Esclavos o Libres 7

Esclavos De La Frustración o Libres Por La Confianza

By Richard Martínez, Pastor Principal, May 15, 2022

INTRODUCCION

Toda persona que llegó a este auditorio, se sentó en una silla, y estoy seguro de que ninguno preguntó si la silla era segura; ninguno miró el peso máximo de la silla, ni revisó si las tuercas estaban bien apretadas; si no que simplemente llegó y se sentó, porque tuvo la confianza de que la silla tenía la capacidad para soportar su peso.

La pregunta que tengo para todos en este día es:

¿Puede confiar en Dios del mismo modo en que pudo confiar en la silla?

¿Puede confiar en que Dios tiene la habilidad, el poder y la capacidad de sostenerle, proveerle y cuidarle; así como confió en que esa silla podía sostener su peso?.

En un momento dado, cada una de las sillas del auditorio estarán descompuestas, con piezas dañadas o patas rotas, pero el Dios, al que alabamos, ha sostenido la tierra en su órbita por la eternidad, una hoja no cae de un árbol si Él no lo ordena, Él tiene contados cada cabello que hay en nuestras cabezas. Por eso pregunto una vez más.

¿Puede confiar en Dios tanto como confió en esa silla?

En el mensaje de hoy hablaremos de la esclavitud que provoca la frustración y la libertad que produce el confiar en Dios. Hay muchas cosas en la vida que nos llevarán a sentirnos frustrados, la frustración, llega cuando las cosas no funcionan dentro de su orden correcto, generando desconfianza, por eso es que tenemos que vivir una vida de total seguridad y dependencia en Dios.

MENSAJE

Esclavos De La Frustración

No hay nada más frustrante que trabajar para lograr algo, esforzarse por alcanzarlo y luego darnos cuenta de que todo el esfuerzo realizado fue en vano. La frustración lleva a la queja, al desánimo y al reniego, por lo tanto, cuando no hacemos nada al respecto con esos sentimientos, permitimos que se conviertan en una esclavitud.

Por ejemplo, Jueces 6: 1 - 6 nos dice que el pueblo de Israel hizo lo malo a los ojos del Señor, y Dios, para llamar su atención, los entregó a los madianitas y como ellos eran tan crueles, los israelitas tuvieron que esconderse en cuevas. La frustración en la que ellos vivían era impresionante porque la biblia dice la que cada vez que parecía que avanzaban un poco, llegaban los madianitas y atacaban a Israel, los saqueaban y los dejaban sin comida, se llevaban el ganado y los israelitas morían de hambre.

Esta frustración fue la que los llevó a clamar al Señor por ayuda, y Dios les envió un profeta, dicen los v. 7 - 10:

7 Cuando clamaron al Señor a causa de Madián, 8 el Señor les envió un profeta, quien dijo al pueblo de Israel: «Esto dice el Señor, Dios de Israel: “Yo te saqué de la esclavitud en Egipto. 9 Te rescaté de los egipcios y de todos los que te oprimían. Expulsé a tus enemigos y te di sus tierras. 10 Te dije: ‘Yo soy el Señor, tu Dios. No debes rendir culto a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives’. Pero no me hiciste caso”

Algunos ven esto como un castigo, pero yo veo a Dios manifestando su amor por ellos, Dios les estaba permitiendo que pagaran la consecuencia de su decisión (adorar a dioses falsos) y lo hizo con el fin de que la situación los llevara a poner su confianza nuevamente en Dios, el único que tenía la habilidad de continuar bendiciéndoles como lo había hecho hasta ese momento.

En ese proceso había un hombre llamado Gedeón y nos dice el v. 11 que él estaba buscando resolver el asunto en sus fuerzas, este hombre estaba frustrado por la condición en la que se encontraban, v. 12 - 13:

“12 Entonces el ángel del Señor se le apareció y le dijo: ¡Guerrero valiente, el Señor está contigo! 13 —Señor—respondió Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Y dónde están todos los milagros que nos contaron nuestros antepasados? ¿Acaso no dijeron: “El Señor nos sacó de Egipto”? Pero ahora el Señor nos ha abandonado y nos entregó en manos de los madianitas.”

Luego nos dicen los v. 14 - 15:

14 “Entonces el Señor lo miró y le dijo: —Ve tú con la fuerza que tienes y rescata a Israel de los madianitas. ¡Yo soy quien te envía! 15 —Pero, Señor—respondió Gedeón—, ¿cómo podré yo rescatar a Israel? ¡Mi clan es el más débil de toda la tribu de Manasés, y yo soy el de menor importancia en mi familia! Y dice el v. 16: El Señor le dijo: —Yo estaré contigo, y destruirás a los madianitas como si estuvieras luchando contra un solo hombre.”

En otras palabras, Gedeón sabía que no tenía la habilidad de vencer a los madianitas, él sabía que no había forma de que él, ni todo el ejército de Israel, pudiera vencer a sus enemigos y por eso le dijo al Señor: No hay manera posible que lo podamos lograr; pero Dios confirmó que era cierto que en sus fuerzas no podría vencer, y por eso le dijo: Yo estaré contigo, en otras palabras, si pones en mí tu confianza, si dependes de mí, si te enfocas en mí, si me buscas a mí, destruirás a los madianitas como si estuvieras luchando contra un solo hombre.

La mayoría de las personas, cuando se encuentran en una situación mayor que la que pueden manejar, prefieren resignarse a su condición o adaptarse a la situación; pero esa no era, ni es la voluntad de Dios.

Gran Frustración Demanda Gran Confianza

Por eso vemos que,

¿Qué es lo que hace Gedeón cuando recibe esta palabra?

Le contesta en v. 17 - 18:

17 —Si de verdad cuento con tu favor, muéstrame una señal para asegurarme de que es realmente el Señor quien habla conmigo. 18 No te vayas hasta que te traiga mi ofrenda. Él respondió: —Aquí me quedaré hasta que regreses.

Gedeón busca confirmar la Palabra que Dios le había declarado presentando una ofrenda en señal de confianza y dependencia de Dios.

Esto es lo que muchas personas no entienden cuando se habla de ofrendas, lo primero que las personas hacen es calcular lo que no tendrán, lo que sacrificarán; pero lo que Dios declaró a Gedeón fue tan impactante que en vez de resignarse a su condición y rendirse, lo que hizo fue que decidió hacer un acto de gran confianza y dependencia en Dios y le presentó a Dios una ofrenda de un cabrito, pan sin levadura y un caldo.

Toda esta ofrenda, Gedeón la presentó al Señor en un tiempo en el que la gente se estaba muriendo de hambre y esta comida pudo haber alimentado a la familia de Gedeón por semanas, pero Gedeón se la presentó al Señor. ¿Y qué hizo Dios? Mandó a que la pusiera sobre una piedra, luego tocó la piedra y el fuego consumió la ofrenda.

Algo así hizo Abraham cuando Dios le dijo en Génesis 15 que le daría un hijo, en ese momento Abraham le presentó una ofrenda al Señor; lo mismo hizo Maria luego que Jesús resucitó a Lázaro, abrió el perfume de alabastro que era como el salario de un año y ungió los pies de Jesús.

¿Por qué es esto importante?

Porque cuando honramos a Dios con nuestro sacrificio, estamos mostrando nuestra confianza y nuestra dependencia en Él.

Gedeón cuando Dios le dice que lo libraría de la frustración de los madianitas, presenta una ofrenda al Señor. Gedeón hizo esto para mostrar su confianza y total dependencia en Dios.

Por ejemplo cuando leemos Malaquías 3: 10 que nos dice:

Traigan todos los diezmos al depósito del templo, para que haya suficiente comida en mi casa. Si lo hacen—dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, les abriré las ventanas de los cielos. ¡Derramaré una bendición tan grande que no tendrán suficiente espacio para guardarla! ¡Inténtenlo! ¡Pónganme a prueba!

Muchos no entienden lo que verdaderamente estaba sucediendo y es que en Malaquías 1: 2 Dios les dice:

Yo siempre los he amado», dice el Señor. Sin embargo, ustedes replican: «¿De veras? ¿Cómo nos has amado?

Ellos por la condición en la que estaban viviendo, le contestan a Dios de la misma manera que Gedeón, si nos amaras, no estuviéramos en esta condición y todo el libro de Malaquías se trata de Dios mostrarles como es que Él los amaba y como ellos se habían apartado de Él.

Pero muchos hemos cometido el grave error de pensar que Malaquías 3: 10 tiene que ver con dinero y que si yo doy mis diezmos, entonces Dios me dará más dinero. Pero lo que Dios les estaba explicando era más profundo e importante que eso.

Dios les estaba revelando que era lo que los tenía apartados de Él, limitados de la bendición de Dios, lejos de la presencia de Dios. Por eso es que Dios les dijo en el v. 7:

… Ahora, vuelvan a mí y yo volveré a ustedes.

Lo que Dios estaba buscando con el pueblo en Malaquías, fue lo mismo que con el pueblo en el tiempo de Gedeón, que volvieran a una relación con Él, a depender de Él, a confiar en Él, a honrarlo a Él, a buscarlo a Él, a exaltarlo a Él, a enfocarse en Él, a amarlo a Él.

Inclusive en el v. 9 cuando Él les dice que estaban bajo maldición porque habían estafado a Dios; era Dios diciéndoles que la razón de su frustración es que habían dejado de confiar en Dios y eso los estaba limitando de la bendición y el favor de Dios sobre sus vidas.

Por eso es que les dice en Malaquías 3: 10 que lo pongan a prueba, para que pudieran comprobar que si ponían su confianza en Él, Él los bendice sobreabundantemente y les dice:

Traigan todos los diezmos al depósito del templo, para que haya suficiente comida en mi casa. Si lo hacen—dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, les abriré las ventanas de los cielos. ¡Derramaré una bendición tan grande que no tendrán suficiente espacio para guardarla! ¡Inténtenlo! ¡Pónganme a prueba!

Malaquías 3 no se trata de obtener más dinero, porque no es más dinero lo que necesitamos, si fuera más dinero las personas que tienen mucho dinero no tuvieran problemas.

Mirémoslo de otro punto de vista: Si más dinero produjera más felicidad y nosotros amamos más a nuestros hijos que al dinero, significa entonces que:

¿si tuviéramos más hijos, fuéramos más felices?

Por supuesto que no; ¿sino qué es lo que necesitamos entonces? Necesitamos la bendición de Dios sobre lo que ya Él nos ha dado, la bendición de Dios sobre nuestras vidas, sobre nuestro matrimonio, sobre nuestros hijos, sobre nuestras finanzas, sobre nuestra salud, sobre nuestros negocios, etc. Entonces no es más, sino lo que necesitamos es su bendición y su favor, sobre lo que Él ya nos ha dado. Que eso es lo que Él nos promete cuando confiamos en Él.

CONCLUSION

Yo sé que cuando se habla de estas cosas a muchas personas les choca, muchas personas lo creen pero se les dificulta confiar en Dios, porque sus pasados y la situación que posiblemente están atravesando los lleva a resignarse, a adaptarse o rendirse. Pero es que hay una gran diferencia en hacerlo en mis fuerzas como lo pensaba Gedeón y hacerlo con la bendición de Dios.

En Lucas 5 nos enseña que Pedro había estado pescando toda la noche y estaba frustrado porque no había podido pescar nada, ya había recogido las redes y las estaba lavando, mientras tanto Jesús estaba predicando a las multitudes; Pedro estaba en lo de Él y Jesús en lo de Él.

De repente Jesús entra a la barca de Pedro y le dice a Pedro en el v. 4:

Ahora ve a las aguas más profundas y echa tus redes para pescar.

En el tiempo que ya Pedro se había resignado; Jesús le dice que vayan a aguas más profundas.

Esto me parece muy importante porque es posible que lo que nos esté limitando sea que queremos hacer las cosas a nuestro modo y en nuestras fuerzas, pero son esos momentos los que tenemos que decidir, si nos vamos a resignar a nuestra condición de frustración o si vamos a confiar lo suficiente en Dios como para obedecer lo que nos dice a través de su Palabra.

La frustración de muchas personas aquí puede ser que sea porque no están dispuestos a ir a aguas más profundas de obediencia confianza en Dios y por eso se ven limitados y frustrados.

Pero observemos la contestación de Pedro en el v. 5:

Maestro, hemos trabajado mucho durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero si tú lo dices, echaré las redes nuevamente.

En un momento de extrema frustración, Pedro se movió en extrema confianza y obediencia. El resultado de su extrema obediencia pudiéramos decir:

Que bendición para Pedro, porque por obedecer la Palabra de Dios obtuvo una gran pesca.

Por eso es que preguntaba al principio.

  • ¿Puedes confiar en Dios como confiaste en esa silla?
  • ¿Puedes confiar en el que ha sostenido la tierra en su órbita desde la creación?
  • ¿Puedes confiar en el que hace salir el sol cada mañana? ¿Puedes confiar en el que hace caer la lluvia a su tiempo? Por eso pregunto una vez más.
  • ¿Puede confiar en Dios tanto como confiaste en esa silla?
  • ¿Puedes confiar en que Dios sabe lo que tu alma necesita? ¿Puedes confiar en que Dios tiene el control de tu vida y tu familia?
  • ¿Puedes confiar en que Dios conoce cada una de tus necesidades?
  • ¿Puedes confiar en que Dios está interesado en bendecirte de manera sobreabundante?
  • ¿Puedes confiar en que Dios ha contado cada lágrima que has derramado?
  • ¿Puedes confiar en que cosas que ojo no vio, ni oído oyó son las que Dios tiene preparadas para los que lo aman?
  • ¿Puedes confiar en que todas las cosas obran para el bien de aquellos que lo aman?
  • ¿Puedes confiar en que no hay nada que pueda separarte del amor de Dios? ¿Puedes confiar en que él te ha dado el Espíritu Santo para fortalecerte y consolarte en los momentos más difíciles de tu vida?
  • ¿Puedes confiar en que aun si estás atravesando un momento doloroso sobre tu vida Él tiene cuidado de ti?
  • ¿Puedes confiar lo suficiente como para adorarlo ahí donde estás con todo tu corazón?

Lo mayor que Pedro recibió en ese día no fue un gran pesca, sino que

la mayor bendición que Pedro recibió en ese día fue un encuentro con Jesús, al punto que él cayó de rodillas

delante de Jesús. Por eso en este día quiero preguntarte: ¿Puedes confiar en amor de Dios lo suficiente como para pedirle a Jesús que sea tu Señor y Salvador? CRISTO Vivamos una vida de total dependencia en Dios, donde nada nos limite de poner nuestra confianza en Dios, porque es así que viviremos confiadamente declarando que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO