Básico y Profundo 20

Entristeciendo Al Espíritu Santo

By Richard Martínez, Pastor Principal, December 17, 2023

INTRODUCCION

Hemos hablado en esta sección de nuestra serie de mensajes del Espíritu Santo, y por supuesto que nos quedamos cortos en cuanto a todo lo que podemos hablar con respecto a Ėl.

Pero hoy en particular quiero hablar de una de las cosas que menos hablamos con relación al Espíritu Santo, y es el

cómo podemos entristecerlo.

MENSAJE

La Influencia Del Espíritu Santo En Mi Vida

Muchas veces podemos tomar decisiones en las que no medimos las consecuencias y una de esas consecuencias que muchos cristianos no miden es la de cómo podemos entristecer al Espíritu Santo.

En Efesios 3: 16 Pablo le expresa a los efesios: “Pido en oración que, de sus gloriosos e inagotables recursos, los fortalezca con poder en el ser interior por medio de su Espíritu. Pablo oraba de esta manera, porque es por medio del Espíritu Santo, que ellos podrían echar raíces profundas en el amor de Dios; comprender cuán ancho, cuan largo, cuan alto y cuan profundo es el amor de Cristo; serían completos con la plenitud y el poder que proviene de Dios”.

Con este principio en mente es que en Efesios 4: 1 él les exhorta a que: lleven una vida digna y comienza a dar un sinnúmero de ejemplos de lo que significa el llevar una vida digna y les dice cosas como: sean humildes, pacientes, busquen la madurez, etc. Pero en los

  1. 17 - 24 les dice: “Con la autoridad del Señor digo lo siguiente: ya no vivan como los que no conocen a Dios, porque ellos están irremediablemente confundidos. 18 Tienen la mente llena de oscuridad; vagan lejos de la vida que Dios ofrece, porque cerraron la mente y endurecieron el corazón hacia él. 19 Han perdido la vergüenza. Viven para los placeres sensuales y practican con gusto toda clase de impureza. 20 Pero eso no es lo que ustedes aprendieron acerca de Cristo. 21 Ya que han oído sobre Jesús y han conocido la verdad que procede de él, 22 desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño. 23 En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. 24 Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo”.

Pablo les explica que, ya que tienen al Espíritu Santo, debían vivir una vida digna, no como viven los que no conocen a Dios, porque los que no conocen a Dios, tienen la mente llena de oscuridad y vagan lejos de la vida que Dios ofrece.

Pero añade que para vivir una vida diferente a los que no conocen a Dios,

debemos dejar que el Espíritu Santo renueve nuestros pensamientos y actitudes.

Más adelante él añade en el

  1. 30: No entristezcan al Espíritu Santo de Dios con la forma en que viven. Recuerden que él los identificó como suyos, y así les ha garantizado que serán salvos el día de la redención.

Él nos explica que las decisiones que tomamos pueden entristecer al Espíritu Santo y esto debe ser algo que no debemos ignorar, porque las consecuencias son devastadoras.

Por eso meditemos en esto:

  • ¿Cuándo fue la última vez que le pedimos al Espíritu Santo que nos renueve nuestros pensamientos y actitudes?
  • ¿Cuándo fue la última vez que le oramos al Espíritu Santo y le dijimos algo como: “Espíritu Santo, tú conoces lo que estoy pensando, cómo estoy actuando y como estoy viviendo, y que eso está afectando mi vida, mi matrimonio, mi familia y a los que amo. Por eso, te pido que me renueves mis pensamientos y mis actitudes”.

Esto es una oración que todos deberíamos hacer frecuentemente. Al orar, deberíamos preguntarnos:

  • ¿Estoy bendiciendo o afectando a aquellos que amo con la manera en que pienso, la manera en que actúo y la manera en que vivo?
  • ¿Estoy honrando o entristeciendo al Espíritu Santo con la manera en que pienso, la manera en que actúo o la manera en que vivo?

¿Por qué deberíamos hacer esta oración?

Porque:

  1. La manera en que pienso, determina la manera en que actúo.
  2. La manera en que actúo, determina mis decisiones o la manera en que vivo.
  3. La manera en que vivo determinará mi futuro y el de los que me rodean y amo.

Las Consecuencias De Entristecer Al Espíritu Santo

Ahora bien, el problema de entristecer al Espíritu Santo no es que el Espíritu Santo es depresivo o débil. Por ejemplo, cuando pensamos, actuamos y vivimos de manera que no le agrada, no es que Él está llorando en una esquina, rogándonos que nos portemos bien.

Sino que cuando nos dice en

Efesios 4: 30: No entristezcan al Espíritu Santo con la forma en que viven…

Lo que significa es que mientras más vamos entristeciendo al Espíritu Santo con la forma en que pensamos, actuamos y vivimos, esto sigue callando nuestra conciencia y esto nos lleva a ignorar al Espíritu Santo en nuestras vidas y mayores son las consecuencias que enfrentamos.

Para ilustrar esto podemos ver como el Rey David, que compuso tantos salmos, y tuvo tantas experiencias con Dios, y, aun así, nos dice 2 Samuel 11 que el rey David, vio a una mujer que se estaba bañando, y cuando preguntó por aquella mujer, le dijeron en el

  1. 3: “…Es Betsabé, hija de Eliam y esposa de Urías el hitita”.

Claramente, le dijeron a David que la mujer era casada con uno de los hombres que estaban en la guerra, que era hija de Eliam y nieta de uno de sus hombres de confianza. Esto debió haber llevado a David a desistir. Pero no, al contrario, mandó a callar su conciencia y el consejo de los que lo rodeaban e insistió en lo que sus deseos demandaban. Esto es precisamente lo que Pablo enseñaba en Efesios 4, que mientras más obedecemos a la carne y lo que dicta nuestros deseos y pensamientos, más entristecemos al Espíritu Santo, más lo callamos y al final las consecuencias que enfrentamos son devastadoras.

Esto fue lo que hizo David, hasta el punto que se acostó con ella, y al tiempo ella le informa que estaba embarazada; pero David había callado tanto su conciencia y la voz de Dios en su vida, que en vez de arrepentirse y confesar su pecado, mandó a buscar al esposo de Betsabé para encubrirse. Pero cuando eso no funcionó, porque el hombre era leal y no quiso llegar a su casa mientras sus compañeros estaban en la guerra, David lo envió al frente de la batalla para que lo asesinaran, y así él poder quedarse con su esposa y con su reputación. Por esa razón es que Dios envía luego al profeta Natán a confrontarlo y el hijo que David tendría con Betsabé, murió.

La razón por la que utilizo este ejemplo es porque así nos puede suceder a cualquiera de nosotros, aunque el ejemplo de David puede verse extremo, el peligro es que cuando callamos, o cuando entristecemos al Espíritu Santo no hay límites hasta donde podemos llegar, porque si este hombre que componía salmos a Dios, que Dios lo llamaba su amigo, pudo callar la voz de Dios en su vida, para ir en un espiral de autodestrucción.

¿Qué nos hace pensar a nosotros que no nos puede suceder lo mismo cuando entristecemos o callamos al Espíritu Santo en nuestras vidas?

¿Qué nos hace pensar que no podemos llegar a entristecer e ignorar al Espíritu Santo en nuestras vidas al punto de sabotear nuestro futuro y afectar nuestra vida y la de los que nos rodean?

¿Se imagina todo lo que se necesita para callar y entristecer al Espíritu Santo en nuestras vidas?

Por ejemplo, la Biblia nos enseña en Romanos 8: 6 que el permitir que el Espíritu nos controle la mente lleva a la vida y a la paz.

  • En el v. 11 nos dice que; El Espíritu de Dios, quien levantó a Jesús de los muertos, vive en nosotros.
  • En el v. 15 que: el Espíritu de Dios nos adoptó como sus propios hijos.
  • En los v. 16 - 17 nos dice que: su Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios y herederos de Dios.
  • En el v. 26 nos dice que: el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad y ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
  • En el v. 27 nos dice que: el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, en armonía con la voluntad de Dios.

¿Acaso puede ver cuanto nos ama el Espíritu Santo?

Lo que significa que para callarlo, entristecerlo y apagarlo, se necesita mucho más que solo un pecado o un error ocasional, si no estamos andando conforme a la voluntad de Dios, no es porque el diablo nos tentó y caímos, si no sentimos la presencia de Dios, no es porque el Espíritu Santo nos dejó o porque cometimos un error, si no es porque insistimos en callar al Espíritu Santo en nuestras vidas, con la forma en que pensamos, actuamos y vivimos.

Lo que podemos resumir entonces es que el entristecer al Espíritu Santo, es el ignorar el amor, la dirección, la voz, su consejo en nuestras vidas, para darle lugar a los deseos de la carne y lo que queremos hacer que va en contra de la voluntad de Dios.

Sin embargo, el Apóstol Pablo no nos está tratando de mostrar como no entristecer al Espíritu Santo, más bien cuando analizamos Efesios 4, 5 y 6 nos damos cuenta de que lo que él está mostrando es que ahora, que tenemos al Espíritu Santo, somos llamados a vivir una vida de obediencia a Dios. Porque una vida de total obediencia a Dios, no solo nos lleva a no entristecer al Espíritu Santo, sino que nos dirige a cómo llevar nuestras vidas, matrimonios y familia en el orden de Dios, nos da la autoridad para mantenernos firmes contra los ataques del enemigo y nos permite disfrutar la bendición de Dios.

CONCLUSION

El Espíritu Santo En Nuestra Debilidad

Por eso veamos lo que Dios le dice a David por medio del profeta Natán en

2 Samuel 12: 7-12 “Yo te ungí rey de Israel y te libré del poder de Saúl. 8 Te di la casa de tu amo, sus esposas y los reinos de Israel y Judá. Y si eso no hubiera sido suficiente, te habría dado más, mucho más. 9 ¿Por qué, entonces, despreciaste la palabra del Señor e hiciste este acto tan horrible? Pues mataste a Urías el hitita con la espada de los amonitas y le robaste a su esposa. 10 De ahora en adelante, tu familia vivirá por la espada porque me has despreciado al tomar a la esposa de Urías para que sea tu mujer”. 11 »Esto dice el Señor: “Por lo que has hecho, haré que tu propia familia se rebele en tu contra. Ante tus propios ojos, daré tus mujeres a otro hombre, y él se acostará con ellas a la vista de todos. 12 Tú lo hiciste en secreto, pero yo haré que esto suceda abiertamente a la vista de todo Israel”.

Dios le mostró a David como le había dado su favor, su amor, su bendición y como él menospreció todo eso, por darle lugar a lo que sus pensamientos demandaban y cómo esos pensamientos lo llevaron a actuar y eventualmente a traer devastación a su vida.

El problema es que aunque David se arrepintió; aun así, nos dicen los

  1. 13 - 17: “Entonces David confesó a Natán: —He pecado contra el Señor. Natán respondió: —Sí, pero el Señor te ha perdonado, y no morirás por este pecado. 14 Sin embargo, como has mostrado un total desprecio por la palabra del Señor con lo que hiciste, tu hijo morirá. 15 Después que Natán regresó a su casa, el Señor le envió una enfermedad mortal al hijo que David tuvo con la esposa de Urías. 16 Así que David le suplicó a Dios que perdonara la vida de su hijo, y no comió, y estuvo toda la noche tirado en el suelo. 17 Entonces los ancianos de su casa le rogaban que se levantara y comiera con ellos, pero él se negó”.

David suplicó, rogó, se arrepintió, clamó y ayunó, pero aun así, tuvo que enfrentar las consecuencias de callar el consejo de Dios para su vida.

Del mismo modo, les sucede a los que apagan y entristecen al Espíritu Santo, que no se percatan, en el momento, del grave error que están cometiendo, y cuando llegan las consecuencias, cuando llegan los problemas, cuando llegan las pruebas, se sienten solos, vacíos, en amargura y no es porque el Espíritu Santo los haya dejado, sino porque lo entristecieron con la manera en que piensan, actúan y viven.

David se dio cuenta de lo terrible que es vivir sin la llenura del Espíritu Santo en su vida, por eso es que más adelante se arrepiente de su pecado, y en el

Salmo 51: 7 - 11 oraba a Dios, diciendo: “Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. 8 Devuélveme la alegría; deja que me goce ahora que me has quebrantado. 9 No sigas mirando mis pecados; quita la mancha de mi culpa. 10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí. 11 No me expulses de tu presencia y no me quites tu Espíritu Santo”.

No debe haber nada más devastador que sentir que nuestras decisiones, nuestra manera de pensar, de actuar y de vivir, no solo nos han llevado a enfrentar consecuencias devastadoras, sino que en el proceso hemos entristecido al Espíritu Santo en nuestras vidas y nos sentimos vacíos.

Esto debe llevarnos a un profundo dolor, a una profunda necesidad y desespero de sentir la llenura del Espíritu Santo. Inclusive si usted piensa que no ha sentido la presencia de Dios, que se siente vacío, apagado, indiferente, esto no se debe a la iglesia, no es que no hay poder de Dios en la congregación, no es que la alabanza no nos anima lo suficiente, tal vez tenemos que preguntarnos, si posiblemente hemos entristecido al Espíritu Santo con la manera en que pensamos, actuamos y vivimos, si es posible que lo hayamos entristecido con nuestras decisiones.

Y si usted siente que necesita más del Espíritu Santo, que como David le quiere decir a Dios, no me quites tu Espíritu Santo, dame más de tu Espíritu Santo. Ore como oró David, diciendo: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí. No me expulses de tú presencia y no me quites tu Espíritu Santo”. Y luego adórelo.

Si usted no ha declarado a Cristo como su Señor y Salvador, hoy usted también puede venir a Él y pedirle en oración como oró David, y decirle “Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. 8 Devuélveme la alegría; deja que me goce ahora que me has quebrantado. 9 No sigas mirando mis pecados; quita la mancha de mi culpa. Y sálvame en este día, rescata mi vida, te entrego mi vida y mi corazón”.

Tenemos que quitarnos de la cabeza que Dios está esperando a que le fallemos para quitar al Espíritu Santo de nosotros, Él nos selló con el Espíritu Santo, no para que nos sintamos vacíos, no para que lo callemos, no para que lo entristezcamos, sino para que podamos ver cuanto Él nos ama y para confirmar que somos sus hijos. Por esa razón es que yo no me cansaré de hacer todo lo que este a mi alcance, por uno más, para alcanzar a uno más, bendecir a uno más y discipular a uno más, hasta que todos declaren que

NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO