CAOS En La Familia 9

Propósito Del Sufrimiento En La Familia

By Richard Martínez, Pastor Principal, August 08, 2021

INTRODUCCION

Cuando en una familia enfrentamos las consecuencias de nuestras decisiones y no hacemos nada al respecto, cuando continuamos operando en ataduras y no trabajamos para lidiar con ellas, cuando reconocemos las áreas de opresión y no las confrontamos; el sufrimiento en la familia será inevitable.

El resultado final de no hacer nada, de conformarse o resignarse a esas áreas de las que hemos hablado anteriormente; es un estado de confusión que al final provoca sufrimiento en toda la familia.

MENSAJE

Evitando El Sufrimiento

No creo que exista un ser humano en la tierra que disfrute del sufrimiento, ni aún aquellas personas que causan dolor y sufrimiento a los demás, no disfrutan ellos mismos sufrir, mucho menos nosotros disfrutamos el ver a nuestros hijos o familia sufriendo. Más bien todo padre hace lo indispensable por evitar a toda costa que sus hijos enfrenten cualquier tipo de sufrimiento.

No podemos tratar de evitar el sufrimiento en nuestros hijos, familia o en nosotros mismos, porque el sufrimiento en la vida es inevitable. Pero lo que sí podemos hacer es buscar vivir una vida recta delante de Dios, para que cuando llegue el sufrimiento no nos afecte la conciencia al pensar que lo que estamos pasando o atravesando es consecuencia de nuestras decisiones, porque entonces esto se convertirá en un sufrimiento mayor.

Sin embargo; cuando nos esforzamos por hacer la voluntad de Dios y obedecer a Dios, si llega el sufrimiento no lo veremos como una consecuencia, sino como una prueba.

La palabra prueba en la Biblia viene del griego peirasmon que significa la acción de examinar algo atentamente; lo que nos enseña entonces que las pruebas son parte del proceso de Dios en nuestras vidas para revelarnos algo o hacer algo en nosotros o a través de nosotros.

Hay una gran diferencia entre una consecuencia y una prueba; las dos son dolorosas, pero la consecuencia nos afecta la conciencia y nos mantiene oprimidos, mientras que la prueba nos mantiene con la esperanza de que Dios producirá algo mayor y mejor a través de esta situación.

Lo importante es entender que el sufrimiento es inevitable en la vida de cualquier persona o familia, sean cristianos o no; como dice el Apóstol Pedro en

1 Pedro: 4: 12 Queridos amigos, no se sorprendan de las pruebas de fuego por las que están atravesando, como si algo extraño les sucediera.

Pero nos empeñamos en evitar el sufrimiento, aún cuando la Biblia nos garantiza que vamos a sufrir,aún Jesús mismo dijo en

Juan 16: 33 ̈Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo.¨

y esto incluye a nuestra familia también.

Pero lo importante del sufrimiento es saber que cuando usted y yo sufrimos, cuando atravesamos un proceso de prueba, jamás lo atravesamos sin un propósito mayor, sin que Dios tenga un plan mayor que el dolor que estamos atravesando.

Sufrimiento En La Familia

Esto lo podemos ver en la familia de Jacob. Cuando miramos la vida de José, si hubiésemos sido contemporáneos con él, la mayoría de nosotros sino todos, pensaríamos que la vida de José fue un fracaso, que José para lo único que sirvió fue para sufrir.

José fue un joven que Dios le dio sueños cuando era muy joven, un joven con grandes aspiraciones y propósito, un joven con un destino brillante; pero en el proceso su vida tomó un giro, sus hermanos lo vendieron como esclavos, luego fue acusado falsamente, echado en la cárcel injustamente, abandonado y desechado.

Si hubiésemos vivido en ese tiempo, hubiésemos pensado cosas como: pobre José, todo lo que le ha pasado y eso que cuando era joven todos pensábamos que alcanzaría grandes cosas. Si le caía mal José, hubiese dicho: Mira y eso que Dios le dio sueños y propósito y mirá donde terminó.

Pero cuando miramos la vida de José en su contexto, vemos que cada sufrimiento que atravesó lo acercó cada vez más a su propósito y el destino que Dios tenía para él.

Cuando el sufrimiento azota una familia, lo primero que las personas consideran es que Dios los abandonó, y más cuando ese sufrimiento se manifiesta en la vida de un hijo. Pero tenemos que darnos cuenta que cada proceso que tenemos en Cristo, cada proceso que atravesamos funcionan para acercarnos cada vez más al propósito que Dios ha determinado para nuestras vidas y nuestras familias y esto lo aprendemos con la vida de José, porque cada proceso que atravesó, cada injusticia que vivió lo acercó cada vez más a su propósito.

Pero eso es lo que usted y yo conocemos ahora, porque conocemos el principio y el fin de la vida de José, eso es lo que usted y yo sabemos porque ya hemos leído el desenlace de la historia. ¿Pero cómo se debió haber sentido Jacob, papá de José en el proceso?

Cuando analizamos la vida de Jacob nos damos cuenta que Jacob vivió una vida muy sufrida porque por muchos años pensó que el hijo que él más amaba había muerto y esto lo había llevado a un nivel de sufrimiento impresionante.

El sufrimiento de Jacob fue a tal nivel que nos dice

Génesis 37: 34 - 35 Entonces Jacob rasgó su ropa y se vistió de tela áspera, e hizo duelo por su hijo durante mucho tiempo. Toda su familia intentó consolarlo, pero él no quiso ser consolado. A menudo decía: «Me iré a la tumba llorando a mi hijo», y entonces sollozaba.

Jacob duró años en un estado de sufrimiento por no entender lo que Dios estaba haciendo, Jacob vio las cosas solo basada en la evidencia que le presentaron y no en la evidencia de la promesa de Dios. Lo digo porque los hermanos de José, mataron un cabrito y le trajeron a Jacob la túnica ensangrentada y como era lo que Jacob tenía delante de él, fue lo que creyó y la evidencia que tenía delante de él, le hizo olvidarse de todas las promesas, todos los sueños, todo el propósito que Dios había hablado y declarado sobre la vida de José.

En ocasiones lo mismo nos puede suceder a nosotros, que la evidencia clara que tenemos delante de nosotros, que la evidencia de lo que estamos viviendo ahora, lo que vemos en nuestro matrimonio, lo que estamos atravesando con nuestros hijos, los problemas o las complicaciones que vemos en la familia, muchas veces nos lleva a invalidar las promesas de Dios sobre nuestras vidas y sobre sus vidas.

Jacob vivió en un estado de sufrimiento por mucho tiempo y no estaba dispuesto a recibir consuelo de nadie y el sufrimiento lo había llevado a renunciar a su propia vida. Jacob pudo haber vivido toda su vida pensando que Dios se había olvidado de su hijo, que la promesa de Dios sobre su hijo se había invalidado y vivió con esa batalla de recordar la promesa de Dios y el resultado de un hijo que no había llegado a su destino y su propósito.

Sin embargo Dios estaba trabajando en el área que Jacob no estaba viendo, Dios estaba cumpliendo en José, con José y a través de José lo que Dios había determinado desde el principio a pesar de que Jacob no podía verlo, ni tan siquiera considerarlo. En otras palabras, el sufrimiento de Jacob le robó la habilidad de tener fe, de creer, de confiar en el Dios que le había dado promesas a su hijo.

Creo que nos sucede lo mismo a nosotros cuando la calamidad alcanza a uno de nuestros hijos, cuando el dolor se mete a la fuerza a la casa; se nos hace difícil confiar en que Dios tiene un propósito mayor que lo que alcanzamos a ver, porque recordamos todas las promesas de Dios sobre la vida de nuestros hijos.

Recordamos cuando venían a la iglesia, recordamos cuando servían en el ministerio, recordamos cuando cantaban a Dios, cuando se bautizaron, cuando le profetizaron o cuando teníamos sueños con ellos y cuando vemos que la historia cambió podemos llegar a sentirnos como Jacob, sin esperanza de ver algo diferente, sin esperanza de ver a nuestros hijos cumpliendo su propósito;

pero Dios es quien tiene la última palabra sobre la vida de nuestros hijos y al final de todo El cumplirá y está cumpliendo su propósito en sus vidas a pesar de que nosotros no los podamos ver.

Proceso De Dios

Pero mientras Jacob había perdido la esperanza, mientras Jacob pensaba que Dios se había olvidado de su hijo, que Dios había invalidado su propósito con su hijo y que todo se había perdido; Dios estaba cumpliendo su palabra, su promesa y su propósito en la vida de José. Pero no solo Jacob pudo haber estado pensando esto, sino que también José pudo haber estado pensando lo mismo que Dios se había olvidado de él, que Dios no cumpliría su propósito en su vida etc.

Pero mientras Jacob y José pudieron haber estado pensando todo eso; por otro lado la Biblia nos dice en Génesis 39: 3, 4, 21 y 23 una de las frases más fascinantes que encontramos en la Biblia para cualquier persona que está en sufrimiento y esa frase es: El Señor estaba con José.

Para mí esa es la frase más hermosa que nosotros podemos encontrar para cuando estamos en un proceso de dolor y sufrimiento; para cuando estamos en un estado de conflictos, pruebas y sufrimientos en la familia: El Señor estaba con José, de la misma forma podemos decir que: El Señor está con nuestra familia, que el Señor está con nuestros hijos, que el Señor está con nosotros.

Jacob no sabía que mientras él sufría, el Señor estaba con José, que mientras él no tenía esperanzas, el Señor estaba con José, que mientras el pensaba que estaba todo perdido, El Señor estaba con José.

De la misma manera nosotros no podemos dudar que el Señor está con nuestros hijos, que el Señor está con nuestro cónyuge, que el Señor está con nuestra familia, que el Señor está con nosotros. Y es que pensamos que Dios está interesado en nuestra familia por lo que nosotros somos o hacemos y no entendemos que Dios está interesado en la vida de nuestros hijos y familia porque ama a nuestros hijos y ama a nuestra familia.

En todo el proceso que en nuestra familia atravesamos en el 2012, yo puedo decir que Dios siempre estuvo con nosotros; cuando mi esposa y yo discutíamos Dios estaba con nosotros, cuando nos amenazamos Dios estaba con nosotros, cuando hablábamos del divorcio Dios estaba con nosotros; cuando mi hijo batallaba con su identidad Dios estaba con nosotros, cuando mi otro hijo batallaba con su relación, Dios estaba con nosotros, cuando mi otro hijo batallaba con su pasado DIos estaba con nosotros; cuando parecía que todo estaba perdido Dios estaba con nosotros . Por esa razón es que nosotros no podemos dejarnos llevar por lo sufrimiento presente y pensar que lo que estamos viviendo hoy o lo que estamos atravesando hoy en nuestra familia; es el fin, porque la razón por la que aún estamos sufriendo es porque el propósito de Dios es y siempre será mayor que el sufrimiento que estamos atravesando.

CONCLUSION

Jacob estaba en tal nivel de sufrimiento que cuando le dieron la noticia de que José estaba vivo, nos dice Génesis 45: 26 - 27 que Jacob quedó atónito; pero cuando vio la evidencia de que su hijo aún vivía, nos dice la Biblia: su alma se reanimó.

Hay un concepto interesante aquí y es que cuando la Biblia nos dice que su alma se reanimó; la palabra reanimó que se utiliza aquí es la misma expresión de cuando Dios sopló aliento de vida en él hombre. En otras palabras Jacob estaba muerto en vida; pero cuando aún no había visto a su hijo, cuando aún no lo había podido abrazar, cuando aún no tenía la prueba de que estaba vivo, él se reanimó, el cobró vida, él volvió a vivir, a creer, a confiar y exclamó: Mí hijo José está vivo. Tengo que ir y verlo antes de morir.

Más adelante José le explicó a sus hermanos que el sufrimiento que ellos le hicieron pasar, Dios lo usó con un propósito mayor que lo que él o ellos pudieran imaginar y les explicó que todo el mal que ellos le quisieron causar, Dios lo utilizó para su gloria para lograr en la vida de José, todo lo que estaban viendo hoy. (Génesis 50: 19 - 20).

Por eso es que si hoy está derramando lágrimas de sufrimiento, no se preocupe porque la Biblia nos dice en el

Salmo 126: 5 - 6 que: Los que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría. Lloran al ir sembrando sus semillas, pero regresan cantando cuando trae la cosecha.

Lo importante es saber que alguien tiene que seguir confiando en Cristo, alguien tiene que creerle a Cristo, alguien tiene que poner su esperanza en Cristo, alguien tiene que hacer como Jairo, ir y postrarse a los pies de Cristo y rogarle a Cristo que venga y entre en su casa, alguien tiene que clamar a Cristo y pedirle como la mujer sirofenicia que rescate a sus hijos, alguien tiene que alabar a Cristo y crear un ambiente de alabanza en su casa, alguien tiene que honrar a Cristo y buscar que la presencia de Dios se manifieste en su casa y ese alguien es usted.

Porque cuando Cristo entra en la escena, Él nos da paz, él nos da la fortaleza que necesitamos para creer y confiar.

Hoy puedo decir que Dios utilizó el sufrimiento y lo transformó en algo mayor en nuestras vidas y familia; porque hoy amo más a mí esposa que lo que la he amado en toda mí vida, la amo más hoy que el día que nos casamos, amo más a mis hijos que el día que nacieron, estamos más unidos hoy más que nunca; es cierto que sufrimos, que lloramos, que atravesamos la angustia; pero Dios cambió para bien todo el dolor y sufrimiento que atravesamos y lo mismo hará con cada uno de nosotros.

Nosotros tenemos que hacer como hizo Jacob, que aunque parezca que todo se ha perdido, que aunque parezca que todo va de mal en peor, que aunque no veamos la solución a la situación, creamos que su propósito no está perdido, su palabra no está perdida, su gracia no está perdida, por eso declararemos como Jacob: Mi hijo, mi hija, mi casa, mi familia, mi matrimonio está vivo, es bendecido, es restaurado, es levantado, es sanado, es edificado y declare que verá el favor, la promesa de Dios, el propósito de Dios cumplido en su vida y familia antes de morir.

Confiemos que Dios ama nuestra familia, que Dios ama a nuestros hijos, que Dios nos dará la victoria, que esta temporada de sufrimiento solo nos está acercando cada vez más a su propósito y que toda nuestra familia vivirá para declarar que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO