Sin-Verguenza 3

El Corazón Del Padre

By Richard Martinez, Pastor Pricipal, January 19, 2020

INTRODUCCIÓN

Hemos estado hablando por las últimas semanas en esta Serie de Mensajes Sin-Vergüenza, de la importancia de predicar el Evangelio, del no avergonzarnos de hablarles a las personas de Cristo, porque el predicar el mensaje del Evangelio cambia y transforma vidas.

Es como lo que vemos en Hechos 3 que nos dice que había un hombre que lo llevaban todos los días al templo a pedir limosnas y cuando Pedro y Juan fueron al templo a la oración, el hombre que había estado lisiado desde su nacimiento les pidió dinero.

Un hombre que tanto él mismo, como los que lo rodeaban se habían resignado al estado en que se encontraba; porque dice el v. 2 que lo llevaban todos los días al templo a que pidiera limosna, lo que significaba que él pensaba que no había solución a su condición.

Luego dice el v. 6 que cuando el hombre les pidió dinero, ellos lo miraron fijamente y Pedro le dijo en el

  1. 6 “Yo no tengo plata ni oro para ti, pero te daré lo que tengo. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina”.

Lo que Pedro hizo fue que reconoció la condición de este hombre y una vez que reconoció su condición lo enfocó a que pusiera su mirada, su esperanza, su fe y su confianza en Cristo.

Pero Pedro no dejó al hombre en su condición a ver cómo creía por sí solo; sino que dice el

  1. 7 ¨Entonces Pedro tomó al hombre lisiado de la mano derecha y lo ayudó a levantarse. Y, mientras lo hacía, al instante los pies y los tobillos del hombre fueron sanados y fortalecidos¨.

Nos enseña que Pedro lo ayudó a levantarse, no lo dejó en su condición, sino que lo ayudó y mientras lo hacía y el hombre ponía su fe en Jesús, los tobillos le fueron sanados y fortalecidos y la transformación que este hombre recibió nos dicen los v. 9 – 11, que todo el mundo quedó sorprendido de lo que había sido hecho en este hombre.

Esto es lo que queremos hacer como Iglesia, queremos poder hablar con personas que piensan que su condición no tiene solución, que piensan que no hay esperanza para ellos y en su condición invitarlos que pongan su mirada en Cristo y una vez que la pongan ayudarlos a levantarse y caminar en Cristo y no soltarlos hasta que puedan gozarse en Cristo.

Inclusive la vida de este hombre fue transformada de manera tal que pasó de pedir limosnas, de mendigar, de estar limitado en su vida a un adorador que vivía agradecido con Dios. Es ahí que se revela el corazón del Padre, porque el Padre quiere movernos de dolor a gozo, de fracaso a victoria.

MENSAJE

El Espíritu Santo y El Mensaje De Cristo

Cuando analizamos la operación del Espíritu Santo; nos damos cuenta que el Espíritu Santo nos impulsa a hablar de Cristo, porque es el Espíritu Santo Quien nos llena para que podamos predicar las Buenas Nuevas de Salvación, inclusive,

la mayor evidencia de que somos llenos del Espíritu Santo es que hablemos a otros de lo que Cristo ha hecho en nuestras vidas.

O sea, que nosotros no somos movidos a hablar de Cristo por nuestra propia voluntad, sino que Quien más nos impulsa a hablar de Cristo es el Espíritu Santo.

La realidad es que

el Padre ama tanto a la humanidad que nos llena con Su Espíritu para que podamos hablarle a otras personas de lo que Él ha hecho en nuestras vidas y de cómo Él nos amó y nos ama y que de esa manera ellos puedan también confiar en Él y que también sean salvos.

Por eso, es que nos dice en

Mateo 28: 19 – 20 ¨ 19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 20 Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».¨

Aquí nos enseña que cuando hacemos discípulos, cuando ganamos a las personas para Cristo, cuando los bautizamos, cuando les enseñamos que obedezcan los mandatos de Dios; la Biblia nos promete que el Espíritu Santo estará con nosotros todos los días hasta el fin.

Esto aún se confirma de una manera más clara en

Hechos 1: 8 que nos dice: ¨ pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra.¨

Reciba o no reciba el mensaje; lo crea o no, lo acepte o no, la realidad es que la vida de la persona que recibe el mensaje del Evangelio jamás será la misma, porque es imposible escuchar un mensaje tan maravilloso, tan poderoso y lleno de amor como el mensaje del Evangelio y continuar de la misma manera.

A parte que nos dice en

Isaías 55: 9 – 11 dice: 9 Pues así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos. 10 »La lluvia y la nieve descienden de los cielos y quedan en el suelo para regar la tierra. Hacen crecer el grano, y producen semillas para el agricultor y pan para el hambriento. 11 Lo mismo sucede con mi palabra. La envío y siempre produce fruto; logrará todo lo que yo quiero, y prosperará en todos los lugares donde yo la envíe.

El amor del Padre es tan maravilloso que cuando le hablamos de Cristo a las personas, SU Palabra no regresa vacía, sino que produce fruto y logrará lo que ÉL ha determinado en sus vidas y corazones.

Por eso es, que nosotros no podemos dejar de hablarle a las personas de Jesús, no podemos perder la oportunidad, porque como mencionamos, lo acepte o no, le entregue su vida o no, la reciba o no; la vida de esa persona jamás será la misma; porque la Palabra de Dios no regresa vacía.

Alegría En El Cielo

El corazón del Padre por el perdido es tan hermoso, que Él está tan interesado que le hablemos de Cristo a las personas que no Le conocen, que nos dice en

Lucas 15: 1 – 2 que: ¨Los cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama a menudo venían a escuchar las enseñanzas de Jesús. Por eso los fariseos y los maestros de la ley religiosa se quejaban de que Jesús se juntaba con semejantes pecadores, ¡y hasta comía con ellos!¨.

Cuando los fariseos se dan cuenta de que Jesús compartía con pecadores de mala fama, los fariseos y los maestros de la ley lo criticaban; esta no era la primera vez, porque cuando Jesús ganó el corazón de Mateo un cobrador de impuestos en Mateo 9 nos dice el v. 11 que: Cuando los fariseos vieron esto, preguntaron a los discípulos:

«¿Por qué su maestro come con semejante escoria?

Nos dicen los

  1. 12 – 13 que: ¨Cuando Jesús los oyó, les dijo: La gente sana no necesita médico, los enfermos sí». 13 Luego añadió: «Ahora vayan y aprendan el significado de la siguiente Escritura: “Quiero que tengan compasión, no que ofrezcan sacrificios”. Pues no he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores¨.

Ahora en esta ocasión en Lucas 15 Jesús le relata 3 parábolas. En la primera les habla de una oveja que se perdió y explica cómo es que el dueño de las ovejas dejará las 99 para ir en busca de la oveja perdida y cuando la encuentra la carga en sus hombros, la llevará a su casa y llamará a los amigos y vecinos y les dirá: Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida.

Luego dice en el v. 7: De la misma manera hay alegría en el cielo cuando un pecador perdido se arrepiente y regresa a Dios… Así son las personas que no conocen a Cristo en nuestros trabajos y alrededores, son esa oveja perdida que necesitan ser traídas a casa.

La oveja perdida no es el Cristiano que se va de la Iglesia y ahora quiere que lo busquen; sino que la oveja perdida es el que aún no conoce el amor de Cristo y está expuesto a la calamidad y el dolor, no encuentra el camino a la libertad, no conoce cómo su vida puede ser transformada por Cristo.

Luego en los

  1. 8 – 10 Jesús cuenta la parábola de la moneda perdida y cuenta que si una mujer tiene 10 monedas y se le pierde una, ella voltea la casa al revés para encontrar la moneda que se le perdió y cuando la encuentra les dirá a sus amigos en el 9: “¡Alégrense conmigo porque encontré mi moneda perdida!”.

Luego dice en el

    1. 10 De la misma manera, hay alegría en presencia de los ángeles de Dios cuando un solo pecador se arrepiente».

Aquí también nos explica que hay una celebración celestial cuando una persona se convierte a Cristo, que el mayor motivo de celebración en el cielo es ver personas convirtiéndose a Cristo.

Nosotros leemos esto y nos parece sencillo, nos parece cualquier cosa cuando dice la Biblia que hay alegría en el cielo. Pero meditemos en el hecho de la forma en la que Cristo murió y tomemos en consideración que la razón por la que Cristo fue azotado, coronado con espinas, humillado, golpeado, clavado en una cruz, fue precisamente para pagar el precio de nuestro pecado.

Lo que significa que para mí cuando un pecador se arrepiente y Cristo ve que el sacrificio en la Cruz no fue en vano en la vida de esa persona, yo me imagino a los ángeles llenos de gozo, gritando de alegría; yo me imagino a nuestro Señor y Salvador con una expresión impresionante de regocijo, satisfacción y alegría con los ángeles celebrando que el sacrificio de la Cruz en la vida de esa persona, tuvo efecto y que valió la pena lo que sufrió en la Cruz por nosotros.

Esto lo vamos a ilustrar con el Grupo de Alabanza; lo que vamos a hacer es que el Grupo de Alabanza cuando yo le diga a una persona que se ponga de pie como ilustración de que se convirtió, todo el Grupo de Alabanza va a hacer una algarabía de celebración para ilustrar cómo puede suceder en el cielo cuando un pecador se arrepiente.

CONCLUSIÓN

Por último, Jesús cuenta la parábola del hijo pródigo, donde el hijo pródigo le pidió su parte de la herencia a su padre y luego abandonó a su padre y la casa de su padre y derrochó todo su dinero y terminó en la miseria. Sin embargo, un día el hijo regresó a la casa y el padre le hizo una fiesta. Dicen los v. 25 – 32 que cuando el hermano mayor del hijo pródigo se percató de que el padre le hizo una fiesta; se enojó y no quiso entrar. El hermano mayor estaba resentido con el padre porque el padre nunca le había celebrado a él una fiesta.

Pero en los

  1. 31 – 32 el padre le contestó: “Mira, querido hijo, tú siempre has estado a mi lado y todo lo que tengo es tuyo. 32 Teníamos que celebrar este día feliz. ¡Pues tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida! ¡Estaba perdido y ahora ha sido encontrado!”.

Ahora bien, no podemos olvidar que Jesús les estaba hablando a los fariseos que lo criticaron y en esta ilustración, les estaba confrontando, porque en la tradición judía cuando un padre y un hijo contienden, o un hijo estaba en calamidad o viviendo una vida desordenada; era la responsabilidad del hermano traer paz entre el padre y el hijo, era la responsabilidad del hermano de haber ido a buscar al hermano en calamidad; pero él nunca lo hizo, porque estaba sólo disfrutando de su propio beneficio y su propia comodidad. Y Jesús les dice a los fariseos: ustedes son como el hermano mayor, que sólo se preocupan por ustedes y no les duele lo que al Padre les duele.

Al padre le dolía que su hijo estaba perdido, en calamidad y angustia, al padre le dolía que su hijo estaba extraviado como la moneda, perdido como la oveja; pero al hermano mayor lo que le dolía era perder su comodidad y beneficio

y aún estando cerca del padre, nunca se percató lo que al padre le dolía, nunca hizo nada por buscar al hermano perdido y aliviar el dolor del padre.

El hermano mayor, aún estando cerca del padre al parecer nunca conoció el corazón del padre; nunca vio al padre llorando por su hijo, nunca vio al padre como esperaba mirando a lo lejos a ver si su hijo regresaría un día; porque solo estaba enfocado en sí mismo.

La pregunta que debemos hacernos es, ¿si a nosotros nos duele lo que le duele al Padre Celestial? ¿Si nos duele el ver cómo hay personas que están lejos de Dios, sin esperanza, viviendo vidas en calamidad y angustia, vidas espiritualmente deplorables y lo que es peor, rumbo al infierno?

Tenemos que preguntarnos si nos duele; porque

es posible que no nos duela, es posible que estando cerca del Padre no nos percatemos lo que le duele al Padre, porque al Padre le duele que las personas se pierdan.

El hermano tuvo que haber salido a buscar al hermano en calamidad y dolor y así de esa manera sanar el corazón del padre, traer gozo al padre, traer alegría al padre, de la misma manera usted y yo tenemos que buscar a ese hermano perdido para que en la casa del Padre en vez de haber dolor, haya una fiesta y celebración, para que en el cielo haya gozo y celebración.

Nosotros no podemos ser como el hermano mayor, a nosotros nos tiene que doler; nos tiene que doler lo que le duele al Padre; nos tiene que doler. Por eso te pregunto: ¿A quien conoces que necesita a Cristo? ¿Con quien te has topado, en quien estas pensando que le hablarás de Cristo?

Mi hijo Jonathan siempre se distraía y se perdía donde quiera que íbamos, pero hay 2 ocasiones especialmente que fueron muy traumáticas; una fue en Disney, en Disney cuando se perdió y me llamó de un teléfono de un desconocido, recuerdo que salí corriendo tan rápido como usted no creería; brinqué por áreas que usted no se imagina, para llegar a donde estaba mi hijo, yo sentía que mi mundo se me venía abajo. Pero cuando llegué lo abracé tan fuerte; y a la señora también la abracé y saqué todo el dinero que traía para dárselo porque fue el enlace para que yo me reencontrara con mi hijo; la señora no lo aceptó, pero yo estaba eternamente agradecido con ella.

Otra ocasión fue en Walmart. Recuerdo que estábamos en Walmart y Jonathan se perdió y cuando mi esposa me preguntó por él, y nos percatamos que no estaba con nosotros y de repente a lo lejos escuché la voz de mi hijo que gritó ¨Papiiiiiii¨; en ese momento por lo menos por 3 minutos en lo que lo encontré, me pasaron tantas cosas por la mente; me lo están secuestrando etc., fue el minuto más largo de mi vida, yo gritaba su nombre mientras trataba de encontrarlo, él gritaba Papiiii y yo Jonathan y parecía un loco desesperado tratando de encontrarlo, hasta que lo encontré.

Yo no estuve tranquilo hasta que encontré a mi hijo, yo estaba en un estado de crisis y desesperación, hasta que lo encontré y cuando lo encontré lo abracé, lo sostuve y no lo quería soltar.

Si yo estaba desesperado por encontrar a mi hijo. ¿Cómo se sentirá Dios al conocer que uno de Sus hijos están perdidos, están en calamidad, están en dolor, están lejos de Él y destinado al infierno?

A Dios sí le duele el corazón, la condición en que las personas están viviendo; a Dios le duele el corazón que las personas se pierdan, y quiere usarnos para traer vida a todo hijo perdido que aún no ha venido a Él.

Colaboremos para que los hijos de Dios vuelvan a Él y vivan para que ellos también puedan declarar que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO