Jesús 12

Encadenados Por el Dolor

By Richard Martínez, Pastor Principal, February 28, 2021

INTRODUCCION

Un encuentro con Jesús nos impulsa, nos motiva y nos enseña a perdonar; porque cuando perdonamos es cuando más nos identificamos con El.

MENSAJE

La Libertad que Produce el Perdón

La Biblia nos enseña que luego de la traición de Judas y el arresto de Jesús; a Jesús le vendaron los ojos y lo golpearon mientras lo insultaban, lo llevaron delante del concilio donde fue interrogado y falsamente acusado, luego fue negado por Pedro; llevado a Pilato para ser humillado, luego el pueblo pidió que lo crucificaran; lo azotaron, lo coronaron con espinas y le hicieron cargar su cruz, para luego clavarlo en ella.

Creo con todo mi corazón que todo lo que Jesús atravesó le causó un gran dolor, creo que cada golpe, cada azote, cada clavo le dolió como a cualquier otro ser humano; creo que cada insulto y cada burla desgarró su corazón como se le hubiese desgarrado a cualquiera de nosotros.

Sin embargo aun así nos dice Lucas 23: 34 que en medio de todo esto; Jesús exclamó:

¨Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen¨.

Cuando somos traicionados, heridos, lastimados, maltratados, engañados, se hace muy difícil y complicado perdonar; y en ocasiones es hasta doloroso, nos duele tener que perdonar no solo a los que nos hicieron mal, sino a los que aún nos están haciendo mal.

El perdón es una de las disciplinas más importantes que debemos desarrollar; le llamo ¨disciplina¨ porque tenemos que aprender a hacerlo, aun cuando activamente nos están lastimando.

En Mateo 18; en el v. 21 Pedro le pregunta:

¨Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a alguien que peca contra mí? ¿Siete veces?¨.

Jesús le contesta a Pedro: en el v. 22

¨No siete veces, sino setenta veces siete¨.

Esto significa que tenemos que perdonar indefinidamente.

La pregunta de Pedro es preocupante, porque por lo general, nos enfocamos en el mal que otras personas nos han causado; es fácil ofendernos cuando nos han dañado; pero es difícil, generalmente detenernos a meditar en el daño que le hemos causado a otras personas.

Por eso es que en los v. 22 – 35 Jesús les enseñó la parábola de una persona que debía a su amo millones de monedas de plata y como no podía pagar, el amo ordenó que lo vendieran a él junto con su esposa y sus hijos, pero el hombre cayó de rodillas y pidió a su amo que tuviera misericordia y el amo tuvo misericordia y le perdonó la deuda.

Pero cuando el hombre fue perdonado ahora fue a buscar a un hombre que le debía miles de monedas de plata; el hombre que había sido perdonado lo tomó del cuello y le exigió que le pagara todo lo que le debía, pero el hombre se puso de rodillas y le pidió que le tuviera misericordia, pero este hombre que había sido perdonado no le perdonó y lo metió a la cárcel.

Cuando le dieron la noticia al amo; nos dicen los v. 33 – 35 que él le dijo: ¨¿No deberías haber tenido compasión de tu compañero así como yo tuve compasión de ti?”. Entonces el rey, enojado, envió al hombre a la prisión para que lo torturaran hasta que pagara toda la deuda.»Eso es lo que les hará mi Padre celestial a ustedes si se niegan a perdonar de corazón a sus hermanos.¨

Encontramos lo Siguiente en estos Versículos:

  1. La Biblia nos enseña que nuestra deuda con Dios es mucho mayor que cualquier deuda que alguien pueda tener con nosotros.

  2. Que hemos ofendido más a Dios que lo que las personas nos han ofendido a nosotros.

  3. Que se nos olvida demasiado rápido la misericordia que Dios ha tenido con nosotros.

  4. Que la falta de perdón abre la puerta para que el enemigo nos torture.

  5. La falta de perdón siempre nos limitará y nos atará al pasado.

Consecuencias de la Falta de Perdón

Cuando NO perdonamos sufrimos ciertas consecuencias que no analizamos, como lo son:

  1. La falta de perdón nos consume. Cuando nos han ofendido y lastimado y no perdonamos, la falta de perdón nos ciega, nos consume y nos lleva a una obsesión silenciosa de venganza. Al esto cautivar nuestros pensamientos nos convertimos en esclavos del pasado.

  2. La falta de perdón nos hace esclavos del pasado. La esclavitud del pasado se manifiesta cuando ahora vivo enfocado en lo que me hicieron, en el dolor que me causaron y eso nos roba el disfrutar la libertad que tenemos en Cristo, llevandonos a la tercera consecuencia que es la perdida de fe y visión.

  3. La falta de perdón nos roba la fe y visión. La Biblia nos enseña que la fe nos mantiene con una esperanza segura, pero al no poder perdonar y ser esclavos del pasado, lo que sucede es que no nos permitimos tener visión y fe para una vida mejor en el futuro. Lo que nos lleva a la cuarta consecuencia que es la imposibilidad del gozo.

  4. La falta de perdón nos limita a vivir con gozo. El gozo es producido por la presencia de Dios y está relacionado con la experiencia de la libertad y la anticipación de la salvación. O sea que una persona encuentra gozo cuando es libre y cuando reconoce que Dios le ha salvado. Pero para una persona que no perdona le es imposible experimentar el gozo de Dios, porque vive aún atada a ese dolor.

Por ejemplo; la Biblia nos habla de un hombre que se llamaba Ahitofel, este hombre fue consejero y un gran amigo de David; cuando Absalón se rebeló contra David, Ahitofel traicionó a David y apoyó la rebelión de Absalón.

Un día Ahitofel le pidió a Absalón que le permitiera atacar a David, pero Absalón no se lo permitió y dice 2 Samuel 17: 23 que:

¨Cuando Ahitofel se dio cuenta de que no se había seguido su consejo, ensilló su burro y se fue a su pueblo natal, donde puso sus asuntos en orden y se ahorcó.¨

¿Por qué Ahitofel tomó una decisión tan radical de ahorcarse? simplemente porque no lo dejaron atacar a David. El asunto es que Ahitofel guardaba un resentimiento silencioso, posiblemente Ahitofel pensaba que con el tiempo sanaría ese resentimiento que tenía contra David, pero solo se hizo más profundo; al punto que ese resentimiento lo consumio, lo hizo esclavo del pasado, le robó la visión y toda posibilidad de gozo. Ahitofel era abuelo de Betsabé, la mujer con la que David se acostó y luego mandó a matar a su marido y esto era una deshonra para toda la familia de Ahitofel y aunque las acciones de David fueron terribles, graves y dolorosas para Ahitofel, la decisión de Ahitofel fue peor, porque murió amargado y encadenado a su dolor y resentimiento.

La amargura y el resentimiento es como un collar y una cadena como las que usan los perros; cada vez que un perro ve algo que le atrae, y quiere ir detrás de eso e intenta perseguirlo, el collar le recuerda que está limitado. Porque cuando trata de perseguir su objetivo, de repente siente el tirón de la cadena en su cuello.

Así mismo es el dolor y el resentimiento en nuestras vidas, es como ese collar que tenemos atado a nuestro cuello, que cuando queremos perseguir nuestro destino nos recuerda que somos prisioneros del dolor y que estamos limitados al pasado; podemos cantar, servir y vivir toda la vida encadenados.

Hay personas que nos han hecho daño, que nos han lastimado y el dolor que nos han causado es terrible, es injusto, es doloroso, pero si nosotros no buscamos la forma de perdonarlos, sino encontramos el perdón en nuestro corazón, viviremos encadenados al dolor y la amargura.

Pero lo peor es que quien sostiene la cadena en el otro lado, es la persona que nos hirió; no porque ellos quieran, sino porque nosotros le hemos dado esa autoridad sobre nuestras vidas.

CONCLUSION

Como Podemos Perdonar

Perdonar puede llegar a ser la decisión más difícil que tengamos que tomar en nuestra vida, pero a la vez es una de las más importantes porque Mateo 6: 14 – 15 nos dice claramente que: Si perdonas a los que pecan contra ti, tu Padre celestial te perdonará a ti; 15 pero si te niegas a perdonar a los demás, tu Padre no perdonará tus pecados.

Jesús nos da la clave de cómo podemos hacerlo, de cómo podemos lograrlo:

1. No Reaccione de la misma forma que sus angustiadores.

Esta es la parte más difícil y complicada de perdonar a los que nos están haciendo mal; porque nuestra reacción y lo que nos enseñaron fue a defendernos, a que el que me la hace me la paga.

Pero Jesús en medio del dolor y la injusticia: El no reaccionó como sus angustiadores. Lo escupieron, lo golpearon, arrancaron un pedazo de su barba, lo azotaron, lo coronaron con espinas, se burlaron de Él y aun así; cuando Pedro lo trató de defender, el dijo: Yo podría pedirle a mi Padre que enviara miles de ángeles para que nos protejan y el los enviaría de inmediato. Lo que nos enseña que Jesús no reaccionó, en venganza, ni defensa, porque conocía que había un propósito mayor. Es nuestra decisión el que hacer con lo que nos hicieron. Si no nos resentimos y perdonamos nos daremos cuenta de que aun eso que atravesamos nos formó, nos hizo mejores, mas fuertes, mas humildes, mas sabios; pero si nos gana el resentimiento, nunca veremos el propósito de Dios en el asunto.

2. Simplemente perdona.

En Lucas 23: 34 vemos como Jesús toma una de las decisiones más impresionantes que un ser humano puede tomar y es el perdonar a las personas que sin razón alguna te han herido y lastimado y aun a los que continúan haciéndolo.

Jesús no esperó sanar para perdonar, Jesús no esperó a que pasara el tiempo y ver como no recordaba lo que le hicieron para perdonar, sino que aun cuando sentía el dolor del escarnio, cuando aún sentía el dolor producido por los golpes, cuando todavía la saliva de la gente que lo escupió estaba seca en su rostro; cuando aún tenía los ojos hinchados de los golpes, cuando aún bajaban gotas de sangre por las espinas en su frente, todavía su cuerpo destrozado por los azotes, todavía los clavos estaban desgarrando su manos y pies, cuando todavía la gente se burlaba y lo insultaba, Jesús exclamó: ¨PADRE perdónalos porque no saben lo que hacen¨.

Jesús NO perdonó cuando se le pasó el dolor o cuando resucitó, sino que perdonó en medio del dolor, cuando las heridas aún estaban frescas. Y es que el tiempo no nos lleva a perdonar, el tiempo no sana las heridas, solo las hace más profundas y tarde que temprano salen a relucir y presentan un sin número de complicaciones mayores.

Para poder ser libres a través del perdón, tendremos que aprender a perdonar mientras aún las heridas están frescas, aún cuando escuchamos los insultos, aun cuando todavía duele y eso es bien difícil y doloroso, pero cuando lo hacemos, sanamos más rápido y de forma más efectiva.

3. Confiemos plenamente en el amor y propósito de Dios en nuestras vidas.

Cuando uno está en medio del dolor, el confiar que Dios tiene un propósito en el proceso es muy difícil y complicado.
Pero vemos que Jesús en medio del dolor, cuando ya lo habían golpeado, azotado, coronado con espinas, escupido, humillado, crucificado, desnudado, cuando se sentía desamparado, cuando la tierra se llenó de oscuridad y tinieblas, nos dice que Jesús le declaró al Padre en Lucas 23: 46

¨Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró¨.

En medio del momento más oscuro de su vida, de los insultos, de la sangre corriendo; Jesús le declaró al Padre: Que Él le confiaba su vida. ¿Cómo es que pudo hacer esto? Cuando nosotros tendemos a ver a Dios, si no pasamos situaciones dolorosas, Jesús en medio de su tragedia, lo que declara es: Padre, yo te confío el desenlace de mi historia, yo te confío mi vida, yo la pongo en tus manos. ¿Cómo no dudar del amor de Dios cuando había sufrido tanto?

Es que Jesús conocía que los propósitos del Padre eran mayores que los azotes en su cuerpo, sabía que los pensamientos del Padre eran más penetrantes que las espinas en su cráneo; estaba seguro que el amor del Padre era más profundo que los clavos de sus manos, que la voluntad del Padre era mayor que los insultos y la burla y por eso es que El pudo declarar en otras palabras: Padre yo confío en ti a pesar de mi dolor, así que te encomiendo mi destino y mi vida¨

Es difícil perdonar cuando nos han herido, cuando hemos tenido que derramar lágrimas al punto tal que ya no salen; cuando nos han matado la estima y la confianza; cuando hemos sido engañados al punto de que nos destrozaron el corazón; pero aun así, podremos perdonar cuando confiemos que el amor de Dios sobre nuestras vidas es mucho mayor que el odio, el abandono, el rechazo o las traiciones que hemos atravesado.

Por eso en este día que tienes vida, que estás de pie, que estas aquí, entiende que el propósito de Dios para tu vida es mucho mayor que cualquier cosa que te hayan hecho y lo que te causaron, como te dañaron no te pudo destruir porque fue Dios quien te protegió, fue Dios quien te levantó, te guardó, te fortaleció para que cumplas el propósito que es mayor que el dolor.

Por eso es que el perdón es tan importante, porque el perdonar te mantiene enfocado en lo que Dios tiene por delante para ti, mientras el resentimiento te mantiene atado, encadenado al pasado, con amargura.

El perdonar no es un sentimiento, es una decisión que tenemos que tomar para deshacernos de las cadenas de la amargura, del dolor, del pasado.

Eso es lo que el perdón de Dios también produce en nuestras vidas, cuando le pedimos a Jesús que sea nuestro Señor y Salvador, lo que estamos haciendo es que recibimos el perdón de Dios y las cadenas con las que el diablo nos tenía atados, son rotas en nuestras vidas.

Medita en esto: Quien tiene tu cadena, a quien le has entregado el extremo de tu cadena de resentimiento y dolor.

Toma una decisión de perdonar en este día y deshazte de las cadenas del dolor y el resentimiento.

PALABRAS FINALES

Hay cosas en nuestra vida que no analizamos y que nos han limitado, porque los cristianos nos hemos hechos expertos de la apariencia, pero Dios conoce el corazón, es importante desarrollar un estilo de vida de perdonar, porque el perdón nos hace libres, así que vivamos perdonando indefinidamente y seremos libres, miraremos la vida completamente diferente y viviremos para declarar que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO