Identidad 5

Identidad

By Tere Osuna, Pastora CAFE Sonora, July 03, 2022

INTRODUCCION

Estamos en la Serie de Mensajes de Identidad y en la misma nuestro propósito es afirmar la identidad que tenemos en Cristo, y así como Pablo,

tenemos que de una forma activa llevar a Cristo a las personas en sus propias culturas, comunicándose en su lenguaje y haciéndoles saber que pueden venir a Cristo tal como son.

Pero aún los cristianos a través de la historia hemos intentado hacer esto y continuamos haciéndolo; de querer y hacer que las personas cambien primero de cultura, lenguaje, forma de ser (ropa, música, pensamientos, etc.). Y al hacer esto ponemos una carga en ellos y llevamos el mensaje de que Dios dice que deben cargar con todo esto.

Por ejemplo, si usted recibe una invitación para una celebración de bodas de una pareja muy conocida por usted y la invitación tiene ciertos requisitos como: tiene que asistir vestido de manera formal y de cierta marca de ropa (chaqueta, corbata, zapato fino, traje elegante); la boda se llevará a cabo en un hotel 5 estrellas por lo cual usted debe quedarse una noche allí y el costo del cuarto es de $300 la noche, y el regalo para los novios debe ser monetario y no debe ser menos de $500. le pregunto: asistiría usted a esa bendecida boda?

MENSAJE

Miremos lo que nos dicen las Escrituras en:

Efesios 2: 12-13, 18 “En esos tiempos, ustedes vivían apartados de Cristo. No se les permitía ser ciudadanos de Israel, y no conocían las promesas del pacto que Dios había hecho con ellos. Ustedes vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza, pero ahora han sido unidos a Cristo Jesús. Antes estaban muy lejos de Dios, pero ahora fueron acercados por medio de la sangre de Cristo. Ahora todos podemos tener acceso al Padre por medio del mismo Espíritu Santo gracias a lo que Cristo hizo por nosotros”.

La Paz de Cristo

La falta de identidad es una condición que mantiene a muchas personas sin esperanza y sin Dios. Incluso estas personas no están ni siquiera conscientes de todas las promesas que Dios tiene para sus vidas. En el mundo antiguo había muchas barreras, por eso era que un judío no podía relacionarse o compartir con un gentil. Y lo mismo sucede hoy día en nuestro mundo, lo mismo sucede con todas las personas que están batallando con diferentes ataduras como lo hemos estado viendo en esta Serie de Mensajes; personas que están batallando con el alcoholismo, con adicciones, con la disforia de géneros, y muchas otras ataduras en general.

Todo esto se debe a que las personas hoy en día viven sin esperanza, no viven conscientes de todas las promesas que Dios tiene para sus vidas a través de Cristo y viven fortaleciendo ellos mismos las barreras que les separan de Dios. Por eso Pablo nos dice que en Cristo desaparecen esas barreras, porque Jesús es nuestra paz. Y lo que sucede cuando nosotros perdemos nuestra identidad, es que nuestro corazón nos encarcela y nos mantiene atados. Desde el momento en que nosotros nos encontramos en esta condición, es muy difícil encontrar nuestro propósito y la paz que viene de parte de Dios.

Hay una historia muy emocionante en el libro de Juan 4: 5-30 acerca de la mujer del pozo, la cual pudo recuperar su identidad al tener un encuentro con Jesús. En los

  1. 5-9 dice: “Entonces llegó a una aldea samaritana llamada Sicar, cerca del campo que Jacob le dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía. Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo:—Por favor, dame un poco de agua para beber. Él estaba solo en ese momento porque sus discípulos habían ido a la aldea a comprar algo para comer. La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos. [b] Entonces le dijo a Jesús:—Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber?”

Desde este instante Jesús comienza a tratar con la identidad que esta mujer había perdido. Jesús conoce que esta mujer por su falta de identidad vivía marginada, sabe que se encontraba atada y encarcelada, Él reconoce que el pecado tenía a aquella mujer esclavizada y quiere traer libertad a sus pensamientos y corazón. Jesús a través de una conversación lo que hace es llevarla a enfocarse en Él y cuando lo logra, ella queda impactada cuando Jesús le responde en el

  1. 26 “Yo soy el Mesías”.

Esta mujer ahora queda tan asombrada con esa ternura que solo un Padre puede tener, que Él mismo se propuso desenredar los nudos que ella se había hecho en su propia mente y llenar los vacíos de su corazón. Es posible que esta mujer lo que esperaba es que Él se molestara por la respuesta recibida, o tal vez se alejara de ella, pero, en cambio, lo que recibió fue una gran promesa que vemos en los

V.13-14; “Jesús contestó:—Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna”.

Desde ese momento esta mujer pudo contemplar la paz de Jesús; porque el Jesús que ella vio no tenía un corazón duro y no tenía los ojos ciegos, como muchas veces nosotros con nuestros actos y comportamientos le presentamos a otros a Jesús. Si fuera ella diría: “ese no es el Jesús que yo vi”, y se transportaría a la cruz del calvario y diría: “ese es el Jesús que yo vi “.

La Falta De Identidad y Su Peso Innecesario

Muchas personas que batallan con diferentes ataduras en sus vidas se les dificulta salir de ellas porque creen que al venir a Cristo, al tener un encuentro con Jesús, lo que recibirán será condenación y rechazo. Pero cuando miramos a la cruz; ¿qué vemos? Vemos la mayor muestra de amor que jamás podemos imaginar, lo que vemos es a Jesús con sus brazos y pies perforados diciendo con esa escena:

Así de grande es mi amor por ti, así que puedes venir a Mí en la condición en la que te encuentras.

Esto es lo que mantiene a las personas en su condición; por eso es que las personas que están batallando con la falta de identidad, con el querer identificarse con otro sexo con el que nació, y rechazan a Jesús, es porque piensan que Jesús los va a rechazar; y sí es cierto que no está de acuerdo con ese estilo de vida, ni lo estará; sí es cierto que es pecado, pero por eso es que Él anhela que vengas a Él, para que conozcas un amor restaurador y sanador como el que esta mujer conoció.

Pero mira lo que sucede más adelante, en el

V.28 “La mujer dejó su cántaro junto al pozo y volvió corriendo a la aldea mientras les decía a todos”.

Después de esa muestra de bondad, ella queda tan, pero tan asombrada que sale corriendo hacia el pueblo a contar a la multitud lo que aquel hombre le había dicho y lo que había vivido, olvidando el cántaro con el que recogía su agua; el mismo cántaro que causó la caída de sus hombros, en otras palabras soltó la carga que traía y dejó atrás.

Jesús no vio a esa mujer como a una extraña marginada. En este encuentro ella encontró a alguien que sabía exactamente quién era ella y todo lo que había hecho y lo que pensaba.

Pero a pesar de estar consciente de todo acerca de ella, Jesús no la rechazó. Si no que Él habló la verdad, la enfocó en Él y la libró para que ya no sintiera la carga que la limitaba de tener la correcta identidad de hija de Dios. De pronto, la vergüenza de ser una mujer samaritana y pecadora desapareció; repentinamente, lo insignificante de su vida se lo tragó el amor que experimentó en ese momento. En ese momento ella debió haber sentido: “Dios está aquí!, ¡Dios ha llegado!, ¡Dios se interesa por mí!”

Muchas personas cuando están batallando con áreas en sus vidas y ataduras y se les confronta o se les habla de su pecado, inmediatamente se ponen a la defensiva porque creen que esto se hace para rechazarlos.

  • ¿Por qué usted cree que hay tantas personas tratando de callar la iglesia, tratando de callarnos, de hablar la verdad?
  • ¿Por qué usted cree que el enemigo quiere hacernos ver como personas de odio, cuando hablamos la verdad, cuando hablamos en contra del pecado?

Porque quiere mantenerte atado, quiere limitarte de poder tener un encuentro con Jesús, para mantenerte bajo el control de una mentira como lo estaba esta mujer.

Ella estaba bajo el control de una mentira que ella misma se había creado de que necesitaba a un hombre para tener identidad, por eso pasó por tantos hombres buscando identidad, buscando a alguien que le diera valor, que la llevará a sentirse amada. Pero cuando tuvo un encuentro con el amor de Jesús, su vida cambió y jamás fue la misma.

Por eso es que se olvidó de su cántaro. Por eso corrió hacia la ciudad. Por eso agarró a la primera persona que vio y anunció su descubrimiento:

“Acabo de hablar con un hombre que sabe todo lo que he hecho… y aun así me ama”.

Esto es lo mismo que Jesús quiere hacer por cada uno de nosotros y por cada persona que está enfrentando las batallas de identidad que están enfrentando. Cuando somos confrontados de nuestros pecados no es con el fin de sentirnos condenados, sino amados, porque es la oportunidad que Dios nos está dando para salir de la esclavitud y poder venir y experimentar la libertad y el amor que tenemos en Él.

Muchas veces nosotros actuamos como el cuento del hombre que buscaba sus llaves bajo la luz del alumbrado. Su amigo lo ve y le pregunta: te puedo ayudar, ¿qué buscas? Él le responde: busco mis llaves que perdí. El amigo le dice: ¿por dónde más o menos fue que las perdiste? Y él le responde: las perdí en mi casa. A lo que el amigo le insiste: entonces ¿por qué no vas a tu casa y las buscas y sigues aquí afuera buscando? Y finalmente la respuesta es: porque hay más luz aquí afuera.

Nunca hallarás lo que necesitas si no lo buscas en el lugar apropiado. Si estás buscando llaves, búscalas en el lugar que las perdiste. Si estás buscando identidad y propósito, tienes que buscar donde se encuentra, porque solo la encontrarás en Jesús.

La Falta De Identidad y La Ausencia De Paz

En muchas ocasiones nosotros cargamos con una falta de identidad porque hemos sido maltratados o hemos enfrentado eventos dolorosos en nuestras vidas. Mi esposo a la edad de 5 años comenzó a ser víctima de abuso sexual. Esta situación quedó muy impregnada en la mente y el corazón de él cuando niño y creció confundido y con una falta de identidad muy fuerte.

Nunca habló ni expresó el dolor que llevaba dentro; sin embargo, ya de adulto, su propia ira y remordimiento le llevaron a vivir en el pecado del adulterio. Porque había una falta de identidad que lo llevó a no sentir paz en su corazón. Se rechazaba así mismo y las ataduras que llevaba en su interior le creaban barreras para poder ver las promesas de Dios para su vida.

Su falta de identidad y el adulterio le llevaron a casi perder nuestro matrimonio y familia, pero desde el momento en que tuvo un encuentro con Dios y pudo experimentar su maravilloso amor y gracia más allá del rechazo que él pensaba iba a recibir; su mente y corazón tuvieron una paz y libertad que solo Jesús puede ofrecer.

Mi esposo tuvo primero que experimentar el amor de Jesús en su vida y ser libre de esas ataduras para entonces poder trabajar con el pecado de adulterio. Otras personas cuando tienen estas horribles vivencias caen en la falta de identidad de homosexualismo; él atravesó la falta de identidad que le llevó al adulterio. Y en el caso de la mujer samaritana que había tenido 5 esposos y con el que vivía ahora no estaba casada. De primera instancia podemos ser tan injustos con esta mujer y señalarla como pecadora sexual, fornicaria, reputación repugnante, etc.

Pero tal vez nunca nos sentamos a pensar el por qué esta mujer hacía lo que hacía. No sabemos si en su niñez fue abusada sexualmente, su corazón fue dañado fuertemente por esto; o tal vez tuvo abandono de alguno de sus padres y esto la llevaba a buscar la atención de otros; si el divorcio de su primer esposo distorsionó su corazón; no sabemos qué fue lo que llevó a esta mujer a hacer lo que hacía.

Por lo general nosotros vemos a las personas que batallan con su identidad sexual, sin preguntarnos:

  • ¿Qué los llevó hasta ahí?
  • ¿Qué pudo haber sucedido en la vida de esta persona para rechazar toda la naturaleza con la que Dios le creó?
  • ¿Qué evento doloroso pudo haber enfrentado para llegar a esta condición?

Por lo general vemos a una persona atada al alcoholismo y no nos preguntamos:

  • ¿Cómo llegó hasta esta etapa de su vida que no puede dejar esta adicción?
  • ¿Qué habrá sucedido en su niñez que lo trajo hasta aquí?
  • ¿Qué evento doloroso ha atravesado? Y así podemos ir por diferentes ataduras y pecados. En ocasiones lo que puede llevar a una persona a la condición en la que están viviendo se encuentra en su pasado, en áreas en las que ellos mismos no quieren recordar porque es muy doloroso recordar.

Por eso es que cuando en los Jesús le dice:

  1. 13-14 “Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna”.

Esta mujer rápidamente contestó:

“Por favor, señor, ¡deme de esa agua! Así nunca más volveré a tener sed y no tendré que venir aquí a sacar agua”.

Por esa razón, si siente que no sabe qué hacer, que no sabe cómo salir, quiero decirte que, gracias a Jesús, hay lugar en la familia de Dios para todos; que puede que su condición le haya llevado a levantar alguna barrera, pero Dios no levanta barreras para nosotros jamás.

Efesios 2: 12 - 14 nos dice: “En esos tiempos, ustedes vivían apartados de Cristo. No se les permitía ser ciudadanos de Israel, y no conocían las promesas del pacto que Dios había hecho con ellos. Ustedes vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza, pero ahora han sido unidos a Cristo Jesús. Antes estaban muy lejos de Dios, pero ahora fueron acercados por medio de la sangre de Cristo. Pues Cristo mismo nos ha traído la paz”

Por eso es que posiblemente haya un gran dolor, resentimiento e ira en su corazón; pero posiblemente quien le llevó a esa falta de paz tampoco conocía lo correcto. También fue dañado o dañada en algún momento de su vida y aprendió a ser como es.

CONCLUSION

El dolor nos lleva a preocuparnos por nosotros mismos, nos lleva a decirnos de hoy en adelante me preocupo por mí, voy a disfrutar mi vida como me parezca, aunque ciertamente en lo profundo de mi corazón haya un gran vacío y un dolor intenso.

  • ¿Ese vacío, ese dolor, le ha limitado de poder disfrutar de la misericordia y compasión de Dios para tu vida?
  • ¿Por qué eres tan duro contigo mismo?

Ya es tiempo que se perdone sus faltas, su falta de identidad, sus debilidades, porque si hoy está aquí, es porque Dios ha extendido su gracia con usted y le ama con un amor incontrolable.

Es usted quien ha levantado barreras para sentir ese amor, barreras que le están limitando de la bendición más grande que pueda sentir en usted. No importa qué es lo que le ha traído a cometer errores, a tener falta de identidad, a tener debilidades y falencias, Dios conoce todo de usted y desea llenarle de su maravillosa paz.

Hay otras personas que no tienen ni el más mínimo amor o interés por nosotros y le llamamos amigo; es que mi amigo esto, es que mi amigo lo otro. Y el amor más puro, genuino y verdadero de quien no te llama amigo, te llama “Hijo Mío” y te regala una herencia eterna, aunque no la merecemos, a ese lo ignoramos, vivimos indiferentes cuando ahí es donde encontramos la verdadera paz.

El día de hoy, no le sigas poniendo barreras a Jesús, no continúe limitándose en su vida, cualquiera que sea con lo que está batallando el día de hoy, sea identidad sexual, sea adicciones, celos, amarguras, iras, pleitos, separación, adulterios, sea lo que sea hay un lugar en el corazón de Dios para ti, ven a Él y experimenta el amor que jamás antes has sentido, ven a Él y sanará las áreas que no ha podido sanar en sus fuerzas, ven a Él y tendrás una identidad de hijo amado.

En esta mujer samaritana Dios hizo tal transformación, que su vida no fue la misma nunca más. Yo quiero animarle a que entienda que su vida no puede ser la misma, que viva una vida como es digna del Evangelio, que vivan con la identidad de hijo y no imitando al mundo.

Dice Efesios 2: 12-13 que hubo un tiempo en que vivíamos apartados de Cristo, no se nos permitía acercarnos a Dios, no conocíamos las promesas que teníamos en Dios, vivíamos sin esperanza,

pero que maravilloso saber que hemos sido unidos a Cristo, que tenemos acceso a Dios y su maravilloso amor, y que estamos llenos del Espíritu Santo.

Pero también quisiera que medite en lo que nos enseña el V. 14.

El propósito de Dios es que prediquemos a Cristo, que los que no lo conocen sean atraídos por el mensaje de la cruz,

que se le hable a alguien de Cristo, que invite a alguien a la iglesia para que conozca a Cristo, que no importando en la condición en la que se encuentren haga como esta mujer samaritana que no se cayó, sino que le contó a otros lo que Cristo había hecho en su vida y lo mismo tenemos que hacer usted y yo; hablar de Cristo por uno más, traer a uno más, invitar a uno más, bendecir a uno más, hasta que todos declaren que

NO HAY NADA MEJOR QUE SER SER CRISTIANO