INTRODUCCION El día de hoy estaremos hablando del obstáculo de las batallas internas. MENSAJE Contexto De La Escritura Santiago 4: 1 - 3 explica de donde es que verdaderamente se generan las disputas, las peleas y la falta de paz, dice: “¿Qué es lo que causa las disputas y las peleas entre ustedes? ¿Acaso no surgen de los malos deseos que combaten en su interior? 2 Desean lo que no tienen, entonces traman y hasta matan para conseguirlo. Envidian lo que otros tienen, pero no pueden obtenerlo, por eso luchan y les hacen la guerra para quitárselo. Sin embargo, no tienen lo que desean porque no se lo piden a Dios. 3 Aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas intenciones: desean solamente lo que les dará placer”. Santiago escribió a los judíos que estaban en persecución y enfrentando graves conflictos, personas que habían perdido todo, su estabilidad, familias, casas, economía, etc. A Santiago le preocupaba el ver como las situaciones que ellos estaban atravesando los había llevado a un estado de desesperación que daba ahora lugar a la envidia y conductas deplorables. Pero lo peor que estaban enfrentando era que esto los estaba limitando de encontrar su satisfacción en Dios. Por eso les dice en los 2 - 2 “Sin embargo, no tienen lo que desean porque no se lo piden a Dios. Aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas intenciones: desean solamente lo que les dará placer”. Santiago también les explica que esta actitud era producto no de la necesidad que tenían, sino de su propias batallas internas. Y como resultado de no encontrar satisfacción en Cristo, no se sentían plenos y completos, por esa razón deseaban lo que no tenían, hasta el punto que su insatisfacción los llevaba a tramar y hasta llegar a matar para conseguir lo que deseaban. Esto nos puede suceder a nosotros también, las necesidades, las situaciones difíciles nos pueden llevar a desarrollar conductas, comportamientos desagradables en las cuales cuando somos atrapados por una de estas conductas, no hay límites a lo que podamos llegar a hacer como explica Santiago. El Efecto De Las Batallas Internas Santiago les explica donde es que está la raíz de todo y por eso les dice en el 1: “¿Qué es lo que causa las disputas y las peleas entre ustedes? ¿Acaso no surgen de los malos deseos que combaten en su interior?”. Siento la necesidad de que nos enfoquemos en este v. 1 porque todos nosotros, no importa cuántos años tengamos en el Señor, cuánta Biblia leamos, cuanta teología conozcamos, todos nosotros batallamos con áreas en nuestro interior. Por ejemplo el Apóstol Pablo reconoció sus batallas internas en Romanos 7: 18 - 24 y declaró: “Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa no existe nada bueno. Quiero hacer lo que es correcto, pero no puedo. Quiero hacer lo que es bueno, pero no lo hago. No quiero hacer lo que está mal, pero igual lo hago. Ahora, si hago lo que no quiero hacer, realmente no soy yo el que hace lo que está mal, sino el pecado que vive en mí.He descubierto el siguiente principio de vida: que cuando quiero hacer lo que es correcto, no puedo evitar hacer lo que está mal. Amo la ley de Dios con todo mi corazón, pero hay otro poder dentro de mí que está en guerra con mi mente. Ese poder me esclaviza al pecado que todavía está dentro de mí. ¡Soy un pobre desgraciado! ¿Quién me libertará de esta vida dominada por el pecado y la muerte?”. Él está reconociendo sus batallas, no las está ocultando, no las está disimulando, sino que las está dejando al descubierto y expresando su inhabilidad de hacer algo al respecto en sus propias fuerzas, llegó al punto donde sus batallas internas lo habían llevado a sentirse en un estado de miseria. El salmista dijo en Salmo 32: 3 - 5 el salmista dijo: “Mientras me negué a confesar mi pecado, mi cuerpo se consumió, y gemía todo el día. Día y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mí; mi fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Finalmente te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al Señor», ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció”. Por esa razón es que no podemos ignorar las batallas internas, sino reconocerlas, confesarlas y buscar ayuda, porque como el salmista dijo: Mientras me negué a confesar mí pecado, me sentía débil, y la conciencia me castigaba porque la mano de Dios estaba sobre mí al punto de que no tenía fuerzas para seguir. Pero una vez confesé mis pecados y no intenté ocultar mí culpa, fue perdonado y restaurado. No sé si alguna vez le ha sucedido, que usted quiere cambiar su vida, que usted quiere hacer las cosas diferentes, pero luego termina nuevamente haciendo lo que no quería hacer. Tal vez usted quiere dejar de hacer algo, quiere cambiar su vida y no encuentra cómo hacerlo o cómo vencerlo. Y todo esto lo lleva a la desesperación, usted es sincero cuando dice: esta es la última vez que hago esto y en un tiempo después cuando lo vuelve a hacer, se siente mal, se siente miserable, se siente decepcionado con usted mismo. Todos nosotros tenemos batallas. Por ejemplo: Batallas espirituales, estas son las batallas que vienen cuando el enemigo crea situaciones para persuadirnos de lograr el propósito de Dios en nuestras vidas. Batallas emocionales, estas son las que vienen y afectan el alma en nuestras vidas, afectan nuestro estado de ánimo, nos llevan al desánimo, la depresión, la ansiedad, la angustia etc. Batallas naturales, estas son las que afectan la salud, las que afectan nuestra área externa, la economía, el área laboral etc. Batallas familiares, estas son las batallas que se presentan con las personas más cercanas a nosotros y muchas otras. Pero cada una de estas batallas pueden afectar nuestro estado de ánimo, nuestra devoción, nuestra vida espiritual, nuestra fe, etc. Usted no es el único que enfrenta estas batallas; Pablo se sentía así, el salmista se sentía así y es lo que Santiago les estaba confrontando, porque aunque es normal que todos tengamos batallas internas, pero lo que no podemos hacer es quedarnos de brazos cruzados y no hacer nada al respecto y es la razón por la que Santiago les estaba confrontando en Santiago 4, Santiago les estaba demostrando que la razón por la que estaban batallando con esas conductas, no era por la necesidad, sino que había algo mayor en el interior que tenían que reconocer, que tenían que confrontar. Es lo mismo con nosotros cuando estamos batallando con nuestras propias batallas, podemos ver el resultado en lo externo, pero es el producto de algo mayor en lo interno, algo que tenemos que confrontar en lo interno. CONCLUSION Nuestra Victoria Sobre Las Batallas Internas No tenemos que temer, no tenemos que dejarnos intimidar por las batallas internas; porque el mismo Apóstol Pablo nos dice en Romanos 7: 25: “¡Gracias a Dios! La respuesta está en Jesucristo nuestro Señor. Así que ya ven: en mi mente de verdad quiero obedecer la ley de Dios, pero a causa de mi naturaleza pecaminosa, soy esclavo del pecado”. Aquí él nos explica que el nosotros vencer sobre estas batallas internas no depende de nuestro esfuerzo, no depende de que tan fuerte nos sintamos, sino más bien de reconocer que la respuesta está en Cristo. En otras palabras, mientras más busco de Cristo, mientras más amo a Cristo, mientras más imito a Cristo, mientras más sirvo a Cristo, mientras más encuentro satisfacción en Cristo, más podré vencer estas batallas porque la respuesta no está en mí, está en Cristo. Por eso es que el reconocerlas es tan importante; porque si es una batalla de pecado, de adicción, si es una batalla espiritual, si es que estamos siendo atacados por el enemigo, si es que aun demonios están buscando distraernos, lo mejor que podemos hacer es enfocarnos en Cristo, buscar a Cristo, amar a Cristo, servir a Cristo, adorar a Cristo y encontrar nuestra satisfacción en Él. Lo segundo que aprendemos del Apóstol Pablo es lo que nos dice en Romanos 8: 5 - 6: “Los que están dominados por la naturaleza pecaminosa piensan en cosas pecaminosas, pero los que son controlados por el Espíritu Santo piensan en las cosas que agradan al Espíritu. Por lo tanto, permitir que la naturaleza pecaminosa les controle la mente lleva a la muerte. Pero permitir que el Espíritu les controle la mente lleva a la vida y a la paz”. En esta segunda parte podemos ver que para vencer las batallas en nuestro interior, no se trata solo de llenar nuestra mente de positivismo, sino que la solución está en Cristo. Pero en esta porción el Apóstol Pablo nos demuestra que muchas de las batallas internas comienzan en la mente, y quien controla la mente controla la batalla, si nuestra mente la controla el enemigo, entonces la batalla en nosotros será intensa, nos llenará de depresiones, ansiedades o angustias. Con esto no estoy diciendo que siempre que tenemos depresión, ansiedad o angustia es que el enemigo nos está controlando. Pero lo que sí estoy diciendo es que si él controla nuestros pensamientos, entonces la ansiedad, la depresión, la adicción, el pecado o el desánimo, en fin las batallas internas se harán más violentas, más intensas. El permitir que el Espíritu Santo controle nuestra mente nos lleva a tener vida y paz, permitir que el Espíritu Santo controle nuestra mente, no es complicado, no es difícil, todo lo que tenemos que preguntarnos es de qué estamos llenando nuestra mente, si la estamos llenando de la Rosa de Guadalupe o de Al Rojo Vivo, entonces eso es lo que pensaremos, pero sí la estamos llenando de la Palabra de Dios, entonces estamos dando lugar para que sea el Espíritu Santo quien controle nuestra mente y nuestros pensamientos y ahí es que comienza la victoria de las batallas internas. El Espíritu Santo nos revela que: “Lo que sufrimos ahora no es nada comparado con la gloria que él nos revelará más adelante. V. 18; El Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. V.26; El Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, en armonía con la voluntad de Dios. v.27; Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman”. V. 28 Recordemos que el Apóstol Pablo aún estaba hablando de sus batallas internas, él expresa en Romanos 8: 35 - 37: “¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte? (Como dicen las Escrituras: «Por tu causa nos matan cada día; nos tratan como a ovejas en el matadero»). 37 Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó”. Él está expresando que en medio de sus batallas internas, él reconocía que su victoria no dependía de él, sino de Cristo y que en medio de sus batallas, él no permitía que sus aflicciones le limitaran de creer en su amor, sino que más bien él reconocía que su victoria es absoluta por medio de Cristo. Por eso yo quiero animarles a que llenemos nuestra mente de la Palabra de Dios y dependamos de Dios por medio de la oración, porque eso permitirá que el Espíritu Santo controle nuestra mente, y cuando el Espíritu Santo, controle nuestra mente, aun en medio de la angustia, de la depresión, de la ansiedad, de las batallas internas tendremos vida y paz; porque entendemos que lo que estamos atravesando no es nuestro estado permanente y eso nos lleva a tener vida y paz. Puede venir lo que venga y nada nos roba el gozo, porque sabemos que esto que estoy atravesando ahora, no es el resultado de mí vida y eso me lleva a la vida y la paz. Comencemos desde hoy a adorar a Dios con todas nuestras fuerzas, con todo nuestros corazones, con todo nuestro ser y comencemos a enfocar nuestras mentes en aquel que nos amó y dio su vida por nosotros. Para todos los que no han entregado sus vidas a Cristo. ¿Sabe usted cuánto Dios le ama? ¿A que punto Dios le ama? Si no sabe le digo. Romanos 8: 38 - 39: v. 38 - 39: “Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor”. Cuando le entregas tu vida a Cristo, no hay nada, ni nadie que pueda separarte del amor de Dios, absolutamente nada, porque usted no está aquí, porque vino, usted está aquí, para que supiera que Dios conociendo todas las batallas internas que usted pueda tener, aun así, Él le ama y quiere salvarlo, sanarlo, limpiarlo, liberarlo, desatarlo; porque le ama. Vivamos nuestras vidas enfocados en Él, no permitamos que nuestras batallas internas nos controlen, sino que seamos controlados por el Espíritu Santo y así viviremos para declarar que: NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO