de cualquier situación.

Ahora, lo que algunos se pueden preguntar es: ¿Cómo estar alegres y en paz cuando estoy atravesando tanto dolor y sufrimiento, cuando todo a mi alrededor me recuerda que no estoy satisfecho, que las cosas me van de mal en peor?

El problema es que

cuando buscamos obtener alegría y paz en cosas, en personas, en economía, en relaciones, en gustos, en sentimientos, viviremos frustrados y desilusionados;

porque cuando dependemos de esas cosas para que nos den alegría y paz, nos daremos cuenta que ellas no tienen la habilidad de darnos alegría y paz y nos frustraremos y desilusionaremos.

Cuando decimos cosas como: voy a estar alegre si tal persona llega, voy a tener paz cuando pague todas mis deudas; voy a ser feliz cuando encuentre a la persona indicada que me ame, voy a estar alegre si me aprueban esa casa o aquel carro; voy a estar alegre cuando me compre tal cosa, cuando vivimos de esta manera, la frustración es inevitable y tendremos una fe quebrantada y una esperanza turbada.

Porque por ejemplo: si mi paz o mi alegría se basa en lo que piensa la gente de mí, no tendré paz tratando de complacer a la gente; cuando mi paz la obtengo de la economía, no tendré paz tratando de mantener mi economía, cuando la paz la obtengo de cosas, no tendré paz tratando de obtener más cosas y por poner nuestra esperanza en cosas o personas es que muchas personas se sienten tan frustrados y desilusionados en la vida.

Cuando la alegría y la paz las obtengo en Cristo, entonces rebosaré de una esperanza segura y es entonces donde la esperanza no me soltará, ni se agotará en mi vida, porque la fuente de esperanza no son personas, ni cosas, sino que la fuente de esperanza es Dios.

Es como si la fe fuera el moño del regalo, mientras la esperanza es la envoltura que se mantiene recordándonos que hay un regalo, que lo mejor de Dios está dentro; por eso es que no debemos olvidar que lo mejor de Dios no está fuera de nosotros, sino que lo mejor de Dios está en nosotros.

Cristo Nuestro Mejor Regalo

Es como vemos en Juan 4 que nos habla que un día Jesús pasó por la región de Samaria y mientras pasaba por esa región se detuvo junto a un pozo a descansar. Cuando llegó una mujer samaritana a buscar agua en el pozo; Jesús le dijo en el

  1. 7 ¨Por favor dame un poco de agua¨.

La mujer se quedó sorprendida que Jesús le hablara porque los judíos y los samaritanos no se llevaban entre sí; los judíos consideraban a los samaritanos como personas despreciables y miserables y ahora Jesús viene a esta mujer.

Cuando la mujer le contesta le dice en el

  1. 9 ¨¿Por qué me pide agua para beber? Y Jesús le contesta en el v. 10 ¨Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quien estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva.¨

Aquí vemos cómo este regalo que Jesús tenía para esta mujer estaba escondido hasta este día en que ella se dio de frente con Jesús; esta mujer que vivía poniendo su esperanza en hombres, tras hombres, tras hombres; que vivía siendo engañada, que había perdido toda esperanza posible, porque había puesto su esperanza en un deseo externo y superficial y no la había conseguido.

Ahora le llega el momento de recibir el regalo que jamás ella esperaba recibir, ahora le llegó el momento que el regalo de la paz y el gozo que sólo Cristo puede dar le llegó.

Esta mujer estaba a punto de una bendición que le traería tal satisfacción; su vida estaba a punto de ser tan impactada por un amor que jamás había sentido; porque esto es lo que sucede cuando uno se encuentra con Jesús, cuando el regalo de la Salvación llega a nuestras vidas; que experimentamos una llenura, una satisfacción y un amor que absolutamente nada en la vida puede superarlo.

Por eso, vemos en los

  1. 13 – 14 que Jesús le dijo: ¨Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, 14 pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna.¨

¿Qué estaba haciendo Jesús en ese momento?

Jesús estaba cambiando la perspectiva y el enfoque de esta mujer del buscar el ser saciada externamente a ser saciada internamente, de buscar la paz externa a experimentar la paz que sólo la experimentamos en nuestros corazones.

Por eso es, que cuando la mujer le dice en el

  1. 15 ¨ Por favor, ¡deme de esa agua! Así nunca más volveré a tener sed y no tendré que venir aquí a sacar agua.¨

Ella lo que dijo fue: Yo anhelo esa paz, yo quiero esa paz. Pero Jesús NO le dijo: Ok, aquí la tienes, Ok aquí te va.

Sino que lo que Jesús hizo fue que confrontó lo que ella había aceptado como su fuente de paz y de esperanza, confrontó aquello que ella siempre había buscado que saciara su vida y

Jesús la confrontó porque de no hacerlo, ella continuaría poniendo su esperanza en aquello que sólo le producía dolor y desilusión y aumentaría el vacío en su corazón.

Por eso Jesús le preguntó por los maridos que tenía, porque ella buscaba ser saciada por maridos, pero ninguno de ellos había podido saciarla y Jesús la confronta como diciendo: Mientras busques que eso sea tu fuente de paz, continuarás el resto de tu vida de desilusión en desilusión, de fracaso en fracaso; pero si me haces a Mí tu fuente de paz y esperanza, si buscas saciarte en Mí, no volverás a tener sed jamás; sino que serás saciada eternamente.

A cuántos les ha sucedido que sus hijos le piden algo y dicen: Si me lo regalas, eso me va a ser muy feliz, es más te prometo que si me lo regalas…. Pero luego al rato eso que pensaban que los iba a hacer muy felices, ya no lo valoran; o les compran el teléfono que tanto querían y luego lo tratan como si no costara; o le compró el carro y luego ni lo limpian. ¿Por qué? No es que son malagradecidos, sino porque todo eso sólo produce alegría y paz temporera.

Pero a cuántos nos ha sucedido que decimos: Si me aprueban esa casa será una bendición tremenda, es que yo la quiero; Señor si me la aprueban ya verás que ahora sí que te voy a servir y te voy a amar; porque pienso que la casa es lo que me va a traer felicidad y luego que estoy en la casa, no dejo que nadie entre con zapatos, para que no ensucien la alfombra, no dejo que nadie coma en los cuartos y todo lo demás, pero 3 años más tarde la alfombra está toda sucia, dejan comida en los cuartos, etc.

¿Por qué? Porque nada de eso sacia, sólo produce satisfacción temporera, superficial, pero no llena el corazón; y llegamos a pensar que eso o aquello nos va a llenar, pero no es así, sólo es una ilusión.

El asunto es que

si seguimos buscando saciarnos con cosas continuaremos siendo desilusionados, frustrados, deprimidos, porque anhelamos esto o aquello con tantas ganas que cuando lo recibimos y no nos sacia la desilusión y la decepción son inevitables;

pero cuando nuestra fuente de alegría, paz y esperanza es Cristo no seremos desilusionados jamás.

Por eso Jesús confrontó la fuente de alegría y paz de esta mujer y ahora la enfoca en Él, para que tuviera paz a tal punto que fuera saciada eternamente. Ella tenía que renunciar a su fuente de alegría y paz, para poder recibir y disfrutar de la paz eterna que obtendría en Jesús. Por eso Jesús le dice en el v.

16 ¨Ve y trae a tu esposo¨.

Era como Jesús diciendo: Vé y tráelo y vamos a ver si él puede darte lo que estás buscando. Claro que no; pero YO tengo algo mejor para ti.

Lo mismo tiene que suceder con nosotros. Nosotros tenemos que ser confrontados de la misma manera.

Nosotros tenemos que confrontar nuestra fuente de paz y esperanza. Porque

si seguimos poniendo nuestra esperanza en cosas; relaciones, economía o estabilidad, no tendremos una paz verdadera jamás.

Pero si ponemos nuestra mirada en Cristo, si buscamos nuestra paz en Cristo, si nos gozamos en Cristo, si nuestro gozo es Cristo; no tendremos sed jamás y seremos saciados por la eternidad.

CONCLUSIÓN

Muchas personas pueden pensar. Esto suena bonito en teoría, pero la realidad es otra; porque aunque suena bonito, la realidad es que yo estoy pasando por problemas reales, yo tengo necesidades reales, yo tengo conflictos reales; que las palabras bonitas no resuelven.

Lo cierto es que la mujer samaritana también tenía problemas reales, necesidades reales, conflictos reales, pero Cristo no le dijo; Yo te voy a resolver todos tus problemas, te voy a dar un marido que te ame, que te mantenga, que te cocine, que te limpie la casa; sino que Cristo le dijo; la solución real, para tus problemas reales es que me hagas a Mí tu realidad.

Y es lo mismo que con nosotros y entiendo que todos aquí tienen problemas reales, pero

la solución real para los problemas reales es que hagamos a Cristo nuestra realidad.

Pero

nuestro mayor problema es que seguimos pensando que la bendición de la esperanza y de la vida cristiana es la ausencia de problemas y conflictos.

No podemos seguir viviendo en la confusión de pensar que la alegría, la paz y la esperanza que tenemos en Cristo radica en la ausencia de conflictos y dolor.

Si miramos en Mateo 26: 36 – 46 nos damos cuenta que lo que Jesús experimentó en Getsemaní no fue una ausencia de dolor y tribulación, sino que lo que experimentó fue paz en medio de el dolor y la tribulación. Fue tanto así que en el

  1. 38 Jesús le dijo a tres de sus discípulos: ¨Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo¨.

Jesús sentía tanto dolor que en ese momento NO quería estar; la Biblia aún dice en el

  1. 37 que: ¨…comenzó a afligirse y angustiarse¨.

La palabra afligirse que describe aquí es “lupeo” que significa: una tristeza severa, un profundo dolor emocional, un dolor tan fuerte como el dolor de parto, lo que significa que lo que Jesús estaba atravesando era tan fuerte y duro que no lo podemos describir.

Pero la Biblia nos dice que aunque estaba entristecido al punto que sentía morirse Él no dependió de la gente, no buscó huir; sino que Jesús fue a la fuente de paz y esperanza; por eso dice en el v. 39 que: “Él se adelantó y se inclinó rostro en tierra mientras oraba: ¡Padre mío! si es posible que pase de mi esta copa de sufrimiento. Sin embargo quiero que se haga tu voluntad, no la mía”.

Esta escena se repitió en tres ocasiones, esta escena fue tan intensa en la vida de Jesús, que Lucas dice en

Lucas 22: 43 – 44 que: ¨ apareció un ángel del cielo y lo fortaleció. Pero Jesús: Oró con más fervor, y estaba en tal agonía de espíritu que su sudor caía a tierra como grandes gotas de sangre¨.

Esto no representa la ausencia de dolor, ni problemas; pero sí representa a Quien podemos ir en medio del dolor y los problemas para tener paz y mantener viva la esperanza en medio de los dolores y problemas. Por eso es, que en Mateo 26: 45 – 46 vemos que Jesús ahora enfrentó el dolor que estaba tratando de evitar con valentía y paz.

En medio de los conflictos, angustias, dificultades, traiciones, dolores, necesidades; cuando hemos hecho todo lo que podemos hacer y hemos ido a la fuente de paz y esperanza y no vemos los resultados que esperamos; podemos tener paz de que Dios sigue en control y si Él lo está permitiendo es porque nos ha capacitado y fortalecido para enfrentarlo y eso nos debe dar paz.

La Biblia nos describe todo lo que aconteció en la vida de Jesús de ahí en adelante, cómo lo golpearon, cómo lo azotaron, cómo lo coronaron con espinas, pero en ningún momento se quejó, en ningún momento renegó,

Jesús simplemente soportó; porque había una razón y un propósito mayor, que todo el dolor que pudiera atravesar y era Su Amor por nosotros y la Salvación de nuestras almas.

En el único momento que vemos algo parecido a una queja en la Biblia es en Mateo 27: 45 – 46 que no fue que Jesús se quejó por el dolor; sino que nos dice que cuando:

¨Al mediodía, la tierra se llenó de oscuridad. A eso de las tres de la tarde, Jesús clamó en voz fuerte: «Eli, Eli, ¿lema sabactani?», que significa «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?¨.

Lo único que Jesús expresó en dolor, fue la separación, que hubo por un momento mientras el castigo de nuestra paz era derramado sobre Él.

Pero más adelante

Lucas 23: 45 – 46 nos dice que: ¨La luz del sol desapareció. Y, de repente, la cortina del santuario del templo se rasgó por la mitad. 46 Después Jesús gritó: «Padre, ¡encomiendo mi espíritu en tus manos!». Y con esas palabras dio su último suspiro.¨

Esta escena siempre me conmueve y también me llena de paz, me quebranta, pero me llena de esperanza; porque me recuerda que Él es mi Dios, pero también es mi Padre y que cuando más quebrantado y triste me encuentro, cuando estoy atravesando mis momentos de mayor soledad, cuando más angustiado me puedo encontrar; yo puedo venir a Dios como mi Padre y decirle: Padre aunque me duele, aunque es duro, yo encomiendo mi vida en tus manos, porque en tus manos estoy seguro, en tus manos soy amado, en tus manos soy consolado, en tus manos es que encuentro la paz y la esperanza que necesito para este momento y para mi vida.

Por eso es que yo quiero decirte en este día que

nuestra fuente de paz, de alegría y esperanza no está en las cosas, no está en las personas, no está en la época, ni en la temporada; nuestra fuente de alegría, paz y esperanza está en Cristo.

La verdadera paz, la verdadera bendición, el verdadero regalo no está fuera de nosotros, sino está en lo que Cristo hizo por nosotros en la Cruz del Calvario; por eso es que Jesús es la esperanza para tu vida y también la esperanza para el mundo.

Por eso es, que el mejor regalo que podemos apreciar en esta Navidad no es en aquel que está debajo de un árbol, sino Aquel que fue crucificado en un madero; no es en aquel que está envuelto en papel de regalos, sino en Aquel que fue envuelto en la sangre que derramó por todos los latigazos, golpes y maltrato que recibió por nosotros; no es en aquel que nos hace sentir que lo merecemos todo, sino en Aquel que nos recuerda que no merecemos nada, y que por Su Gracia somos salvos; no es aquel que nos trae satisfacción temporera, sino Aquel que nos grita por la eternidad: TE AMO, TE AMO, TE AMO.

La manera en que en medio de la tribulación, angustia, dolor, depresión podemos tener paz y esperanza, es como dice

Romanos 15: 13 ¨haciendo a Dios nuestra fuente de esperanza, Para que Él nos llene completamente de alegría y paz, porque confiamos en Él. Entonces rebosaremos de una esperanza segura por medio del poder del Espíritu Santo.¨

Por eso

NO hagamos a Jesús la razón de la Navidad, hagamos a Jesús la razón de nuestra vida; porque Cristo no es la razón de la ocasión, Cristo es la razón de nuestra esperanza y salvación.

Que la paz que proviene de Dios sea la que nos lleve a vivir declarando que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO