Bendecidos Para Bendecir 8

Bendición En La Amargura

By Richard Martínez, Pastor. Principal, March 27, 2022

INTRODUCCION

Esta serie ha sido posiblemente una de mis series favoritas, porque nos ha enfocado en lo que Cristo ha hecho, y no en lo que esperamos, ni en lo que sentimos que le falta por hacer, nos ha revelado que somos más bendecidos de lo que pensamos. Sin embargo, aún con todo lo que he enseñado, estoy seguro de que hay algunas personas que aún no se sienten que son bendecidas o que aún les falta algo.

Y es mu probable que sea porque comparan su situación con la situación de otra persona, Cuando una persona al comparar su situación siente que está mejor y por eso es bendecido o al compararla siente que su situación está peor y no es bendecido; hay un mal concepto de bendición en ambos casos y eso revela lo afectado de los corazones.

MENSAJE

Limitación Del Corazón

Lucas 8: 5 - 8 nos muestra la parábola del agricultor que salió a sembrar y esparció la semilla por el campo y dice que de acuerdo a como estaba el terreno fue el resultado de la cosecha. Nos explica que:

  1. Unas semillas cayeron sobre el camino y los pájaros se la comieron;
  2. Otras cayeron entre rocas y comenzaron a crecer, pero la planta pronto se marchitó por la falta de humedad; 3. Otras cayeron entre espinos y los espinos la ahogaron;
  3. La última cayó en tierra fértil y esas crecieron y produjeron una gran cosecha, que fueron 100 veces más numerosa de lo que se había sembrado.

Ahora bien, cada una de estas plantas tuvo un potencial, no significaba que al agricultor le faltara semilla, sino que el terreno donde cayó la semilla no estaba preparado para que la semilla produjera el resultado, para lo que se esparció. El problema no era la semilla, ni el agricultor, sino el terreno. Podemos ver la semilla que cayó en el terreno adecuado tampoco produjo el resultado esperado, porque se esperaba que de una semilla naciera una planta, pero nos explica que cuando la semilla cayó en el terreno fértil esta no produjo una planta, sino hasta 100 veces más de lo que se había sembrado.

Esta palabra fértil o buena (en la RV1960) en griego es agathos que significa:

cualidades deseables, cualidades adecuadas, cualidades positivas, cualidades de generosidad.

En otras palabras, la tierra fértil tiene otras cualidades que los otros terrenos no tenían.

Pero miremos, ¿Qué tiene que ver eso con nosotros? Y es que cuando Jesús explica la parábola, Él explica en el v. 15: Y las semillas que cayeron en la buena tierra representan a las personas sinceras, de buen corazón, que oyen la palabra de Dios, se aferran a ella y con paciencia producen una cosecha enorme. Si nos fijamos, Jesús compara el terreno con el corazón.

La Biblia dice en

Efesios 1: 3 que: los que estamos unidos a Cristo, Dios nos ha bendecido con toda bendición…;

lo que significa entonces que si no nos sentimos bendecidos, no se trata de que si Dios nos ha bendecido o no, de la misma manera que no era un asunto si el agricultor esparció la semilla o no; sino que es un asunto de como está el terreno de la bendición que es nuestro corazón.

Esto nos demuestra entonces que si nos sentimos que aún nos falta algo, que no estamos o somos bendecidos, tenemos que preguntarnos: ¿cómo está nuestro corazón?

Porque obviamente el problema esta no en el sembrador, no en la semilla, sino en el corazón.

Muchos de nosotros hemos sido lastimados, heridos, dañados por situaciones del pasado, y esto en ocasiones nos limita de poder ver lo bendecidos que somos y nos puede llevar a la amargura, el resentimiento, lo cual endurece más el corazón y limitar de poder apreciar la bendición de Dios.

Un Corazón En Amargura

Muchas personas piensan que la amargura se manifiesta cunado una persona es hostil, agresiva, grosera; pero la amargura se manifiesta de muchas maneras, porque la amargura no necesariamente nos lleva a reaccionar de manera hostil o agresiva.

La amargura es un sentimiento intenso que llena nuestra alma de lástima, negatividad, pena y aflicción y nos limita de disfrutar lo que tenemos a nuestro alrededor, en especial la bendición de Dios.

La amargura nos puede llegar por medio de diferentes eventos dolorosos que atravesamos, cuando hemos perdido un ser amado, cuando algo no sale como esperábamos, cuando somos traicionados, cuando anhelamos algo y no sucedió, cuando sufrimos injusticias, todo esto y muchas otras cosas nos pueden llevar a la amargura en nuestro corazón que limita la manifestación de la bendición.

Pero lo peor de la amargura y por lo que yo creo que se limita más la bendición es porque culpamos a Dios de nuestra situación y de nuestra condición.

Esto fue lo que sucedió con Noemí, dice la Biblia que Noemí significa agradable, cuando su esposo y sus hijos murieron y ella regresó a su tierra, nos dice

Rut 1: 20 - 21, que cuando las mujeres de su tierra se alegraron de verla y dijeron: ¿De verdad es Noemí? Ella contestó: 20 No me llamen Noemí. Más bien llámenme Mara, porque el Todopoderoso me ha hecho la vida muy amarga. 21 Me fui llena, pero el Señor me ha traído vacía a casa. ¿Por qué llamarme Noemí cuando el Señor me ha hecho sufrir y el Todopoderoso ha enviado semejante tragedia sobre mí?

Aquí podemos ver como Noemí, culpaba o al menos hacía responsable a Dios de su amargura, al punto tal que ella misma decidió cambiarse el nombre a Mara, que significa amargura. En otras palabras, Noemí decidió vivir en amargura, porque la amargura es una decisión.

Como Noemí, yo siento que viven muchas personas con Dios, que aunque aman a Dios, aunque saben que Dios les ama, viven en el tipo de amargura silenciosa, que no se rebelan completamente contra Dios, pero que no disfrutan todo lo que Dios ha hecho y sigue haciendo por ellos.

Por ejemplo, hay personas que en sus relaciones pasadas fueron heridas y hoy están en una mejor relación, Dios los ha bendecido con una familia, pero no lo pueden apreciar por los daños que vienen arrastrando del pasado. Hay personas que en el pasado atravesaron por una situación dolorosa, tuvieron que dejar sus países y hoy Dios los tiene aquí y no pueden apreciarlo porque viven lamentando de donde salieron; hay personas que se criaron limitados de recursos y sufrieron necesidades en su niñez y ahora viven tan afanados al dinero que no pueden disfrutar la bendición de lo que Dios les ha dado.

Todo eso es evidencia de un corazón lleno de amargura y el problema de la amargura es que no sana con el tiempo y mientras más tiempo transcurre, más endurece nuestros corazones y más nos limitamos de poder ver la bendición de Dios en nuestras vidas.

Como Lidiamos Con La Amargura

Esto lo vemos en Lamentaciones 3 en donde toda la primera parte del capítulo, Jeremías está hablando de como Dios lo había llevado a la amargura, al punto que dicen los

  1. 19 - 20: 19 “Recordar mi sufrimiento y no tener hogar es tan amargo que no encuentro palabras. 20 Siempre tengo presente este terrible tiempo mientras me lamento por mi pérdida.”

Pero luego de haberse lamentado por estar recordando el pasado doloroso que enfrentó, donde se llenó de amargura, nos dice que él tomó una decisión, él dijo en los

  1. 21 - 26: 21 “No obstante, aún me atrevo a tener esperanza cuando recuerdo lo siguiente: 22 ¡El fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan. 23 Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana. 24 Me digo: «El Señor es mi herencia, por lo tanto, ¡esperaré en él!». 25 El Señor es bueno con los que dependen de él, con aquellos que lo buscan. 26 Por eso es bueno esperar en silencio la salvación que proviene del Señor.”

En medio de este sentimiento de amargura, Jeremías se desafió el mismo a tener esperanza en el Señor. Él dijo en el v. 21: No obstante, me atrevo a tener esperanza.

La amargura viene como resultado de las experiencias dolorosas del pasado que nos limitan de poder ver y apreciar lo que Dios ha hecho y lo que está haciendo en nuestras vidas. Pero tenemos que desafiarnos a nosotros mismos y retarnos a tener fe, a salir de nuestra zona de confort y estar dispuestos a creer; porque la amargura nos lleva al conformismo y vivir con una mentalidad de víctima, lástima y excusas.

Pero la fe nos reta, la fe nos desafía, porque la fe, nos lleva a tener convicción en lo que no podemos ver y certeza en lo que esperamos. En medio de Jeremías recordar todo lo que le produjo amargura, él tomó la decisión de recordar todo lo que Dios había hecho y cuando hizo memoria, llegó a la conclusión de que: El fiel amor del Señor nunca se acaba, de que sus misericordias jamás terminan, que su fidelidad es grande y son nuevas cada mañana.

Yo le reto a que en medio de recordar todo lo que Dios no ha hecho, medite en todo lo que Dios ha hecho en su vida; que en vez de ver todas las limitaciones que tiene, cuente cuántas bendiciones puede disfrutar hoy; que en vez de pensar en todo lo que no ha logrado, medite en cuantas puertas se le han abierto; en vez de pensar en todos los que lo han dejado; medite en todas las personas que Dios ha traído y que le han ayudado; medite en todas las veces que le ha sanado, todo lo que Dios ha hecho y también tendrá que admitir que El fiel amor del Señor nunca se acaba, de que sus misericordias jamás terminan, que su fidelidad es grande y son nuevas cada mañana.

Pero. ¿Qué nos limita de ver esto, de apreciar esto, de entender esto? La amargura. Porque la amargura silenciosa en nuestros corazones nos mantiene enfocados en el pasado doloroso, en lo que nos hicieron, en como nos lastimaron, etc. y todo esto nos limita de poder ver lo que el Espíritu Santo ha hecho, está haciendo y hará en nuestras vidas.

CONCLUSION

El Apóstol Pablo escribió en

Romanos 8: 26 - 28: 26 “Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. 27 Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, en armonía con la voluntad de Dios. 28 Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.”

Cuando estamos viviendo con un corazón lleno de amargura, nos limitamos de poder ver que el Espíritu Santo nos ayudó en esa situación difícil que atravesamos, que en ese tiempo, cuando en medio del dolor no sabíamos como orar, el Espíritu Santo oraba por nosotros; que cuando nuestro corazón estaba tan afectado por alguna situación, el Espíritu Santo intercedía por nosotros en armonía con la voluntad de Dios y la amargura no nos permite apreciar que todas las cosas cooperan para el bien de los que amamos a Dios.

Porque la amargura nos mantiene enfocados en el pasado doloroso o el presente difícil, pero nos limita de poder ver el futuro glorioso que Dios tiene preparado para nosotros.

Jeremías era un profeta de Dios, que las circunstancias lo llevaron a la amargura, lo que significa que cualquiera de nosotros podemos llegar a la amargura, donde por lo que hemos atravesado o estamos atravesando, le demos lugar a la amargura en nuestros corazones y sigamos viniendo a la iglesia, sirviendo, predicando, cantando, porque sabemos que es lo correcto hacer; pero nos vemos limitados de disfrutar las bendiciones de Dios en nuestras vidas. Por eso tenemos que lidiar con la amargura. Así que en este día:

  1. Seamos sinceros con Dios y si nos sentimos amargados, hablemos con Él y expresémosle lo que sentimos.

  2. En nuestra oración, medite en lo que Dios ha hecho en su vida, no se enfoque en lo negativo, analice las cosas maravillosas que Dios le ha dado. Por ejemplo, no tiene la familia perfecta, pero tiene una familia; sus hijos no están como quisiera, pero están con vida y aún tiene esperanza; perdió a un hijo o un ser querido, pero dale gracias a Dios por los años que los disfrutó; te dieron un diagnóstico terminal, pero dale gracias a Dios por la salvación y la vida eterna.

  3. Guarde silencio por un momento y escuche a Dios,

La amargura es lo que ha llevado a tantas personas a no venir a Cristo, a no entregar sus vidas a Cristo, aun cuando tienen la oportunidad de conocer más de Él, no lo hacen, porque no pueden creer como es que Cristo puede transformar sus vidas, darles un nuevo corazón, una nueva esperanza y una nueva vida. No lo pueden ver porque están enfocados en sus pasados, están ahogados por su dolor y no pueden ver que lo mejor está delante de ellos; el enemigo les roba la palabra, las preocupaciones ahogan la bendición y se limitan de ser libres de la amargura y disfrutar de una nueva vida.

Usted hoy tiene la oportunidad de ser libre de esa amargura que no le deja seguir, de esa amargura que le mantiene limitado, que le mantiene en dolor, en tristeza, sin esperanza, que no le permite tener paz, pero tiene que tomar una decisión de poner su confianza en Cristo y entregar tu vida a Cristo.

Medite en todo lo que Dios ha hecho en tu vida y se dará cuenta de que está perdiendo el tiempo en la amargura, porque El fiel amor del Señor nunca se acaba, de que sus misericordias jamás terminan, que su fidelidad es grande y son nuevas cada mañana. Es la amargura la que no nos permite disfrutar las bendiciones de Dios en nuestras vidas, pero cuando tenemos la convicción de que El fiel amor del Señor nunca se acaba, de que sus misericordias jamás terminan, que su fidelidad es grande y son nuevas cada mañana. Entonces viviremos para declarar que

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO