INTRODUCCIÓN En esta nueva serie de mensajes, estaremos hablando de algo que creo puede ser una de las áreas más importantes de la vida cristiana y es el corazón. Hay una evaluación del corazón, que se hace cuando se va al hospital llamada electrocardiograma, es un procedimiento que registra la actividad eléctrica del corazón. Esta evaluación se hace con el fin de analizar la posibilidad de si estamos atravesando algún trauma en nuestro corazón o lo podamos atravesar. De eso trata esta serie, estaremos haciendo un diagnóstico a nuestros corazones, para lidiar con las áreas que han afectado, que puedan estar afectando o que puedan llegar a afectar el corazón. La base de esta serie estará centrada en: Proverbios 4: 23 que dice: “Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida”. MENSAJE Ataque Al Corazón Para muchas personas la palabra corazón hace referencia solo a los sentimientos y emociones, pero la palabra corazón en hebreo es lep, va un poco más profundo, porque hace referencia: al ser interno, la mente, voluntad, la convicción moral y espiritual de una persona en relación con Dios. Nos damos cuenta de que es el consejo que un padre le da a su hijo,cuando leemos Proverbios 4. 20 - 23 dicen: “Hijo mío, presta atención a lo que te digo. Escucha atentamente mis palabras. No las pierdas de vista. Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón, pues traen vida a quienes las encuentran y dan salud a todo el cuerpo. Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida”. Este padre le aconseja a su hijo que cuide su corazón, inclusive le exhorta a que atesore los consejos en lo profundo, porque el resultado de su vida está directamente conectado con las cosas que lleguen a su corazón. El enemigo siempre buscará atacar nuestros corazones, y una de las estrategias que usa para ello es el afectarnos a tal punto que pueda llegar a quebrantar, confundir, herir o lastimar nuestro corazón. Por eso es que él trabaja incansable e insistentemente en dañarnos, en persuadirnos, en encontrar propósito, consuelo, dirección y refugio en Dios. Todo esto lo hace con el fin de que nuestros corazones queden al descubierto y vulnerables, porque él sabe que si logra dañar, afectar, o contaminar nuestros corazones, afectará el rumbo de nuestras vidas. Muchas de las cosas que estamos viendo hoy día en nuestra sociedad, es el resultado de personas que a temprana edad fueron lastimadas, heridas o dañadas por alguien más y lo que ahora manifiestan es lo que tienen en su corazón. La persona que daña el corazón de otra persona está manifestando el resultado de lo que ha guardado y atesorado en su propio corazón. Porque un corazón que no ha sanado tiene el potencial de dañar a otros. Como dice Hebreos 12: 15: “Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos”. Aún nosotros, cuando analizamos, muchos de los errores y pecados que hemos cometido en nuestra vida, podemos encontrar que están directamente conectados con un área de nuestro corazón que ha sido afectada, herida o lastimada. Muchas de las malas decisiones que hemos tomado en la vida, vienen como consecuencia de experiencias que hemos atravesado y que han afectado nuestros corazones. Nuestros corazones generalmente son lastimados por alguien que debió haber edificado, alimentado y cuidado nuestro corazón, alguien que no esperábamos que lo lastimara. Explico, cuando las heridas de nuestros corazones han sido causadas por un padre, ese padre se suponía que edificara nuestro corazón no que lo dañara, cuando nuestro corazón ha sido lastimado por un esposo o esposa, ese esposo o esposa se suponía que edificara y complementara nuestro corazón, no que lo dañara y eso nos duele a tal punto que ahora desarrollamos conductas defensivas o llenas de amargura que nos llevan a endurecer nuestros corazones y eventualmente, nos afectamos a nosotros mismos y los que nos rodean. No podemos evitar que lastimen nuestro corazón, no podemos evitar que nos traicionen, no podemos hacer nada con lo que nos han hecho en el pasado, pero lo que sí podemos hacer es no permitir que se afecte nuestro corazón al punto que lleguemos a afectar a otros. Y no solo eso, sino que al endurecer nuestros corazones nos resistimos a buscar y encontrar la sanidad de Dios, como vemos en Mateo 13: 15 “Pues el corazón de este pueblo está endurecido, y sus oídos no pueden oír, y han cerrado los ojos, así que sus ojos no pueden ver, y sus oídos no pueden oír, y su corazón no puede entender, y no pueden volver a mí para que yo los sane”. Mientras más tiempo pase sin buscar sanar nuestros corazones, más se endurecerán y más difícil se hará venir a Dios para ser sanados. Muchas personas no confrontan las situaciones que han dañado sus corazones y prefieren ignorar el dolor, porque duele; duele tener que volver a revivir lo que un día nos lastimó, duele el tener que confrontar aquello que nos dañó. Otras personas piensan que si lo ignoran de repente desaparecerá; piensan que al venir a Cristo, el dolor se va; pero lo que sucede es que nos volvemos expertos en callar al corazón, en vez de sanarlo; en pretender que algo no nos duele en vez de traerlo al Señor para que nos sane. Ataque De Corazón Ignorar las heridas que han afectado nuestros corazones, nunca producirá una solución efectiva, sino todo lo contrario, nos afecta aún más. Dicen las personas que han sufrido un ataque del corazón en lo natural que cuando sufrieron el ataque sintieron: dolor, presión, el pecho apretado, no podían hablar, respirar, tenían náusea o vómito y otros síntomas más. Pero algunas personas lo ignoran, porque los síntomas no son muy fuertes y luego en ocasiones se dan cuenta de que es muy tarde. Usted puede identificar si ha sufrido o está sufriendo un ataque de corazón en lo espiritual; si siente que las situaciones que ha atravesado le han producido un dolor del cual no se ha podido recuperar; si al hablar de una situación dolorosa que atravesó aún le produce coraje y resentimiento; si siente que por más que trata no puede tener gozo; si siente que no puede tener una relación saludable con nadie, porque todo el mundo le lastima o le traiciona; cuando siente tanta presión que no encuentra paz; cuando por más que trata se le dificulta orar, alabar; esto y muchas otras cosas pueden revelarnos que hemos sufrido un ataque al corazón espiritual que no hemos sanado o que estamos en medio de un ataque de corazón espiritual. Salmos 34: 17 - 20: dice “El Señor oye a los suyos cuando claman a él por ayuda; los rescata de todas sus dificultades. 18 El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado. 19 La persona íntegra enfrenta muchas dificultades, pero el Señor llega al rescate en cada ocasión. 20 Pues el Señor protege los huesos de los justos; ¡ni uno solo es quebrado!”. Solo Dios tiene la habilidad de sanar nuestros corazones que han sido quebrantados, solo Dios puede rescatarnos cuando tenemos nuestro espíritu destrozado. Pero el problema es que cuando hemos sido heridos, cuando nos han dañado el corazón, cuando nos han lastimado, en ocasiones tratamos de sanarlo con emociones, con sentimientos, con relaciones, hay personas que buscan sanarlo con adicciones como el alcohol, las drogas, con amigos y cosas materiales; pero nada de eso tiene la habilidad de sanar un ataque al corazón, solo Dios puede sanarlo. La única manera de sanar el corazón herido y dañado es viniendo a Dios, es poniendo tu confianza, tu vida, tu corazón en Cristo, porque solo Él, puede restaurar un corazón que ha sido afectado. Muchas personas se han acostumbrado a vivir con un corazón dañado, afectado y pensamos que estamos bien, porque nos hemos acostumbrado a vivir de esa manera, pero el tiempo no sana el corazón, solo Dios lo puede sanar y cuando Él lo sana, todo cambia, la manera en que vemos la vida cambia, la manera en que vemos el matrimonio cambia, la manera en que vemos la familia cambia. Porque no estamos procesando todo por el filtro del dolor y las heridas, sino que procesamos todo por el filtro del Espíritu de Dios. Por eso Pablo dijo en Romanos 5: 3 - 5: “También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. 4 Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. 5 Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor”. Pablo explica que en las pruebas y dificultades su fe, su devoción, y su pasión no cambia, y explica que la razón , no es porque tiene un gran carácter o porque tiene una gran resistencia, sino que todo se debe a que conoce el amor de Dios y como el Espíritu Santo ha llenado nuestros corazones con su amor. Cuando venimos a Dios y depositamos en Dios nuestra devoción, nuestra confianza, cuando venimos a Dios con un corazón sincero con un anhelo de que nos sane, de que nos restaure, Dios hace tal milagro en nuestras vidas que no permitimos que nada ni nadie afecte la obra que Él ha hecho en nuestros corazones. CONCLUSION La Solución Del Ataque Al Corazón La Biblia dice en Joel 2: 12 - 13: “Por eso dice el Señor: «Vuélvanse a mí ahora, mientras haya tiempo; entréguenme su corazón. Acérquense con ayuno, llanto y luto. 13 No se desgarren la ropa en su dolor sino desgarren sus corazones. Regresen al Señor su Dios, porque él es misericordioso y compasivo, lento para enojarse y lleno de amor inagotable. Está deseoso de desistir y no de castigar”. Pude experimentar este proceso en mi propia vida. Personalmente, yo pensaba que las situaciones que atravesé en mí adolescencia, ya las había superado, pero no fue hasta que estuve en una reunión de pastores que se reveló que aún no. En esa reunión se hablaba de la relación con los padres, cuando conté las cosas que atravesé con mí padre vi la cara de asombro de las personas que me rodeaban. Cuando un pastor amigo me trató de dar un abrazo, yo le dije de repente: “No te acerques, no necesito tu lástima, yo estoy bien”. Y él me dijo: “Richard, tú no has sanado las áreas de tu corazón que han sido afectadas, solo has aprendido a vivir con ellas, pero eso no es sanar y necesitas sanar”. Pero lo ignoré, porque yo sentía que estaba bien. Pero algo que descubrí en ese proceso no era si yo estaba resentido con mi padre,; no era si yo tenía raíces de amargura, en el proceso me di cuenta de que mí corazón estaba agotado, drenado y en el proceso me había vuelto frío e indiferente, yo no lo notaba, porque seguía haciendo lo que tenía que hacer, seguía amando a mis hijos, mi esposa, mis nietas, pero sentía un nivel de desconexión. Me sentía como si tuviera varias arterias de mi corazón espiritual tapadas y sentía que mi corazón no tenía fuerzas, para que me afectara una traición más, o una crítica más, o un vituperio más, y lo que se suponía que me doliera ya no me dolía. Mí corazón estaba tan agotado que recuerdo que el día que vi a mi padre muerto en la camilla, me dolió, pero lo sobrellevé. No fue hasta que estaba en The Quest y en un tiempo en donde meditaba en cómo fue mí último encuentro con mi padre, como me despedí de mi padre en el aeropuerto y nunca más lo volví a ver hasta que vi su cuerpo en esa camilla, fue ahí estando con Dios, que me di cuenta de que mí corazón se había agotado y enfriado, que era cierto que habían muchas áreas de mí corazón que no había sanado y derramé mí corazón delante de Él y le pedí que me sanara, que ya no quería sentir esta frialdad en mí corazón, así me hicieran lo que me hicieran, me traicionara quien me traicionara, me lastimara, quien me lastimara, yo solo quería sanar y ese día lloré como un niño la muerte de mí padre, lloré como un niño por muchas cosas que me habían lastimado, llore como un niño y desgarré mí corazón delante de Dios y Dios me sanó y mí vida no ha sido la misma desde ese día. Yo quiero invitarte en este día a que hagas un diagnóstico de tu propio corazón, que mires muy adentro y que si reconoces que hay áreas en tu vida que no están bien, que analices; que posiblemente no has sanado; si hay áreas en tu vida que no has podido cambiar, que analices que sucedió que no has perdonado, que sucedió que no te has perdonado a ti mismo, que sucedió que has aprendido a lidiar con ello, a sobrevivir, pero que no has sanado aún, no has derramado esa situación delante de Dios, para que Él te sane. Romanos 5: 5 dice: “Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor. Dios quiere sanarte, Dios quiere salvarte, Dios quiere darte vida eterna, Dios quiere sanar cada área de tu vida al llenar tu corazón con su amor. Así que toma la decisión en este día de entregarle tu vida a Él, y comenzar una nueva vida. El padre le escribió al hijo en Proverbios 4: 20 - 21: “Hijo mío, presta atención a lo que te digo. Escucha atentamente mis palabras. No las pierdas de vista. Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón…” Tome la disciplina de leer la Palabra, de atesorar la Palabra de Dios, de dejar que la Palabra de Dios llegue a lo profundo de nuestros corazones, porque solo así, guardaremos nuestros corazones y no permitiremos que nada ni nadie, nos limite de declarar que: NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO