Ataque Al Corazón 2

Un Corazón Quebrantado

By Richard Martínez, Pastor Principal, March 08, 2020

INTRODUCCIÓN

La semana pasada comenzamos con esta Serie de Mensajes titulada: Ataque al Corazón, y vimos cómo el enemigo siempre buscará atacar nuestros corazones con el fin de afectarnos, contaminarnos, confundirnos, persuadirnos y limitarnos de alcanzar el propósito de Dios para nuestras vidas.

En esta serie queremos buscar la manera de que sanemos nuestros corazones, porque cuando no sanamos nuestros corazones esto produce lo peor en nosotros y de nosotros. Hay personas que están operando o sobreviviendo con un corazón lastimado, herido, dañado y quebrantado, y en vez de estar viviendo están sobreviviendo y esa no es la Voluntad de Dios.

La Voluntad de Dios es que vivamos con un corazón firme, seguro, lleno de amor y fe. Por eso, en este día quiero hablar de ¨El Corazón Quebrantado¨.

MENSAJE

El Corazón Roto

Muchas veces hemos escuchado a alguien decir: Tengo el corazón roto o quebrantado, y pensamos que eso es algo metafórico. Esto se usa para describir un evento que fue muy triste o doloroso, donde llegamos a sufrir un “shock” emocional bien fuerte. Por mucho tiempo yo pensaba que el corazón roto o quebrantado era algo poético o metafórico; o sea que era un "decir".

Pero la realidad es que sí hay una condición médica que se llama Síndrome del Corazón roto o quebrantado.

El Síndrome del Corazón quebrantado o roto es una condición que sufren algunas personas cuando pasan por un momento doloroso, muy triste o difícil, o por una temporada de desaliento profundo, estrés o perdida;

y esto hace que el cerebro desate unos químicos que afectan directamente las paredes del corazón y produce un dolor como el de un ataque del corazón.

Nadie sabe cómo es que esto ocurre, pero lo que sí se sabe es que es una realidad y este síndrome se ha descubierto con personas que han experimentado: la pérdida de un ser amado, que han recibido un diagnóstico médico terminal, que han atravesado por violencia doméstica; personas que han atravesado un divorcio, una traición o abandono en el matrimonio o familia; personas que frecuentemente hablan en público (Pastores, Políticos, etc.); personas que han perdido un negocio o un trabajo; personas que están atravesando una situación con emociones elevadas; personas que tienen situaciones fuertes sin resolver (falta de perdón, rechazos, etc.).

El Síndrome del Corazón roto aunque afecta el corazón, su efecto no es permanente y sólo afecta una parte del corazón; mientras el resto del corazón continúa funcionando con más fuerza y vigor y continúa compensando por la parte del corazón afectada;

sin embargo, si no se trata a tiempo, aún esa parte del corazón puede terminar afectándose; o puede empeorar cuando la persona tiene que enfrentar otra situación que le produce la misma condición.

En Juan 13: 1 nos dice que cuando Jesús sabía que había llegado el momento para dejar el mundo para regresar a Su Padre.

Había amado a los discípulos durante el Ministerio que realizó en la tierra y ahora los amó hasta el final. En otras palabras, Jesús sabía lo que sucedería, sabía que Sus discípulos Lo abandonarían, sabía que lo que atravesaría Le dolería; pero Él tomó la decisión de amarlos no importando lo que sucediera.

Así que cuando Jesús se percató de la situación, Él decidió lavar los pies de los discípulos, Él decidió someterse y humillarse aún cuando Su propio corazón estaba quebrantado y luego de lavar los pies a los discípulos, viene otro ataque a su corazón; la confirmación de que Judas lo traicionaría.

Por último, Jesús Le informa a los discípulos que iba a ser entregado y morir; y en eso Pedro le dice en los

  1. 37 – 38: ¨Estoy dispuesto a morir por ti¨; y Jesús le contesta: ¨¿Morir por mí? Pedro te digo la verdad, mañana por la mañana antes de que cante el gallo, negarás 3 veces que me conoces¨.

Imagínese la escena: 3 años caminando con Jesús, amando a Jesús, comiendo con Jesús, todo estaba bien lindo; vieron a Jesús hacer milagros y de repente todo cambia; como nos ha pasado a muchos, que estamos bien, las cosas nos van bien, la salud bien, la familia bien, las finanzas bien y de repente algo sucede y todo cambia, de repente llegan las malas noticias y las cosas van de mal en peor.

Ésto rompió el corazón de los discípulos; pero en el proceso de ellos tener roto el corazón; Jesús Les dice en

Juan 14: 1 ¨No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios, confíen también en mí¨.

Jesús reconocía que esta situación les rompió el corazón y por eso les exhortó que no permitieran que el corazón roto y lleno de angustia les previniera el poder confiar en Dios.

No permitamos que el corazón quebrantado nos angustie a tal punto que perdamos la confianza en Dios.

Hay medicamentos para tratar el corazón roto; pero el mejor tratamiento que recomiendan los médicos es el evitar lo más posible las situaciones que rompen nuestro corazón.

Pero esto es casi imposible porque

no importa cuánto tratemos de evitar, nada ni nadie nos puede garantizar que no nos romperán el corazón; porque para que alguien pueda rompernos el corazón tiene que ser alguien que esté muy cercano de nosotros, tiene que ser alguien de confianza, alguien que amamos,

alguien que se supone que nos ame, alguien a quien le hemos abierto el corazón; pero no podemos dejar que el corazón se nos llene de angustia, porque si así hacemos podemos perder nuestra confianza en Dios en el proceso. No podemos evitar que nos rompan el corazón, pero sí podemos evitar que nuestro corazón se llene de amargura.

Cuando yo estaba escribiendo el Libro de CAOS en el Matrimonio, cuando lo estaba revisando hubo momentos que me tuve que detener a llorar; porque ahora que miro hacia atrás, yo me doy cuenta y digo: Cómo es posible que le haya causado tanto dolor a la persona que más amo en el mundo; y cómo permitimos que la amargura y el dolor nos llevará a hacernos daño y competir a ver quién le rompía el corazón a quien.

La Verdadera Solución Al Corazón Roto

La Biblia nunca nos dice que podemos evitar el que nuestros corazones sean rotos; pero lo que sí nos dice en el

Salmos 34: 15 – 20 ¨15 Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno; sus oídos están abiertos a sus gritos de auxilio. 16 Pero el Señor aparta su rostro de los que hacen lo malo; borrará todo recuerdo de ellos de la faz de la tierra. 17 El Señor oye a los suyos cuando claman a él por ayuda; los rescata de todas sus dificultades. 18 El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado. 19 La persona íntegra enfrenta muchas dificultades, pero el Señor llega al rescate en cada ocasión. 20 Pues el Señor protege los huesos de los justos; ¡ni uno solo es quebrado!¨

La Biblia no nos garantiza que nuestros corazones no serán quebrantados o rotos pero el v. 18 nos dice que: ¨El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado¨.

La palabra “cerca” que se utiliza aquí es qarab que significa: que no está distante ni en distancia, espacio, ni tiempo, ni circunstancia; también expresa una relación cercana e íntima.

Es interesante cómo este versículo describe la gravedad del corazón quebrantado y roto, porque menciona que cuando el corazón está quebrantado no es lo único que se afecta, sino que termina destrozando el espíritu.

Es por eso que,

cuando el corazón de una persona es quebrantado, puede afectar su fe, su devoción y su pasión; porque lo que sigue a un corazón roto es un espíritu destrozado.

Sin embargo, algo que es también una realidad es que el versículo pareciera explicar que cuando nuestros corazones están rotos, cuando nos han quebrantado el corazón vemos que Dios no está esperando que nosotros seamos fuertes, que aparentemos que todo está bien, que hagamos fuerza para sentirnos bien; sino que nos dice que:

cuando nuestro corazón ha sido quebrantado; Dios desde su propia iniciativa decide estar cerca de nosotros,

Él no nos deja, sino que no hay distancia, ni espacio, ni tiempo, ni circunstancia que lo mantenga lejos, ni apartado de nosotros.

Yo conozco esto de primera mano; porque en el 2012, como expliqué en el libro había momentos que en estos procesos yo sentía que no podía respirar, en ocasiones cuando oraba no sabía ni qué decir; entonces buscaba cantar y no me recordaba de las palabras de una alabanza; era como que el corazón lo tenía tan quebrantado que ya no sabía qué hacer.

Recuerdo que un día me asusté; porque iba por el 20 hacia Fort Worth y cuando iba como a 80 millas por hora, iba llorando, tenía el corazón hecho trizas, estaba pensando: Yo no quiero darle un mal ejemplo a mis hijos, yo no quiero fallarle a Dios, yo no quiero terminar en fracaso; Señor si ya una vez nos restauraste, si ya una vez nos ayudaste; ¿Por qué ahora te siento tan lejos y distante? Y en ese momento pensé: ¿Y qué si me estrello contra la baranda en este momento?

En ese mismo instante me reprendí a mí mismo y me dije: ¿Qué estoy pensando? ¿Cómo es posible que esté pensando de esta manera? Y me dio miedo de cómo me sentía, me dio miedo del nivel de dolor que estaba manejando en mi corazón.

Esa noche estaba casi para dormir, al otro día tenía que predicar un mensaje llamado: ¨Amando al prójimo¨ y estoy llorando porque pensaba: ¿Cómo me voy a parar allá en frente a predicar este mensaje de amar al prójimo, cuando mi esposa y yo estamos así? Mientras lloraba mi esposa me pregunta: ¿Qué te pasa? Yo no le quería decir; pero ella insistió y accedí. Y cuando le dije, inmediatamente me dijo: ¿Cómo vas a predicar de eso cuando no puedes ni tan siquiera amarme a mí? En ese momento me paré y le grité: ¿Qué te pasa? ¿Quién hace eso? ¿Quién ve a un perro sufriendo y lo patea?

Ella se me tiró encima y me dijo: Mi amor perdóname, no sé ni qué estaba pensando cuando te dije eso; no lo pensé, por favor perdóname. Yo creo que de verdad ella no se había percatado de lo que sus palabras hicieron a mi corazón. No dormí en toda la noche, pensando: No hay manera en que Dios haga algo mañana, porque es cierto: cómo puedo hablar de esto, cuando no la estoy amando.

Pero como el Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; y Él rescata a los de espíritu destrozado; como los ojos del Señor están sobre Sus hijos; el próximo día prediqué como se suponía y se convirtieron más de 10 personas.

Cuando tenemos el corazón quebrantado, cuando tenemos el corazón roto, cuando tenemos el corazón destrozado pensamos que es el fin, que ese es el resultado de nuestra vida, pero la Biblia nos dice que el Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; Él rescata a los de espíritu destrozado.

# CONCLUSIÓN Muchas personas sienten que cuando han tenido que enfrentar una situación difícil y dolorosa donde fueron abandonados, traicionados, desechados, acusados, vituperados; que cuando están en el calor de las batallas matrimoniales, financieras, ministeriales, familiares, de salud, etc; que Dios no estaba ahí con ellos, porque no se explican: cómo es posible que Dios haya estado aquí cuando tuve que enfrentar lo que enfrenté y no hizo nada al respecto, cuando me vio que me dolía, cuando me voy llorando con un corazón destrozado, cuando me vio que sentía que me moría, cuando me vio que estaba pasando el momento más doloroso de mi vida y me dejó pasar por lo que pasé.

Yo sé que es la manera en que nos sentimos; porque yo lo atravesé durante ese proceso, mi esposa lo atravesó durante ese proceso, en ocasiones nos abrazábamos y decíamos: ¿Qué nos pasa? ¿Por qué estamos así? Recuerdo que un día me metí al closet y le gritaba a Dios: ¿Dios dónde estás que no te siento? Y llorando le clamaba: Al menos déjame sentirte, al menos déjame sentir tu Presencia, porque ni tan siquiera estoy sintiendo tu Presencia.

Yo quería sentir allí, lo que siento aquí; pero no, la realidad es que yo no conozco el por qué; pero lo que sí sé es que lo que dice el Salmos 34: 18 es cierto; que Dios siempre estuvo cerca, que Dios jamás me ha dejado, ni me había abandonado, que aunque yo no lo sentía no era que no estaba.

Lo que sucede es que en medio del dolor, de la traición, de la prueba se nos dificulta ver a Dios, sentir a Dios, reconocer que Dios está con nosotros,

pero ahora que ha pasado el tiempo podemos decir que si pasamos lo que pasamos; si atravesamos lo que atravesamos y hoy estamos aquí de pie; es porque Dios siempre nos sostuvo, siempre estuvo con nosotros y siempre estuvo cerca cuando tuvimos quebrantado nuestro corazón; y nos rescató cuando tuvimos nuestro espíritu destrozado.

El Apóstol Pablo dijo en

2 Timoteo 4: 16 – 18 ¨ 16 La primera vez que fui llevado ante el juez, nadie me acompañó. Todos me abandonaron; que no se lo tomen en cuenta. 17 Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas, a fin de que yo pudiera predicar la Buena Noticia en toda su plenitud, para que todos los gentiles la oyeran. Y él me libró de una muerte segura. 18 Así es, y el Señor me librará de todo ataque maligno y me llevará a salvo a su reino celestial. ¡A Dios sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén.¨

El Apóstol Pablo dijo que en el momento difícil cuando necesitaba que los que decían que lo amaban estuvieran ahí con él, nadie lo acompañó y todos lo abandonaron; pero él dijo: no se lo tomen en cuenta; porque a pesar de que todos me dejaron;

a pesar de que lo abandonaron; él dijo:

  1. Dios no me dejó,

  2. sino todo lo contrario: el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas;

  3. me libró de una muerte segura.

  4. El Señor me librará de todo ataque maligno;

  5. me llevará a salvo a su Reino Celestial.

¡A Dios sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén.¨

No podemos evitar que nos rompan el corazón; pero cuando suceda no olvidemos que Dios siempre está cerca, está en relación, no está limitado por espacio, ni distancia, tiempo, ni circunstancia. Él siempre ha estado cerca, Él siempre está cerca y siempre estará cerca.

En fin, cuando tengamos el corazón roto o quebrantado, recordemos que el daño que se produce en nuestro corazón es sólo en una parte de nuestro corazón, y dicen los médicos que otra parte del corazón que no ha sido dañada trabaja con más fuerza y vigor.

Lo que significa que

si nos resentimos y renegamos hacemos más profunda la herida y el daño en nuestro corazón; pero si aprovechamos la parte que tiene más fuerza y vigor para darle lugar a Dios en nuestras vidas, para alabar a Dios, para vivir en devoción con Dios, entonces podremos sanar más rápida y más efectivamente y el corazón

roto o quebrantado no nos limitará de alcanzar el propósito de Dios en nuestras vidas y experimentar el amor de Dios por nosotros.

Esto fue lo que mi esposa explicaba en la conferencia y que escribimos en el libro; nosotros teníamos el corazón roto, nosotros teníamos el corazón quebrantado, nos hicimos daño, nos rompimos el corazón el uno al otro; pero en el proceso siempre buscábamos orar aunque no nos salieran palabras, siempre buscábamos alabar aunque no sintiéramos, nunca dejamos de servir, nunca dejamos de invertirnos en las Iglesias de Centro y Sur América, nunca dejamos de predicar a Cristo; porque la otra parte del corazón que no estaba afectada; nos impulsaba a alabarlo, nos impulsaba a orar, nos impulsaba a tener nuestro devocional familiar, nos impulsaba a servir, nos impulsaba a continuar declarando que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO