Esclavos o Libres 4

Esclavos De La Duda,; Libres Para Adorar

By Richard Martínez, Pastor Principal, April 24, 2022

INTRODUCCION

Continuamos con la serie de Eslavos o Libres y por medio de ella queremos analizar ciertas áreas de nuestras vidas que pueden llevarnos o mantenernos en esclavitud y como poder vivir una vida libre en Cristo Jesús. Es por eso que el día de hoy hablaremos de la esclavitud, de la duda y la libertad de la convicción.

MENSAJE

Raíz De La Duda

La duda es una de las áreas de esclavitud que menos se nota, pero que más afecta al cristiano. Muchas personas no se percatan del peligro de la duda y la ven como algo insignificante, pero en realidad puede afectarnos más de lo que podemos imaginar.

El significado de la palabra duda es: vacilación o indecisión que se tiene entre dos o más juicios o decisiones; o la incertidumbre que se experimenta ante determinados hechos y noticias. La duda puede afectar las decisiones, la confianza y el juicio de una persona.

En griego, la palabra ¨duda¨ es diakrinó y significa: ponerse en pausa, retroceder en incertidumbre; pero tiene también otro aspecto y es: hacer distinción para decidir, considerar una situación para tomar una decisión, una batalla interna que nos lleva a analizar para decidir.

Esto nos demuestra que la duda nos mantiene en un grado de incertidumbre que nos puede llevar a ponerle pausa a nuestra vida o retroceder. La duda nos lleva a una batalla interna, donde nos detenemos a analizar las posibles soluciones para luego tomar una decisión basada en la información que tenemos.

El asunto es que la duda puede producir dos tipos de resultados en nuestras vidas:

  1. La limitación, porque como no estamos seguros del resultado, mejor nos quedamos en la condición en la que nos encontramos.
  2. La duda puede llevarnos a investigar y analizar las posibles opciones para luego tomar una decisión basada en la convicción.

Por ejemplo, en Juan 20: 24 - 29 nos relata que luego de la resurrección de Jesús, Él se apareció a sus discípulos, pero Tomás no estaba con ellos, y cuando le contaron que habían visto al Señor; Tomás dijo en el

  1. 25: No lo creeré a menos que vea las heridas de los clavos en sus manos, meta mis dedos en ellas y ponga mi mano dentro de la herida de su costado. Ocho días después, Jesús se le apareció a los discípulos y esta vez Tomás estaba con ellos

y nos dicen los

  1. 27 - 28: 27 Entonces le dijo a Tomás: Pon tu dedo aquí y mira mis manos; mete tu mano en la herida de mi costado. Ya no seas incrédulo. ¡Cree! 28 —¡Mi Señor y mi Dios!—exclamó Tomás.

¿Qué cambió? ¿Por qué Tomás creyó? Porque eliminó sus dudas, ahora tuvo convicción y una vez tuvo convicción, su duda desapareció y llegó la adoración.

Este es el problema de la duda, la duda nos limita de confiar en Dios, de buscar a Dios, de servir a Dios, de ser fieles a Dios, pero una vez tenemos la convicción, la adoración es inevitable.

Muchas personas critican a Tomás por su posición; pero yo quiero defenderlo, porque aunque pienso que Tomás fue algo radical, también fue bien radical, todo lo que Tomás presenció, Tomás vio como lo azotaron, como lo golpearon, como lo coronaron con espinas, como lo humillaron, como lo clavaron en la cruz, como murió y ahora le estaban diciendo que se les apareció Jesús.

Yo me imagino a Tomás batallando con toda la evidencia que tenía en su memoria, me lo imagino en esta batalla interna diciendo: pero si yo vi todo lo que Él atravesó, no es posible que alguien haya podido recuperarse de algo así, no es posible que alguien haya podido resucitar de algo así y por eso dijo lo que dijo. ¿Pero cuántos de nosotros hemos dudado de Jesús, de su poder, de su amor con menos que eso, sin haber visto todo lo que Tomás vio y vivió?

Estado De Duda

Todos podemos llegar a experimentarla en un momento dado, pero el problema no es que no dudemos, el problema es que permitamos que la duda nos controle y domine.

En Mateo 14: 24 - 36 vemos que los discípulos estaban batallando con un fuerte viento y unas grandes olas que se habían levantado, y nos dice que después de un tiempo de ellos estar batallando con la tormenta, Jesús se aparece caminando por encima del agua, el

  1. 26 dice que: todos quedaron aterrados y clamaron: Es un fantasma.

En ese momento nos dicen los

  1. 27 - 29: 27 Pero Jesús les habló de inmediato: No tengan miedo. ¡Tengan ánimo! ¡Yo estoy aquí! 28 Entonces Pedro lo llamó: Señor, si realmente eres tú, ordéname que vaya hacia ti caminando sobre el agua. 29 Sí, ven—dijo Jesús. Entonces Pedro se bajó por el costado de la barca y caminó sobre el agua hacia Jesús.

Cuando Pedro comenzó a caminar, nos dicen los

  1. 30 - 31: 30 , pero cuando vio el fuerte viento y las olas, se aterrorizó y comenzó a hundirse. ¡Sálvame, Señor!—gritó. 31 De inmediato, Jesús extendió la mano y lo agarró.—Tienes tan poca fe—le dijo Jesús—. ¿Por qué dudaste de mí?

La razón por la que Pedro dudó fue por el viento y el mar, y al tener miedo y dudar significó que confió más en ello que en Jesús, quien le había dicho ven. Por eso vemos que Jesús no le dijo:

¿Por qué dudaste? Si no que le dijo: ¿Por qué dudaste de mí?

Ese es el problema que tenemos; que el enemigo es un experto para crear situaciones a nuestro alrededor y llevarnos a dudar de Dios. Por ejemplo, con Pedro, los vientos y las olas lo llevaron a dudar de Jesús, así mismo con nosotros las situaciones que atravesamos nos llevan a dudar de Dios.

Cada problema, cada circunstancia que atravesamos, cada angustia, cada situación confusa, dolorosa y complicada, es imposible que no siembre duda en nosotros, es imposible que no nos llene de miedo y temor, pero tenemos que entender que el permanecer en la duda o continuar dudando es nuestra decisión. Cuando los discípulos dudaron la primera vez que vieron a Jesús y pensaron que era un fantasma, Jesús les habló de inmediato:

No tengan miedo. ¡Tengan ánimo! ¡Yo estoy aquí!.

Cuando Pedro dudó que era Él; y le dijo: Señor, si realmente eres tú, ordéname que vaya hacia ti caminando sobre el agua. Jesús le contestó: Si ven; pero cuando los vientos y las olas lo llevaron a dudar, Jesús le dijo en otras palabras: ¿Por qué le creíste a los vientos y a las olas más que a mí?

Eso es lo que yo siento que en ocasiones nosotros hacemos, que le creemos más a las circunstancias que a Dios, le creemos más a los problemas que a Dios, le creemos más a las amenazas que a Dios y es por eso que nos comenzamos a hundir cada vez más y más en la duda, a sumergirnos cada vez más y más en el dolor, en la amargura, en la incertidumbre. Si no tenemos cuidado, la duda nos lleva a dejar de adorar a Dios, para rendirnos a algo más, la duda llega para limitarnos a no postrarnos delante de Dios y postrarnos delante de algo más o alguien más, porque la duda no nos limita de creer, sino que nos limita de creerle a Dios.

Pedro no dejó de creer, sino que él creyó que las olas lo ahogarían, lo que significa que si creyó y al creer que las olas lo ahogarían, eso lo llevó a dudar de lo que Cristo le había hablado y declarado.

Pero cuando Pedro y los demás discípulos vieron que Jesús extendió su mano, levantó a Pedro y caminaron nuevamente hasta la barca, nos dicen los

  1. 32 - 33: 32 Cuando subieron de nuevo a la barca, el viento se detuvo. 33 Entonces los discípulos lo adoraron. «¡De verdad eres el Hijo de Dios!».

Cuando llega la duda y la eliminamos con la convicción, esto nos lleva a la adoración. La duda llega para limitarnos de creerle a Dios; pero cuando, en medio de la situación, buscamos la convicción que encontramos en la Palabra de Dios, esa convicción luego nos mueve a la adoración.

Por eso nos dice

Proverbios 3: 5 - 8: 5 Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. 6 Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar. 7 No te dejes impresionar por tu propia sabiduría. En cambio, teme al Señor y aléjate del mal. 8 Entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos.

Cuando analizamos este proverbio podemos ver que la convicción es lo que lleva a la adoración. La manera en la que tenemos que vivir para vencer la duda no es el confiar en nuestro carácter, ni en nuestras habilidades, sino que tenemos que confiar en el Señor con todo nuestro corazón y no depender de nuestro propio entendimiento, si dependemos de nuestro propio entendimiento y razonamiento, la duda nos consumirá, pero si nuestra confianza está puesta completamente, totalmente y únicamente en Dios; entonces buscaremos hacer su voluntad, y Él nos mostrará el camino a tomar, las decisiones correctas; es ahí que cuando tenemos que tomar esas decisiones que Dios nos ordena, que el razonamiento y la sabiduría humana comienzan a luchar con la voluntad de Dios; pero si en ese momento escogemos temer a Dios, nos dará la fortaleza que necesitamos en nuestras vidas.

CONCLUSION

En medio de los momentos difíciles de nuestras vidas, podemos llegar a dudar, pero nunca llegar al punto de dudar de lo que Dios es capaz de hacer, ni de quienes somos para Dios. Esto es lo mismo que yo quisiera que entendiéramos hoy, que no permitamos que la duda nos confunda, nos limite, nos persuada, nos robe la habilidad de confiar en Él y creerle a Él, como lo que vemos con Abraham, que no permitió que la duda lo limitara. En Génesis 22 vemos cuando Dios le pidió a Abraham que sacrificara a su hijo y nos dicen los

  1. 1 - 2: 1 Tiempo después, Dios probó la fe de Abraham. ¡Abraham!—lo llamó Dios. —Sí—respondió él—, aquí estoy. 2 —Toma a tu hijo, tu único hijo—sí, a Isaac, a quien tanto amas—y vete a la tierra de Moriah. Allí lo sacrificarás como ofrenda quemada sobre uno de los montes, uno que yo te mostraré.

Se imagina lo que significaba eso para Abraham el tener que escuchar de parte de Dios que sacrificara a su hijo y lo específico que fue Dios cuando le dijo: tu único hijo, a quien tanto amas.

¿Se imagina el nivel de duda y confusión que debió haber enfrentado Abraham?

¿Cómo le hizo Abraham? Nos dicen los

  1. 4 - 5: “Al tercer día de viaje, Abraham levantó la vista y vio el lugar a la distancia. «Quédense aquí con el burro —dijo Abraham a los siervos—. El muchacho y yo seguiremos un poco más adelante. Allí adoraremos y volveremos enseguida».”

Si analizamos este evento, Dios le había dicho a Abraham que sacrificara a su hijo y esto tuvo que haber llenado a Abraham de confusión y duda, pero en vez de permitir que la duda le paralizara, prefirió obedecer a Dios y en el proceso, cuando levantó la vista y vio el lugar a distancia, le dijo a sus siervos:

«Quédense aquí… El muchacho y yo seguiremos más adelante. Allí adoraremos y volveremos enseguida».”

Se suponía que allí lo sacrificaría, en ningún momento Dios le dijo que lo adorara, solo que lo sacrificara; pero Abraham declaró: Seguiremos más adelante, adoraremos y volveremos. Yo siento que hay algo en la adoración que nosotros debemos desatar en nuestras vidas. La confusión en la que Abraham se encontraba, lo llevó a una profunda necesidad de adorar. La prueba que Dios le puso a Abraham era tan difícil, que Abraham sentía que la única manera de sobrellevarla y sobrepasarla era por medio de la adoración, por medio de tomar un tiempo para adorar a Dios. Me imagino que esto fue lo que llevó a Abraham a confiar en Dios a tal nivel que

Hebreos 11: 19 nos dice que: Abraham llegó a la conclusión de que si Isaac moría, Dios tenía el poder para volverlo a la vida; y en cierto sentido, Abraham recibió de vuelta a su hijo de entre los muertos.***

Si fue así como lo estoy considerando, yo me puedo identificar, porque en ocasiones cuando estoy enfrentando momentos complicados y difíciles, lo único que puedo hacer es adorarle, en esos momentos donde la duda y la confusión me sobrecogen, me atormentan, cuando la circunstancia me sacude y no sé que hacer, ni que pensar; en ese momento no me doy el lujo de quedarme conforme, paralizado, limitado por la duda; sino que lo que busco y me enfoco en adorarle. En esos momentos, simplemente le adoro y algo poderoso sucede dentro de mí, no solamente le canto, sino que busco adorarle con todo mi ser, comienzo cantando, pero continuo clamando, hablando en lenguas, postrado, haciendo lo que sea necesario para enfocarme en DIOS y que las dudas que me atormentan desaparezcan.

Algo tuvo que haber hecho Abraham para llegar a esa conclusión; la Biblia no nos describe el momento de adoración de Abraham, pero algo tuvo que haber sucedido, Abraham llegó a la conclusión de que aun si Isaac moría, Dios tenía el poder para devolverlo a la vida.

Eso es lo que debemos hacer en este día, si hay algo en lo que estamos dudando, si hay algo que está atormentando nuestros pensamientos, si hay algo que le estamos pidiendo a Dios, que estamos esperando de Dios y lo vemos imposible, enfoquémonos en Él, hasta que la duda que ha sobrecogido nuestra mente y pensamientos desaparezcan; adorémosle y eliminemos las dudas, confiemos en Dios con todo nuestro corazón.

La duda siempre buscará limitarnos, pero cuando meditamos en todo lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, cuando meditamos en en el maravilloso amor De Dios, cuando adoramos a Dios, hasta que confiemos en Dios, es ahí cuando viviremos para declarar que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO