CAOS En La Familia 10

Victoria Sobre El Sufrimiento Familiar

By Richard Martínez, Pastor Principal, August 15, 2021

INTRODUCCION

La semana pasada hablamos de que debemos creer en las promesas de Dios sobre nuestros hijos y que tenemos que continuar creyendo en ellas por encima de la evidencia que tenemos delante de nosotros, hablamos de cómo en ocasiones Dios utilizará el sufrimiento que nuestros hijos pueden llegar a atravesar como consecuencia de sus decisiones para atraerlos a Él.

Cuando nuestros hijos toman decisiones que van en contra de la voluntad de Dios tarde que temprano tendrán que pagar las consecuencias de sus decisiones, pero en el proceso Dios utilizará esas consecuencias para atraer a Él sus corazones.

Seguiremos hablando acerca de lo que nosotros tenemos que hacer y nuestra función para llevar a nuestra familia de sufrimiento a victoria.

MENSAJE

¿Que Puedo Hacer?

En la Biblia encontramos padres de familia que hicieron lo indispensable por liberar o rescatar a su familia del sufrimiento que les atormentaba.

Desde la viuda de las vasijas de aceite que sus hijos serían tomados como esclavos, hasta la mujer esteril que luego tuvo un hijo en 2 Reyes 4 donde su hijo murió y persistió hasta llegar al profeta para que reviviera a su hijo; hasta la mujer sirofenicia que vino a Jesus para que sanara a su hija, hasta Jairo que se postró a los pies de Jesús para que viniera a su casa y sanara a su hija. Todos y muchos otros padres hicieron lo indispensable para salvar a su familia del sufrimiento.

No podemos evitarles el sufrimiento a nuestros hijos, pero tampoco nos podemos quedar sin hacer nada. Como padres no podemos perder las esperanzas, no importa el nivel de CAOS que veamos que haya llegado a sus vidas, los padres tenemos que levantarnos, luchar y hacer lo que sea necesario por ver una transformación completa y total en la vida de nuestros hijos.

No podemos hacer como Ezequias en 2 Reyes 20: 16 - 19 donde Dios le da una palabra y le dice a Ezequias que sus hijos atravesarán por un proceso de sufrimiento y la contestación de Ezequias en el

  1. 19 fue:¨Este mensaje que me has dado de parte del Señor es bueno. Pues el rey pensaba: «Por lo menos habrá paz y seguridad mientras yo viva¨.

Es decir él dijo algo como: Ojos que no ven, corazón que no siente. Siempre y cuando no me estorbe a mí o no me afecte a mí, todo está bien. Es cierto que nosotros, la familia y nuestros hijos vamos a pasar por procesos de sufrimientos; pero los padres no podemos tomar la posición o la decisión de Ezequias, no podemos simplemente quedarnos sin hacer nada al respecto.

Dios NO nos dio una familia para que sea consumida por el sufrimiento, Dios no nos permitió tener hijos para que el enemigo prevalezca contra ellos y para que permanezcan en sufrimiento; Dios nos dio hijos y una familia para como dice

Malaquias 2: 15 ¨¿No te hizo uno el Señor con tu esposa? En cuerpo y espíritu ustedes son de él. ¿Y qué es lo que él quiere? De esa unión quiere hijos que vivan para Dios. Por eso, guarda tu corazón y permanece fiel a la esposa de tu juventud¨.

Valentia Espiritual

Para pelear por la familia debemos desarrollar varias actitudes importantes y una de ellas es: valentía espiritual, y más en este tiempo en que el ser cristianos y el vivir por los valores que encontramos en las Escrituras es tan criticado, hoy día es más complicado que nunca el educar a los hijos en la fe, porque hoy día los cristianos somos considerados: fanáticos, ignorantes, incultos, personas que no estamos actualizados, que estamos en contra del progreso de la sociedad.

Muchos padres no se acaban de percatar que el mundo está jugando un papel impresionante en confundir a nuestros hijos, en arrastrarlos a la condenación eterna y es sorprendente ver más y más padres que aplauden la filosofía del mundo, que cada vez más ven la iglesia, las actividades de la iglesia y lo que tiene que ver con Cristo como algo anticuado, ridiculo, aburrido y no importante.

Es posible que para usted la iglesia sea todo eso; pero le pregunto ¿Quién está más interesado en que sus hijos vayan al cielo; el mundo o la iglesia, la sociedad o Cristo?

En Nehemías 4: 7 - 18 cuando Nehemias estaba buscando una reforma para el pueblo lo primero que hizo fue reparar los muros que habían sido destruidos con el fin de que la ciudad estuviese protegida, mientras se buscaba llevar a las personas a enfocarse nuevamente en Dios.

Esto es lo primero que tenemos que hacer para llevar a nuestra familia de sufrimiento a victoria o de victoria en victoria, tenemos que reparar los muros que la pandemia nos destruyó, los muros de la devoción, los muros de la entrega, los muros de la oración, los muros del compromiso con Dios, los muros de la pasión que fueron destruidos con la pandemia, porque muchas familias tenemos que admitir que no tenemos la misma pasión que un día tuvimos y tenemos que levantar nuestros muros.

Y para esto se necesita valentía, se necesita la valentía espiritual que tuvo Josué cuando dijo: Yo y toda mí casa serviremos a Jehová, se necesita la valentía de volver al primer amor, aunque seamos criticados, juzgados, ridiculizados.

Cuando Nehemias y el pueblo se propusieron levantar los muros, lo primero que hicieron sus enemigos fue burlarse de ellos y ridiculizarlos; pero cuando vieron que la obra avanzaba nos dice el v. 7 - 8 que: Sin embargo, cuando Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los asdodeos se enteraron de que la obra progresaba y que se estaban reparando las brechas en la muralla de Jerusalén, se enfurecieron. Todos hicieron planes para venir y luchar contra Jerusalén y causar confusión entre nosotros.

Es el mismo plan del enemigo en este tiempo, el enemigo no tiene problema con que vayamos a la iglesia, con que le cantemos a Dios, con que hagamos cosas que están bien; con lo que el enemigo tiene problemas es con que levantemos los muros, con que reparemos las brechas es ahí cuando él se enfurecerá y buscará traer confusión en la familia.

Es interesante que ellos se hayan enfurecieron cuando vieron las brechas siendo reparadas, porque las brechas eran huecos que el enemigo producía en los muros con el fin de penetrarlos , era un acceso fácil a la ciudad, la manera en que los enemigos penetraban una ciudad era buscando crear una brecha y cuando las personas de la ciudad no esperaran, infiltrarse y atacarlos.

Nosotros tenemos que cerrar las brechas que le dan acceso al enemigo a nuestra familia, que le dan acceso al destino de nuestros hijos, que le dan acceso a la destrucción familiar, porque si no las cerramos cuando menos lo esperemos, le habremos dado un acceso fácil al enemigo.

Cuando Nehemias se dio cuenta que sus enemigos estaban enfurecidos y pensaban venir contra ellos lo que Nehemias hizo fue orar y poner guardias en la ciudad y es lo que tenemos que hacer los padres en este tiempo, orar y poner guardias, orar e interceder y hacer lo que tengamos que hacer. Pero mientras la gente estaba bajo amenaza lo que hacían era quejarse, como nos dice el v. 10, se quejaban de que estaban muy cansados, se quejaban de que era mucho trabajo, de que había mucho por hacer y llegaron a pensar que no podían completar la obra. No es quejarnos lo que tenemos que hacer, es tomar las decisiones que van a bendecir a nuestra familia.

Valentia Para Defender la Familia

Mientras ellos se esforzaban por reparar los muros y las brechas, las amenazas seguían llegando, el v. 11 nos enseñan que les decían: Antes de que se den cuenta de lo que está pasando, caeremos encima de ellos, los mataremos y detendremos el trabajo;

Pero nos dice el v. 13 que la estrategia de Nehemias fue poner a la gente por familias para hacer guardia; y la declaración que hizo la vemos en el v. 14 es la que yo quisiera que hiciéramos nuestra en este tiempo y es que Nehemias les dijo: ¡No le tengan miedo al enemigo! ¡Recuerden al Señor, quien es grande y glorioso, y luchen por sus hermanos, sus hijos, sus hijas, sus esposas y sus casas.

Esa es la declaración que tenemos que hacer nuestra en este día y es lo que yo quiero decirles a cada padre, cada madre, cada abuelo, cada hijo: No le tengamos miedo al enemigo, no nos dejemos intimidar por el enemigo, no nos dejemos intimidar por la sociedad, no le tengamos miedo a las personas que nos vienen a criticar por mantener nuestros valores y principios, no nos dejemos intimidar de las personas que nos critican por enseñar los principios de la fe a nuestros hijos.

Pongamos nuestra mirada, nuestra confianza, nuestra fe, nuestro enfoque en el Señor, es Dios quien es grande y glorioso, no el mundo, es Dios quien está con nosotros, es Dios quien está a favor de nosotros, es Dios quien nos bendice, es Dios quien nos ama, es Dios quien entregó su vida en la cruz por nosotros, no temamos al mundo, no temamos a la gente, temamos a Dios y enseñemos a nuestros hijos a temerle a Él.

Nehemias dijo luego: luchen por sus hermanos, sus hijos, sus hijas, sus esposas y sus casas. Y es lo mismo que quiero decirles; luchen hasta que no les quede más fuerzas, luchen contra quien sea, contra el mismo enemigo. Nos dicen luego los v. 15 - 17 que el enemigo se dio cuenta que Dios había frustrado sus planes, porque su pueblo se levantó a estar en guardia, se dispuso a luchar por la familia, nos dice que todos volvieron a sus trabajos, con una mano trabajaban y con la otra mano sostenían la espada. En otras palabras no bajaron la guardia, estaban en todo tiempo velando y listos para pelear.

CONCLUSION

Hasta Que No Podamos Más

Pero lo cierto es que en ocasiones luchar por la familia y sacar a la familia de sufrimiento a victoria puede llegar a ser muy agotador; porque estamos peleando contra muchos frentes y en ocasiones parecerá que tenemos la batalla perdida como le sucedió a David en 1 Samuel 30 que cuando llegó a su ciudad toda su familia había sido tomada cautiva y cuando eso sucedió todo los hombres de David querían matarlo. Porque siempre el ataque será sobre el líder de la casa, la responsabilidad siempre recaerá sobre el líder de la casa.

David llegó a un punto de angustia y sufrimiento; que nos dice el v. 6: David estaba muy angustiado, porque el pueblo hablaba de apedrearlo. Todo el pueblo estaba con ánimo amargado, cada uno por causa de sus hijos y de sus hijas. Pero David se fortaleció en el SEÑOR su Dios.

Todo el pueblo estaba angustiado por la condición en la que se encontraba su familia, pero la diferencia entre David y ellos es que nos dice la Biblia que David se fortaleció en el Señor su Dios.

Cuando sintamos que la batalla por nuestra familia está perdida es porque lo está, pero lo está en nuestras fuerzas humanas, lo está cuando las lágrimas no mueven el corazón de nuestros hijos, lo está cuando no nos quedan más fuerzas para discutir; pero la batalla no está perdida cuando en medio de nuestra angustia buscamos fortalecernos en el Señor, la batalla no está perdida cuando en medio de la situación que estamos atravesando buscamos encontrar nuevas fuerzas en Dios, cuando en medio de la condición en la que nos encontramos dependemos del amor y el poder de Dios.

Por eso vemos que David consultó a Dios para no solo encontrar fortaleza, sino para recibir estrategias de parte de Dios. Porque nos dice en el v. 8 y David consultó al SEÑOR diciendo: ¿He de perseguir a esa banda? ¿La podré alcanzar? Y el SEÑOR le respondió: Persiguela, porque de cierto la alcanzarás y librarás a los cautivos.

David no permitió que sus emociones lo dirigieran, sino que David buscó encontrar dirección y estrategias de parte de Dios y aún en este tiempo Dios nos da estrategias para alcanzar a nuestra familia, hay cosas que son básicas como llevalos a la iglesia, háblales de Cristo, orar por ellos etc, pero también Dios da estrategias específicas para la situación que estamos viviendo. Porque al buscar a Dios, no solo se trata de orar, sino de escuchar su voz; buscar escuchar que Dios nos está hablando en relación a lo que estamos atravesando en ese momento.

Luego vemos que David obedeció las instrucciones de Dios. Por eso es que vemos que cuando muchas personas se rindieron en el camino, porque estaban agotados, porque no encontraban fuerzas, David no se rindió, David siguió, David persistió, David continuó, no porque David era fuerte, sino porque David creyó la Palabra que Dios le había dado cuando buscó a Dios, David creyó en la palabra que recibió cuando Dios le dijo: Persiguela, porque de cierto la alcanzarás y librarás a los cautivos.

Lo que le daba fuerzas a David era la promesa que Dios le dio: que liberaría a sus familia y tendría victoria y por eso vemos que David continuó encontrando fuerzas en Dios, porque continuó dependiendo de Dios y cuando se sentía agotado continuó dependiendo de Dios, y cuando quiso tirar la toalla, David continuó confiando y dependiendo de Dios y por esa razón pudo rescatar a su familia.

Esto es lo que tenemos que hacer, no podemos rendirnos hasta que rescatemos a nuestra familia, aunque nos cueste la vida, aunque se burlen de nosotros, aunque se nos oponga el mundo; tenemos que luchar y pelear en clamor, en ruego, en intercesión, en ayuno, en alabanza, en usar las armas de nuestra milicia que no son carnales pero son poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.

Atrévete a hacer un clamor por tus hijos, una declaración de guerra y no temas al enemigo, sino teme a Dios, no te enfoques en el enemigo, enfócate en Dios y clama por tu familia, por tus hijos y por tu hogar. Lo que el mundo tiene para ofrecerle a nuestra familia es superficial, es pasajero, es lo que los lleva a la calamidad y el infierno, pero lo que Cristo tiene para nosotros y nuestra familia, es bendición, es salvación, es vida eterna, es gozo, es paz, es restauración. Por eso, toma la decisión de entregar tu vida a Cristo, para que experimentes el mayor nivel de amor que jamás has tenido.

Por esta razón es que nosotros no podemos dejarnos llevar por el mundo, el mundo buscará que nos rindamos, buscará que bajemos la guardia, que nos hagamos como el mundo, el enemigo conoce que ya nosotros somos salvos, que nuestra fe está en Cristo y que no hay nada que puede hacer contra nosotros, pero él está detrás de nuestros hijos, él está buscando persuadir a nuestros hijos, es nuestra responsabilidad vivir una vida apasionada, para que un día nuestros hijos junto con nosotros vivamos para declarar que

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO