Obstáculos De La Vida De Fe 12

El Obstáculo De La Falta De Paz

By Richard Martínez, Pastor Principal, June 25, 2023

INTRODUCCION

Este es el último mensaje de esta serie de mensajes y el día de hoy creo que todos nos identificaremos con este último obstáculo de la vida de fe, el cual es la falta de paz.

MENSAJE

El Efecto De La Falta De Paz

En la última parte del libro de Santiago dice:

Santiago 5: 13 - 18: “¿Alguno de ustedes está pasando por dificultades? Que ore. ¿Alguno está feliz? Que cante alabanzas. 14 ¿Alguno está enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia, para que vengan y oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. 15 Una oración ofrecida con fe sanará al enfermo, y el Señor hará que se recupere; y si ha cometido pecados, será perdonado. 16 Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos. 17 Elías era tan humano como cualquiera de nosotros; sin embargo, cuando oró con fervor para que no cayera lluvia, ¡no llovió durante tres años y medio! 18 Más tarde, cuando volvió a orar, el cielo envió lluvia, y la tierra comenzó a dar cosechas”.

El mayor enfoque de Santiago, no era el enfocarlos en lo que les robaba la paz o en cómo evitar perder la paz, sino que Santiago intentaba enfocarlos en desarrollar una vida de oración y una vida de devoción, para que pudieran encontrarla, recuperarla o mantenerla.

Porque si nos fijamos aquí, hace referencia a la oración 7 veces en 5 versículos. Nos dice:

  • “¿Alguno de ustedes está pasando por dificultades? Que ore.

  • ¿Alguno está feliz? Que cante alabanzas.

  • ¿Está enfermo? Llame a los ancianos de la iglesia, para que vengan y oren

  • Una oración ofrecida con fe sanará al enfermo,

  • Oren los unos por los otros.

  • La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos.

  • Elías oró con fervor 18 Más tarde, volvió a orar”.

Lo que entonces podemos asumir es que la falta de paz, puede estar directamente conectada con la falta de dependencia de Dios por medio de la oración. Algo así fue lo que Pablo les dijo en

Filipenses 4: 6 - 7: “No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. 7 Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús”.

Esto no significa que cuando oramos no pasamos necesidades o dificultades; es más, me atrevo a decir que la oración no es la fórmula para evitar las dificultades. Pero lo que tanto Pablo como Santiago nos enseñan es que cuando estamos en medio de la crisis, si dependemos de la presencia de Dios por medio de la oración, podemos también mantener la paz que solo Dios puede y sabe dar.

La Oración y La Paz De Dios

La presencia de Dios es indispensable para encontrar, recuperar o mantener la paz.

Por eso es que si alguna vez llegamos a perder la paz en nuestras vidas, o si sentimos que no tenemos paz, meditemos en lo que nos enseña

2 Crónicas 7: 12 - 15 “Luego una noche el Señor se le apareció a Salomón y le dijo: «He oído tu oración y he elegido este templo como el lugar para que se realicen sacrificios. 13 Puede ser que a veces yo cierre los cielos para que no llueva o mande langostas para que devoren las cosechas o envíe plagas entre ustedes; 14 pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra. 15 Mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a cada oración que se eleve en este lugar”.

Para orar hasta desarrollar, encontrar, recuperar o mantener la paz, tenemos que:

1. Humillarnos Delante de Dios.

Nos dice:

“pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla”.

Es interesante esa porción, porque la traducción de

“humilla” aquí, es la palabra kana y esta palabra no significa el humillarse con resistencia o por obligación,

sino que significa:

una decisión que nace del corazón y produce deleite al humillarse.

Esto es lo que en realidad es la adoración. Es tomar una posición de humillarnos o postrarnos porque reconocemos la autoridad, la santidad y el amor de Dios. Así mismo es el humillarse en esta porción, nos humillamos, porque reconocemos que no tenemos el control de nada, ni de nuestras vidas, ni de nuestras situaciones, nos humillamos porque sabemos que es Dios quien está en control.

Nos dice el

Salmo 138 “Aunque el Señor es grande, se ocupa de los humildes, pero se mantiene distante de los orgullosos”.

La razón por la que Dios cuida o se ocupa de los humildes es porque reconocen que no tienen el control y dependen de Dios, pero el orgulloso es quien cree que no necesitan de Dios y que pueden solos.

2. Orar a Dios.

Lo segundo que necesitamos para encontrar, desarrollar o mantener la paz es Orar a Dios. Nos dice:

“pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora”.

Muchos de nosotros pensamos que nuestra vida se trata de que nosotros oramos y Dios se esconde, como si la oración se tratara de yo convencer a Dios que me atienda, que me ayude y que tenemos que orar mucho hasta encontrar la forma de convencer a Dios de que nos ayude. Eso es todo lo contrario a cómo Dios opera. El mismo Jesús dijo en

Mateo 7: 9 - 11: “Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden un pedazo de pan, ¿acaso les dan una piedra en su lugar? 10 O si les piden un pescado, ¿les dan una serpiente? ¡Claro que no! 11 Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará buenos regalos a quienes le pidan”.

Dios no se está escondiendo de nosotros, Dios no nos está probando a ver si tenemos fe o no, ya Dios lo sabe, Dios no tiene un termómetro para ver si pasamos el examen de la fe, como hacen los policías para ver si una persona está manejando bajo la influencia de alcohol.

Así es que muchas personas ven a Dios, como si en medio de la crisis, está esperando ver si tenemos fe o no. Si no tenemos fe, Dios lo sabe y si tenemos fe Dios lo sabe.

El hecho de disponernos a orar, demuestra en quién estamos poniendo nuestra fe y nuestra confianza. Lo que significa que no se trata de convencer a Dios, sino de convencernos a nosotros mismos a orar, para confiar en Dios en el proceso.

Nunca vuelva a orar como si tuviera que convencer a Dios de que lo escuche, como si nuestras palabras pueden convencer a Dios de que nos preste atención. Oremos estando seguros de que Dios disfruta nuestro tiempo con Él, oremos sabiendo que Dios se deleita de que vengamos a Él como hijos, cuando eso hagamos, eso va a cambiar el cómo vemos la oración y cómo nos sentimos en la oración.

3. Buscar El Rostro De Dios, No Un Milagro.

Muchas de las oraciones que hacemos en medio de la crisis, las hacemos porque buscamos un milagro y no una relación con Dios. Está bien que queramos un milagro, pero necesitamos más a Dios que el mismo milagro.

Nos dice:

“pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro”.

El buscar el rostro de Dios es mucho más que solo orar, el buscar el rostro de Dios, yo lo veo más, como buscar desesperadamente una relación íntima y personal con Dios, para mí es el buscar a Dios en oración hasta estar seguro de que hemos estado con Dios, hasta estar seguro de que Dios estuvo presente en ese tiempo en el que dispuse mí corazón a buscarlo.

En la búsqueda del rostro de Dios, puede ser que en ocasiones te hable, puede ser que en otras ocasiones te quebrante, te dé paz, te emocione, te llene, pueden ocurrir tantas cosas, pero si hay algo que podemos estar seguros es que cuando buscamos el rostro de Dios, siempre obtendremos una experiencia, una enseñanza, algo que podemos decir: estuve con Dios.

Cuando solo buscamos a Dios porque necesitamos un milagro, perdemos de vista lo más importante, que es nuestra intimidad con Dios, porque de que nos serviría el milagro si no tenemos a Dios; al buscar el rostro de Dios, aprendemos a disfrutar lo mejor de Dios que es su presencia.

Buscar el rostro de Dios no es nuestro mayor sacrificio, sino que debe ser nuestro mayor deleite. Tampoco veamos el buscar el rostro de Dios como algo complicado, Él ya nos dijo en

Jeremías 29: 13: Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme.

¿Pero qué significa eso?

Esto lo podemos definir de esta manera: Si te dijeran que en este edificio se encuentra el medicamento que salvará a tu familia.

¿Qué tanto lo buscarías?

Entonces ya sabes lo que significa el buscar a Dios de todo corazón. El buscar a Dios de todo corazón no se trata de emociones, ni complicaciones, sino de sinceridad y dependencia.

  • ¿Si es Dios todo lo que anhelas y deseas? Lo encuentras
  • ¿Si es Dios tu única esperanza? Lo encuentras.

Dios no se está escondiendo de nosotros, al contrario; Dios está más interesado en que lo encontremos, que lo que nosotros estamos interesados en buscarlo.

4. Arrepentirnos De Conducta Perversa.

Para encontrar, alcanzar o mantener la paz, tenemos que arrepentirnos de nuestras conductas perversas.

Como dijimos al principio, el pecado nos roba la paz,

porque en medio de la crisis nuestras conciencias nos castigan. Por eso nos dice: pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa.

Cuando la mayoría de las personas ven la palabra arrepentimiento, creen que es una palabra negativa.

Pero la palabra griega para arrepentimiento es metanoia y significa cambiar de manera de pensar.

Nos arrepentimos cuando tomamos la decisión de pensar diferente a lo que pensábamos antes. El arrepentirse no significa llorar porque reconocemos que hicimos algo malo, arrepentirse significa reconocer la perversidad de nuestros corazones y acciones y tomar una decisión consciente de que cambiaremos de forma de pensar y de la manera en la que vivimos.

Arrepentirnos no es gritar: “Señor estoy mal” y seguir igual; arrepentirnos es reconocer conscientemente de que estamos mal y tomar la decisión de renunciar a aquello que nos está apartando de Dios, para conscientemente hacer aquellas cosas que nos acercan a Él

El pecado es perder el camino y darle la espalda, para deleitarnos en el pecado; el arrepentimiento es darle la espalda al pecado para deleitarnos en Dios y cuando esto hacemos encontramos la paz que viene por medio de la presencia de Dios.

CONCLUSION

La Biblia nos hace la promesa de que cuando, nos humillamos, oramos, buscamos a Dios y nos arrepentimos; Dios nos promete:

“yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra. 15 Mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a cada oración que se eleve en este lugar. 16 Pues he elegido este templo y lo he apartado para que sea santo, un lugar donde mi nombre será honrado para siempre. Lo vigilaré sin cesar, porque es muy preciado a mi corazón”.

Cuando vivimos una vida de devoción como la que acabamos de estudiar, cuando vivimos teniendo en cuenta nuestra relación con Dios, nada tendrá la habilidad de robarnos la paz. Por eso es que vimos en Santiago que nos decía, oren, canten alabanzas, oren por el enfermo, confiesen sus pecados, en otras palabras hagan todo aquello que los atrae a la presencia de Dios, que los lleva a disfrutar a Dios, entonces nada ni nadie les podrá robar la paz.

Nos dice en

Colosenses 3: 15: “Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones. Pues, como miembros de un mismo cuerpo, ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean siempre agradecidos”.

No permitamos que nuestras situaciones, los problemas o las angustias gobiernen nuestros corazones, sino que sea la paz de Cristo la que gobierne.

Sea lo que sea que esté atravesando que la paz de Cristo gobierne tú corazón, que en medio de las lágrimas la paz que viene de Cristo gobierne tú corazón; que aunque no tengas la respuesta, que la paz que viene de Cristo gobierne tú corazón. Tomemos hoy una decisión en este día, que venga lo que venga o pase lo que pase, no permitiremos que eso gobierne nuestros corazones, sino que salgamos de este lugar determinados a que la paz que viene de Cristo gobernará nuestros corazones.

¿Estás buscando paz, quieres sentir paz?

Cristo la da, cuando buscamos a Dios y decidimos hacer a Jesús el Señor y Salvador de nuestras vidas.

Santiago 5: 19 - 20: dice “Mis amados hermanos, si alguno de ustedes se aparta de la verdad y otro lo hace volver, 20 pueden estar seguros de que quien haga volver al pecador de su mal camino salvará a esa persona de la muerte y traerá como resultado el perdón de muchos pecados”.

Háblele a alguien de Jesús esta semana, háblele a alguien que no conoce a Jesús y ayúdalo a volver de su mal camino, le animo a que lo haga x1+, para alcanzar a uno más, bendecir a uno más, discipular a uno más, hasta que todos declaren que:

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO