Marcados 1

Descartados Por La Sed, Saciados Por Jesús

By Richard Martínez, Pastor Principal, November 07, 2021

INTRODUCCIN

He tenido experiencias en la vida que me han marcado, una vez un hombre trató de violarme y tuve que pelear para escapar, en otra ocasión por poco muero de una sobredosis y también recuerdo ver a un hombre que lo asesinaron a mí lado. Pero definitivamente el día que más marcó mí vida fue el 21 de Agosto del 1998, cuando tuve un encuentro personal con Cristo, ese día cuando Cristo me alcanzó, cuando me di de frente a la gracia de Dios, cuando me impactó con su amor, mí vida jamás fue la misma y quedé marcado por el resto de mi vida.

De eso queremos hablar en esta serie de mensajes, estaremos descubriendo cómo es que un encuentro con Jesús nos deja marcados para el resto de nuestras vidas y nos identificamos con personas que fueron marcados por un encuentro personal con Jesus.

MENSAJE

Atraídos Por La Sed

En Juan 4 vemos a la mujer samaritana, una de las personas que más marcadas fueron por un encuentro con Jesús. En muchas ocasiones hemos hablado de esta mujer; pero creo que es importante ignorar la cantidad de ocasiones que lo hemos hecho y una vez más volver a visitar este evento que no sólo transformó su vida sino la de muchas personas más.

La mujer samaritana tenía una vida deplorable, tenía una vida llena de falsas expectativas, de falsas ilusiones, tenía una sed insaciable y se la pasaba buscando saciar esta sed a su manera.

El encuentro de la mujer Samaritana con Jesús ocurrió así: Jesús estaba junto a un pozo y de repente la mujer llega a sacar agua y Jesus le dice en el v. 7:

“Por favor dame un poco de agua para beber”.

En esta primera interacción de Jesús con la mujer pareciera que Jesús tenía una necesidad, porque la Biblia nos dice que estaba cansado y obviamente tenía sed porque pidió agua. Pero no nos apresuremos a pensar que Jesús estaba en un momento de necesidad, porque este es el mismo Jesús que había atravesado 40 días y 40 noches sin comer, ni beber.

Jesús en ocasiones se nos presenta como si Él tuviera una necesidad, y lo hace, para poder revelarnos la necesidad que nosotros mismos tenemos. Es decir, Jesús quería tener una conversación con la mujer, para mostrarle una necesidad mayor que la sed o que el cansancio que él mismo pudiera tener o que ella misma pudiera realizar.

Es como cuando Jesús le dijo a los discípulos: ¿Quién dice la gente que Yo Soy? No era que Él no supiera, sino que quería mostrarles algo mayor, algo más significativo y lo mismo estaba sucediendo en este encuentro con la Samaritana. La razón por la que puedo decir esto con confianza es porque en todo el relato, la mujer nunca le llegó a dar agua a Jesús.

Es como cuando venimos a Jesús, que venimos con la mentalidad de que Dios nos necesita, de que le estamos dando una oportunidad a Él, cuando es Dios quién nos está dando una oportunidad; es como cuando Dios nos llama a servir en algún ministerio, nos llama a hacer discípulos y pareciera que le estamos haciendo un favor a Él, pero en realidad es Dios quien nos está dando una oportunidad de hacer algo que no merecemos, es para mostrarnos un mejor estilo de vida que el estar sólo pensando en nosotros, un estilo de vida que produce una satisfacción incomparable.

Pero aún así, Dios permite que creamos que es que Él nos necesita porque quieren enseñarnos algo mayor, quiere producir algo mayor en nuestras vidas.

Cuando Jesús le pide agua a esta mujer: La mujer le presentó todos los argumentos por los cuales la separaban de Jesús, todos los argumentos por el cuál aquel encuentro era una mala idea. Pero aquí es donde Jesús revela la realidad del porque aquel encuentro estaba tomando lugar y le dice en el v. 10: Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva.

Esto no era una adivinanza, sino una afirmación; era Jesús diciéndole a esta mujer:

  • Lo que viene para tu vida es mucho mayor que lo que te puedes imaginar.
  • Dios tiene un regalo para ti, que si lo conocieras, ya hace rato me lo hubieses pedido; porque Dios me envió a traerte agua viva.

Cegados Por La Sed

Cuando Jesús le explica a esta mujer que Él había venido a darle un regalo de Dios, en los v. 11 - 12 ella no puede verlo, ni percibirlo, ni asimilarlo, porque estaba cegada por la sed; pero no por la sed física y natural, sino por la sed del alma; el alma de esta mujer estaba sedienta. Por eso es que ella le presenta a Jesús todos los argumentos de que no había manera de que Él pudiera saciar su sed.

Es lo mismo que sucede con la humanidad en este tiempo, y no sólo con el mundo y la sociedad sino aún con Cristianos. Cuando se les dice que Jesús tiene todo lo que necesitan para saciar su sed, muchos no creen y presentan todas sus teorías, sus argumentos y sus malas interpretaciones bíblicas. Y lo puedo entender, porque cuando una persona ha sido marcado por la vida, traicionado, cuando ha vivido de forma deplorable o ha sufrido, se le puede hacer difícil creer que un encuentro con Jesús puede cambiar su vida y por eso es que aún viniendo a la iglesia se le hace complicado pensar que Jesús es todo lo que necesita, y por eso es que muchas personas estando cerca del agua de vida, viven aún sedientos.

Esta mujer estaba sedienta del alma y cuando una persona está sedienta; el cerebro se reduce, cambia el humor y cosas que deben ser fáciles de entender se hacen complicadas; comienzan a dolerle las coyunturas y a sentir dolor al moverse; comienza a comer más buscando saciar la sed; se afecta la visión y los órganos poco a poco comienzan a morir hasta que muere la persona. Todo esto es lo que sucede cuando estamos sedientos del alma; cambia nuestro humor, todo se hace más difícil y complicado; lo que nos hacen nos duele más; se hace difícil vivir con libertad; buscamos saciarnos con cosas que no sacian la sed, se afecta la visión y poco a poco nos abandona la esperanza y comenzamos a morir por dentro.

La mujer estaba muriendo por dentro; por eso es que Jesús le dice en los v. 13 - 14:

“Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed,14 pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna”.

En otras palabras Jesús le estaba diciendo, no te estoy hablando del agua física, te estoy hablando del agua que sacia la sed de tu alma, del agua que no importa en donde te encuentres o que tengas o que te hagan aún así te sentirás llena, completa saciada, del agua que no te permitirá jamás ser la misma, que te saciará más allá de tu imaginación y que nunca se agota.

La mujer en ese momento estaba tan sedienta en su alma que le dijo: “Por favor Señor deme de esa agua”. Y Jesús le dice,“Ve y trae a tu esposo”. En este momento es que Jesús le hace la operación de corazón abierto y la confronta con su pasado. La mujer estaba tan sedienta en su alma que buscó llenarse con aquello que no la llenaba, buscó llenar la sed de su alma con lo que no saciaba y cada vez era más y más decepcionada, cada vez era más y más herida, cada vez era más y más traicionada y cada vez se hacía más intensa la sed.

Hoy en día; el dolor, las traiciones, las decepciones, el engaño, el sufrimiento, los pecados, el estilo de vida o el pasado, limitan a las personas de poder creer que hay agua de vida para ellos; que Dios tiene un regalo para ellos.

CONCLUSION

Se imagina lo que tuvo que haber sido, cuando Jesús captó la atención de esta mujer y ella le dice en el v. 25: “Sé que el Mesías está por venir. Cuando él venga nos explicará todas las cosas” y de repente escucha a Jesús en el v. 26: “Yo SOY el Mesías.” Se imagina lo que tiene que haber sentido esta mujer en ese momento. Cómo su pecho tiene que haber explotado de amor y gozo, se imagina lo que tiene que haber sucedido en su alma en ese momento, cómo en un instante sintió que fue saciada, como su vida fue transformada.

Yo sé lo que es esto, sé lo que es sentirse descartado, sentirse que no hay forma de cambiar, sé lo que es vivir una vida deplorable, sé lo que es vivir una vida desastrosa y querer cambiar tu vida pero no saber cómo; sé lo que es vivir una vida de pecado a tal punto que no se puede creer que hay salvación; sé lo que es pasar por dolor, decepción, amargura, sé que se hace imposible creer que puede haber una vida mejor; sé lo que es fracasar y caer en el mismo pecado, tropezar con la misma piedra; darte de frente con la misma debilidad a tal punto que ya crees que no hay solución.

Y de repente encontrarte con Jesús y en un instante ser confrontado con el pasado, sentirse que no mereces nada, sentirte tan sucio delante de Él que no crees posible que Él te ama y tiene un propósito para tu vida.

Jesús me alcanzó estando en adulterio, de camino a casa de mí amante, me alcanzó en el momento más miserable de mí vida, me amó, me transformó, me edificó, me restauró, me ha seguido alcanzando, me ha seguido transformando, me ha seguido edificando, me ha seguido amando y ha seguido saciando mí alma con su presencia maravillosa.

Jesús esperó por la mujer Samaritana y también está esperando por usted. Si usted está luchando con una área de su vida donde está buscando saciar la sed que tiene en el alma y se siente vacío y sediento al punto tal que está recurriendo al adulterio, al alcohol, las pastillas, la fornicación, pornografia, orgullo, dinero, pareja, trabajo, religión, sea lo que sea, quiero que sepa que Jesús conoce su condición y Él está junto al pozo esperando por usted.

Posiblemente piense que ya no hay solución, pero Jesús conocía la condición de esta mujer antes de encontrarse con ella y vino a traerle el regalo de la vida eterna.

Él deseo de Dios no es que vivamos sedientos en nuestra alma, sino que seamos saciados por Él, por eso es que Jesús le decía a la mujer que Dios tenía un regalo para ella y es el mismo regalo que tiene para los que están sedientos, Dios puede saciar la sed de tu alma para siempre, tan sólo necesitas decidirte por Cristo.

Si usted se ha sentido en este tiempo apartado de Dios, si se ha sentido frío, distraído espiritualmente, que su devoción ha menguado, no ignore su sed, venga a Jesús y abra su corazón delante de Él, diga como dijo el salmista en el

Salmo 63: 1 - 5 “Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua. 2 Te he visto en tu santuario y he contemplado tu poder y tu gloria. 3 Tu amor inagotable es mejor que la vida misma; ¡cuánto te alabo! 4 Te alabaré mientras viva; a ti levantaré mis manos en oración. 5 Tú me satisfaces más que un suculento banquete; te alabaré con cánticos de alegría”.

No olvidemos el resultado del encuentro de Jesús con esta mujer, no fue un encuentro donde ella vivió feliz de ahí en adelante, sino que su vida fue marcada a tal punto que los v. 39 - 42 dicen: 39

“Muchos samaritanos de esa aldea creyeron en Jesús, porque la mujer había dicho: «¡Él me dijo todo lo que hice en mi vida!». 40 Cuando salieron a verlo, le rogaron que se quedara en la aldea. Así que Jesús se quedó dos días, 41 tiempo suficiente para que muchos más escucharan su mensaje y creyeran. 42 Luego le dijeron a la mujer: «Ahora creemos, no solo por lo que tú nos dijiste, sino porque lo hemos oído en persona. Ahora sabemos que él es realmente el Salvador del mundo».

Si Jesús disfrutó el simple encuentro que tuvo con una mujer al punto tal que expresaba que esa era su comida favorita, cuanto más tiene que haber disfrutado el ver que muchos samaritanos creyeron ahora no sólo porque lo escucharon de la mujer, sino porque también fueron marcados por Él.

Hay mucha gente sedienta del alma y es nuestra obligación, ir y contarles cómo Jesús sació nuestra alma y cómo hemos sido marcados por Él, para que ellos también sean saciados y marcados y de esa manera junto con nosotros vivan para declarar que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO